Politicas

Es necesario replantear el proceso de crecimiento y desarrollo aprovechando los diferentes avances que se han producido en la gestión macroeconómica en este inicio de siglo, esencialmente en la aplicación de políticas públicas encaminadas a mejorar la situación de algunas ciudades como Sincelejo, que a pesar de los años, su estructura social económica y política presenta un gran retroceso. Los avances tras el proceso de globalización no han sido suficientes para impulsar el desarrollo en el ámbito local de esta zona del país, de modo que se hace necesario un nuevo enfoque que rescate la identidad local con sus rasgos culturales propios y mecanismos que fortalezcan el tejido de la sociedad.

Sociedad que con el paso de los años ha perdido credibilidad en sus gobernantes y sus propuestas de mejoramiento y bienestar, esto producto del denominado “Folclore de la corrupción” el cual afecta de manera decisiva la forma como los ciudadanos manejan sus vidas privadas y como juzgan los esfuerzos de su gobierno para consolidar la Nación y promover el desarrollo. Actualmente, los sincelejanos padecen del "folclore de la corrupción" del que habló Gunnar Myrdal hace casi treinta años. Esta Cuidad afronta Problemas de orden público, déficit ocupacional, inseguridad, protuberantes fallas en el sistema de salud y transporte, deficiencias en los servicios públicos, específicamente de agua y de luz, así como también el injustificado cobro de tarifas prohibitivas para los estratos altos y bajos, sobre todo el uno y el dos; todo esto originado principalmente por los malos manejos administrativos de los gobernantes que año tras año son elegidos.

Pero ¿por qué Sincelejo se quedó tan rezagada? ¿Por qué su localización territorial privilegiada no ha sido factor desencadenante de desarrollo? ¿Por qué a tan corta distancia del Golfo de Morrosquillo no ha generado Sincelejo un polo de desarrollo de la infraestructura turística y portuaria? Estos interrogantes son planteados día a día por los habitantes e instituciones sincelejanas, en donde se hace necesario dirigentes comprometidos dispuestos a plantear políticas encaminadas al mejoramiento y bienestar de sus habitantes, gobernantes que conozcan realmente las problemáticas y establezcan los mecanismos para la participación ciudadana, dispuestos a trabajar en pro del desarrollo y crecimiento, y sobre todo líderes que no hagan uso indiscriminado de los recursos y regalías pertenecientes a la ciudad.

Se hace necesario un cambio de conciencia que impulse la elección de nuevos líderes, comprometidos con un desarrollo económico eficiente y social que genere y propicie un equilibrio para que las políticas públicas se hagan sostenibles en el ámbito social y económico.

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