Primera Guerra Mundial
Enviado por IsysAntoniaaa • 24 de Junio de 2013 • 5.149 Palabras (21 Páginas) • 286 Visitas
CAUSAS, ORIGENES Y DECLARACION DE LA GUERRA.-
CAUSAS DEL CONFLICTO :
Las causas del conflicto venían desde tiempo atrás, desde el siglo XIX, y eran básicamente de tres órdenes: diplomáticas, por la creciente tensión y rivalidad colonial (crisis marroquíes) y por los problemas crecientes de los nacionalismos balcánicos (crisis balcánicas); económicas, por la creciente industrialización de Alemania, Estados Unidos y Japón, que irritaba cada vez más a Londres y París, ya que suponía para Francia y Reino Unido pérdida de mercados; psicológicas, pues existiría una gran psicosis colectiva por una guerra en Europa, alentada por el creciente nacionalismo y militarismo reinantes en el continente.
- Factores de rivalidad política y militar.
Un primer hecho destacado es la competencia naval entre Inglaterra y Alemania. El Reino Unido había sido la potencia marítima indiscutible del siglo XIX, pero con la subida al trono de Guillermo II, Alemania, se lanza a una weltpolitik para la que necesita un apoyo naval importante y acomete la urgente construcción de una moderna marina de guerra. El choque entre ambas potencias se pone de manifiesto en todas las conversaciones bilaterales que tienen lugar en la etapa y es incluso una de las causas de que no lleguen a una alianza en los primeros años del siglo XX. En un lugar muy destacado hay que situar igualmente los nacionalismos de la región balcánica, así como la rivalidad de Austria-Hungría y Rusia, que pretendían tener el mayor número posible de Estados en la zona dentro de sus respectivas órbitas de influencia. En el imperio austro-húngaro existe, por otra parte, gran diversidad de habitantes, algunos de los cuales reclaman desde antiguo autonomía o independencia como checos, croatas, servios, bosnios, etc. Éste es un factor desestabilizador del imperio que Serbia y Rusia no dejan de fomentar y apoyar, dando refugio a los autonomistas. Estos dos países, aliados entre sí, que aspiran a ser líderes desde ámbitos distintos del paneslavismo balcánico, presentan por diversos motivos una gran rivalidad con los austro-húngaros; éstos, a su vez, intentan en todo momento restar influencia a Rusia y destruir a los serbios que, además, pretenden engrandecer su país hacia el Adriático y hacia el sur. Dentro de la zona existen otros motivos de rivalidad, como el revanchismo búlgaro, las disputas fronterizas entre Albania y Grecia, los deseos del irredentismo italiano, etc. Elemento nacionalista, aunque de signo distinto, es el anhelo de los polacos por lograr de nuevo la unidad y que, una vez más, distancia a Rusia y Austria-Hungría. Falta por citar dentro de este epígrafe la rivalidad franco-alemana, por el deseo francés e recuperar Alsacia y Lorena, revanchismo que aún no ha muerto. Por otro lado, están los afanes expansionistas de Guillermo II, que quiere encabezar a todos los alemanes con una idea pangermanista. Los elementos analizados han contribuido a que surgieran otros y especialmente a que se formaran unos bloques de alianzas bastante definidos y se produjese una carrera de armamentos, ya que, ante la previsión de guerra, los gobiernos y los militares quieren estar en las mejores condiciones para salir victoriosos del conflicto.
- Factores de rivalidad económica .
Son menos aceptados por los historiadores, al menos como factor determinante, excepto por los marxistas, pues por sí solos no hubieran creado la tensión suficiente, pero hay que aceptar que provocan rivalidades que, añadidas a las anteriores, conforman un ambiente de preguerra. En este campo es necesario hablar del crecimiento de la industria alemana, que sobrepasa con claridad a la británica, y mientras el Reino Unido mantiene una política de librecambio los germanos aplican un proteccionismo económico a ultranza. Estos hechos y la rivalidad financiera por exportar capitales crean roces entre las potencias.
- Factores psicológicos de rivalidad .
En este campo pueden entrar las ideologías nacionalistas, paneslavistas, etc., pero su puesta en práctica ha sido analizada con anterioridad, por ello hay que destacar aquí la carrera de armamentos y fuerzas militares, tanto terrestres como navales, producto del ambiente prebélico existente, y especialmente los estados de opinión que se crean en la prensa y demás medios por parte de los militares y los gobiernos, para que la población se muestre favorable al alargamiento del servicio militar obligatorio y a las inversiones crecientes en armamento, con la correspondiente subida de impuestos. La prensa habla del riesgo de guerra y de las provocaciones del posible adversario, y hace invocaciones al nacionalismo y al patriotismo, hasta el punto de crear una opinión proclive a la guerra, cuya declaración provocó en algunos lugares grandes manifestaciones de apoyo. No es de extrañar el fracaso de los grupos pacifistas y en especial de los miembros de la II Internacional, cuyos intentos por detener la carrera hacia la contienda resultaron un fracaso. De igual modo fueron ineficaces los esfuerzos por pararla una vez iniciada por parte de algunos grupos y en especial de la Iglesia Católica y el Papa Benedicto XV.
DECLARACION DE GUERRA :
Los países meridionales del Imperio Austro-Húngaro sufrían una oleada de terrorismo promovido por los nacionalistas eslavos partidarios de formar la Gran Serbia. El atentado de Sarajevo (asesinato del heredero imperial, el archiduque Francisco Fernando y su esposa, el 28 de junio de 1914) levantó una reacción de protestas en Austria, exigiendo responsabilidades a Serbia. El gobierno austriaco pensaba que una guerra contra Serbia sería corta y no implicaría una generalización del conflicto en Europa.
Además, contaba con el respaldo popular en todas las regiones del Imperio menos en Hungría. Los húngaros pensaban que una futura anexión de Serbia inclinaría la balanza del Imperio para la mayoría eslava, frente a la mayoría magiar del momento, que contaba con privilegios constitucionales iguales a los de los países alemanes. En Berlín se evitaba desde hacía años una guerra entre Austria-Hungría y Serbia, aunque en 1914 Guillermo II cambió de opinión, pues Alemania veía crecer con recelo la cohesión y el poderío de la Entente frente a la Triple Alianza. Especialmente preocupante era el creciente poderío industrial de Rusia, de modo que consideraba vital mantener la alianza con Austria-Hungría. Además, a Berlín le interesaba que, de producirse, la guerra austro-serbia fuera cuanto antes, con el fin de aprovechar la coyuntura psicológica favorable por la magnitud del atentado. San Petesburgo ordenó a Belgrado que no diese motivos a Viena.
No obstante, el Zar no toleraría de ninguna manera una guerra austro-serbia localizada. Estaba dispuesto a la guerra generalizada y confiaba
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