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Perspectivas sobre las relaciones entre China, India, Japón y Estados Unidos en el siglo XXI.


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2015  •  Ensayo  •  3.357 Palabras (14 Páginas)  •  188 Visitas

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Trabajo Final Seminario de Oriente.

Perspectivas sobre las relaciones entre China, India, Japón y Estados Unidos en el siglo XXI.

Introducción

En los últimos 20 años desde la caída de la Unión Soviética y la globalización de la economía el sudoeste asiático ha sufrido grandes cambios sociales y económicos, que lo perfilan como el escenario de grandes conflictos en el siglo XXI a través de la búsqueda de recursos energéticos y de materias primas. Este proceso de confrontación, según esta visión, estaría dada por tres potencias regionales: China, India, Japón y los Estados Unidos como potencia hegemónica quienes  podrían llegar a tener enfrentamientos través de conflictos armados directos e indirectos, guerras comerciales. A través de este trabajo me propongo demostrar que tales planteos son exagerados, ya que una mayor interdependencia económica y financiera entre estos países producto de la globalización y la integración a organismos internacionales disminuyen considerablemente la posibilidad de grandes conflictos como los que se dieron a lo largo del siglo XX y la resolución de problemas se dará en el marco de negociaciones y acuerdos entre las partes.

El informe abordara en primer lugar la situación regional en el marco de la Guerra Fría (1945-1989-91) la conflictividad entre India, China, Japón y las intervenciones de Estados Unidos en la región y su relación con estos países.

Luego se analizara los cambios y continuidades en la región después de 1989 y la integración de la zona al proceso de globalización con la apertura de las economías y un mayor dinamismo de los flujos comerciales y de inversión.

Se tratara de ver como los conflictos sin resolver: limítrofes, comerciales y políticos pueden generar o no,  problemas regionales de mayor complejidad.

La importancia del tema radica en la importancia geopolítica que jugaran estos países en el siglo XXI como economías emergentes que buscan consolidarse como países desarrollados demandantes de materias primas mayoritariamente en el sector energético y alimenticio y el significado que tiene para Argentina y Latinoamérica como uno de los principales proveedores de un mercado que abarca cerca de un 40 % de la población mundial.

Contexto regional durante la Guerra Fría (1945-1989-90)

Desde el fin de la segunda guerra mundial Japón se consolido como un aliado regional clave junto con Australia en el marco de la Guerra Fría con la instalación de bases militares y en 1951 con el otorgamiento de la formación de una fuerza de autodefensa, la prohibición de desarrollar armas nucleares y el compromiso de no destinar más del 1% de su PBI al sector de la defensa a cambio recibió la apertura del mercado estadounidense para los productos japoneses en el marco del proceso de recuperación económica conocido como “milagro japonés” y a su vez Japón conto con la protección contra la amenaza soviética y pudo evitar el destinar gran parte de su presupuesto a la defensa. En la década del 80 se transforma en la segunda economía del mundo y en el principal financiador de deuda pública estadounidense junto con Alemania Occidental. La posición de Japón en la economía y en la red militar estadounidense de la Guerra Fría estableció lazos muy fuertes de dependencia política que aún perduran. Washington ha modelado su sistema político y promovió el surgimiento de elites pro-estadounidenses y del Partido Liberal Demócrata que ha tenido el monopolio del poder por más de 50 años. La política estadounidense se emparentaba en ciertos aspectos a la de la URSS en Europa central y oriental. Sin embargo, contrariamente a la URSS, Estados Unidos estableció en Asia oriental un pacto informal que fue económicamente beneficioso para sus aliados dependientes. A cambio de la garantía de una presencia militar indefinidamente aceptada, dio a Japón y a Corea del Sur un acceso comercial preferencial al mercado interno estadounidense y toleró (contrariamente a lo hecho, por ejemplo, con América Latina), políticas económicas proteccionistas y mercantilistas.

Esa política descansaba en dos postulados. El primero suponía que las economías empobrecidas de Asia oriental jamás estarían en condiciones de competir con Estados Unidos. El segundo consideraba que el crecimiento económico permitiría alejar a los pueblos asiáticos del socialismo, del neutralismo y del comunismo. Como es sabido, el desarrollo económico nipón fue fulgurante, y propulsó a Japón al segundo lugar mundial a fines de la década de 1970.

En la década siguiente la competencia de las manufacturas japonesas afectó al tejido industrial estadounidense, consecuencia inesperada del pacto de posguerra. El costo fue enorme para la economía estadounidense, como prueban los crecientes déficits comerciales de los años 1980 y 1990 (81.000 millones de dólares en 2000). De allí los ásperos conflictos comerciales de esas décadas y los arreglos bilaterales monetarios, muchas veces contrarios a los intereses japoneses.

A mediados de los años ’80, Japón se convertía en el primer acreedor mundial, mientras Estados Unidos se transformaba en el primer deudor. Esta inversión de papeles debería haber implicado un nuevo reparto de cartas entre ambos jugadores. Pero nada de ello ocurrió. Al contrario, ambos países aumentaron su mutua dependencia. Luego del crack de 1987 en Wall Street, Japón se apresuró a salvar la bolsa de Nueva York comprando grandes cantidades de títulos estadounidenses y evitando así un pánico de gran alcance. Además, los importantes flujos financieros japoneses en dirección de Estados Unidos permitieron a este país paliar el bajo nivel de ahorro interno, financiar déficits crecientes que normalmente hubieran exigido dolorosos costos de ajuste y mantener un sistema financiero exuberante.

En caso de China desde la expulsión de Japón de su territorio  durante la segunda guerra mundial y la instauración de la República Popular en 1949. Siempre ha estado vinculada a conflictos bélicos. En 1950-1953 participo en forma indirecta enfrentándose a los Estados Unidos, Corea del Sur y una coalición de la O.N.U formada por 15 países. En esta guerra China perdió 500.000 hombres. Y mantuvo su esfera de influencia en Corea del Norte. En 1962  a partir de junio hasta noviembre se enfrentaron contra India. Una frontera disputada en el Himalaya tuvo como escenario regiones estériles y desoladas. Participaron contingentes de tropas reducidos y se terminó en menos de dos meses con la victoria china y la reafirmación de su soberanía sobre el área en disputa. En 1979 de enero a marzo desarrollo un enfrentamiento contra Vietnam a raíz de su intervención en Camboya con el apoyo de la Unión Soviética. El conflicto solo llego a ser una muestra de la fractura en la relaciones sino-soviéticas, ya que el conflicto no tuvo grandes repercusiones en lo material y territorial por su duración. Salvo este episodio bélico hasta fines de los sesenta mantiene una  política de hostilidad hacia occidente. Esto cambia con la ruptura con la Unión Soviética y el levantamiento del embargo comercial estadounidense y la visita de Richard Nixon en 1971. Esta nueva relación diplomática junto con las reformas económicas llevadas a cabo por Deng Xiaoping en 1978 propiciaron la apertura de china al bloque occidental en materia política y económica: durante la década del ochenta recibió la visita de los presidentes Reagan (1984) y Bush (1989) que promovieron la apertura comercial  y con una estrategia de industrialización orientada a las exportaciones alcanzo una tasa de crecimiento, que supero en promedio el 10% anual.

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