Regla de oro de las relaciones humanas

Regla de oro de las relaciones humanas

Las relaciones humanas son muy simples la medida enque nuestro mundo exterior entre en un sentido agradable con nuestro mundo nos llevara a una vida de profunda felicidad al igual que tranquilad.

La cabeza y el corazòn deben estar en completa armonia para que estas sean satisfactorias se trata de convivir en armonìa en bienestar tanto para ti como para la otra persona como el dicho de “no hacer al otro lo que no quieres recibir tu ”.

Siempre tiene que existir el respeto como algo primordial cada persona tiene su opiniòn y su verdad tenemos que aprender a ser pacientes tolerantes respetar las opiniones de cada uno y vivir en armonìa con nuestros semejantes

Las relaciones humanas son un habito que lo debemos dominar y nos llevara a la victoria y asi conseguimos lo siguiente:

Conseguimos que los demás se sientan más a gusto

Nosotros mismos nos sentimos mejor

Nuestra buena voluntad hacia los demás se nos devuelve con intereses

“Trata a los demás como quieres que te traten”

En ese principio de conducta, hay dos cosas importantes: el trato que uno requiere de los demás y el trato que uno está dispuesto a dar a los demás.

a) El trato que uno requiere de los demás.

El deseo común es a recibir un trato sin violencia y a reclamar ayuda para mejorar la propia vida. Esto es válido aún entre los más grandes violentos y explotadores que piden la colaboración de otros para sus intereses injustos. El trato requerido es independiente del que se está dispuesto a dar a los demás.

b) El trato que uno está dispuesto a dar a los demás.

Se suele tratar a los otros utilitariamente como se hace con los objetos, con las plantas y con los animales. No hablamos del trato exagerado y cruel porque, después de todo, no se destruye a los objetos que se desea utilizar. En todo caso, se cuida de ellos, siempre que rindan alguna utilidad hoy o mañana.

Sin embargo, hay algunos “otros”: son los llamados “seres queridos”, en los que su sufrimiento y su alegría nos produce fuertes conmociones. En ellos se reconoce algo de uno y se los tiende a tratar del modo en que se quisiera ser tratado. Hay pues una diferencia entre los seres queridos y aquellos otros en los que uno no se identifica.

c) Las excepciones.

Con referencia a los “seres queridos”, se tiende a darles un trato de ayuda y cooperación. También sucede con aquellas personas extrañas con las que nos identificamos, porque la situación en que el otro se encuentra hace recordar la propia situación, o porque se especula y el otro podría “ser de ayuda” para uno. En todos estos casos se trata de situaciones particulares donde no son iguales todos los “seres queridos” y no nos referimos a todos los extraños.

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