Presa Francisco I. Madero
Enviado por painwarrior • 4 de Abril de 2014 • 1.090 Palabras (5 Páginas) • 1.033 Visitas
MICROHISTORIA REGIONAL PRESA FRANCISCO I. MADERO,
ROSALES, CHIHUAHUA
Fue el Presidente Plutarco Elías Calles quien hizo realidad el febril sueño del Ingeniero y General Ignacio Carlos Enríquez, tres veces gobernador del Estado, de transformar en Vergel el desierto que se enseñoreaba en ésta región a través de la utilización del agua de la Boquilla para el riego agrícola fundando el distrito de riego 05.
Ellos sembraron la semilla que en 1933 germinó en el nacimiento de la ciudad agrícola de Delicias, población que surgió como un espejismo en medio de la oscuridad, del páramo, del insondable desierto.
Atrás habían quedado también los rencores de la lucha Cristera, Lázaro Cárdenas había devuelto el petróleo al pueblo de México y Manuel Ávila Camacho era el Presidente de la República.
Fue entonces cuando se inició la construcción de una de las más grandes obras hidráulicas del Estado, la presa Francisco I. Madero, teniendo su asiento en el municipio de Rosales, la casa del Benemérito de las Américas. El ingenio y la inventiva populares siempre oportuno y acertados, pronto le cambiarían el nombre oficial del padre de la democracia mexicana, rebautizándola como presa “Las Vírgenes” en recuerdo del rancho que con ese nombre existía donde hoy está su vaso, que quedó sepultado junto con el pueblo de San Lucas, al que se le buscó nuevo asiento en el municipio de Meoqui.
En el año de 1941 un grupo de ingenieros y obreros al mando del Ingeniero Enrique Rubio Castañeda, se dan a la tarea de iniciar esta monumental obra, desgajando cerros, pulverizando enormes rocas, venciendo a la naturaleza esquiva y reacia, obedeciendo el proyecto del Ingeniero Ignacio Cobo. Su principal objetivo era el de regularizar el régimen del río San Pedro, para aprovechar sus aguas en el riego de la tierra al norte de dicha corriente complementando el desarrollo del distrito 05.
Al principio fueron decenas de peones, obreros, operarios, mecánicos, torneros, después se contaban por millares los que se concentraron en un campamento levantado a un lado de la construcción, llegando a habitarlo más de 2000 personas que se asentaron junto con sus familias.
El campamento funcionaba como una verdadera ciudad pues en él se prestaban servicios de atención hospitalaria, alimenticia, educativa y de vivienda y contaba con servicios de electricidad y agua entubada. Había también talleres mecánicos y de torno donde se reparaban los vehículos de transporte y se elaboraban las piezas de acero necesarias para el levantamiento de la obra.
Eran tiempos difíciles en donde la pobreza era compañera permanente y el peón mejor pagado sólo llegaba a ganar 2.40 pesos al día. El campamento, todo bullicio y actividad era alimentado en un restaurante atendido por cocineros chinos bajo la guía y la mirada atenta de las dueñas de la sazón, tres señoras de nombre María, famosas como las tres marías.
El platillo más común por lo barato y la abundancia de pescados era un rico caldo de guisado con papas, chile piquín y harina para que espesara. Con el pasar de los días, de los meses, de los años, ese manjar llegó a alcanzar el paladar de los habituales comensales quienes le empezaron a decir caldo odioso nombre derivado en caldo de oso, como hoy es universalmente conocido.
Fueron
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