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Por qué se portan así los niños pequeños


Enviado por   •  14 de Agosto de 2014  •  Tesis  •  513 Palabras (3 Páginas)  •  175 Visitas

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Por qué se portan así los niños pequeños

Estás en el parque con tu hijito, y cuando menos te lo imaginas, tu angelito le pega un manotazo al amiguito con el que está jugando.

Por más que te asombre (a ti y a quienes lo observen) el comportamiento agresivo de tu niño pequeño, es importante que sepas que es parte de su desarrollo normal. Los niños pequeños todavía están desarrollando sus habilidades lingüísticas, tienen un fuerte deseo de hacerse independientes, y a la vez no poseen aún la capacidad de controlar sus impulsos, por eso son tan susceptibles a reaccionar físicamente.

Un cierto grado de agresiones a través de golpes y mordiscos, es completamente normal, porque los niños que tienen alrededor de 2 años, se enfocan demasiado en ellos mismos. Es normal que el comportamiento de tu niño te avergüence y te preocupe. Sin embargo, eso no significa que estés criando a un niño que será un abusón más adelante.

Es importante recordarle a tu hijito constantemente que los comportamientos agresivos son inaceptables, y enseñarle otras formas de expresar sus sentimientos. Eso le ayudará a controlar sus impulsos y a convivir con otros.

Qué hacer

Actúa de inmediato. Procura responder inmediatamente siempre que tu hijo se ponga agresivo. No esperes a que le pegue por tercera vez a su hermanito para decirle: "¡Ya basta!" (especialmente cuando le has llamado la atención unas 10 veces en la última hora). Tu niño tiene que saber en seguida que ha hecho algo malo. Apártalo de esa situación conflictiva y castígalo dejándolo solo por unos minutos (a esta edad, unos segundos de castigo pueden ser suficientes).

La idea es que empiece a asociar su comportamiento a la consecuencia. O sea, se dará cuenta de que si golpea o muerde, termina solito.

Responde con consecuencias lógicas. Si tu hijo empieza a tirarles arena o juguetes a otros niños en el parque, apártalo, siéntalo a tu lado y explícale que podrá volver a participar cuando esté listo para jugar sin hacer daño a otros niños.

Mantén la calma. No importa lo enojada que estés, trata de no gritarle, ni pegarle a tu niño. Si le gritas, le pegas o le dices que es un niño malo, en lugar de refrenar su comportamiento, lo único que lograrás es enojarlo más y darle más ejemplos de cómo ser agresivo. Si, por otro lado, tu hijo observa cómo te controlas tú, ese será el primer paso para que aprenda a controlar su propio temperamento.

Disciplínalo con constancia. Siempre que sea posible, responde a cada episodio de agresividad de la misma forma que lo hiciste la última vez. Al responder de forma predecible ("Has mordido otra vez a Miguel, eso significa que otra vez te tienes que sentar solito"), enfatizas un patrón que tu hijo aprenderá a reconocer y a esperar. Con el tiempo entenderá

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