Reseña Manifiesto del Partido Comunista

Manifiesto del partido comunista. Reporte

“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases”. Con esta frase abre el manifiesto y en ella queda enmarcado el propósito de dicho texto.

Para los autores, el motor que ha movido a la humanidad entre los diversos sistemas sociales que se han establecido a lo largo de historia es la contraposición entre los más distantes estratos sociales. Esclavos y amos, plebeyos y patricios, señores feudales y sus siervos, se han confrontado en su búsqueda por mejorar la condición general de los menos favorecidos, rompiendo obligadamente con ello también el orden establecido nada menos que por la clase dominante.

Sin embargo, en el declive del feudalismo la clase dominada no ha modificado sus condiciones de existencia, y únicamente se ha sustituido a la clase dominante, señores feudales por capitalistas.

El capitalismo como nuevo orden dominante encontró su ascenso en la llamada globalización del mundo. Nuevos mercados al sur y oriente de Europa, así como la “ampliación” del mundo con el descubrimiento de América dieron a la entonces naciente burguesía el impulso necesario para acelerar la producción de bienes y con ello un desarrollo de la navegación y la industria sin precedentes. El antiguo orden se volvió entonces insuficiente para poder cubrir las necesidades de una creciente población incorporándose al mundo civilizado y la producción artesanal se vio rebasada por la manufactura de los talleres industriales, para a su vez ser rebasada por una moderna producción industrial descansada en el desarrollo de máquinas que llegarían buscando eficientar los procesos productivos.

Es así como la burguesía finalmente logró obtener el poder político representado en un Estado que inculca, según Engels y Marx, los valores de la familia burguesa a la sociedad. Aun así, el capital se mueve a través del mundo despreciando el carácter nacional de las materias primas y llevando consigo productos provenientes de las partes más alejadas del lugar donde se establecen, creando necesidades que únicamente pueden ser satisfechas con aquellas exóticas mercancías. De esta manera, el capitalismo “ha ahogado el éxtasis religioso, el entusiasmo caballeresco  y el sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta”.

Su arma principal es la continua búsqueda de ir reduciendo cuanto es necesario en la elaboración de bienes, obligando intrínsecamente a todas las sociedades a adoptar su sistema de producción o perecer.

Por otro lado, la clase burguesa ha forjado un régimen de concentración, en el que se agrupa no sólo los medios de producción en unas pocas manos, también a la población en grandes ciudades, subordinando el campo a las concurridas urbes.

Los autores establecen que la burguesía en su incesante perfeccionamiento de los medios de producción y en general de la tecnología en su sed de beneficios ha sembrado su propia destrucción. Además, han creado la fuerza que los llevará a su caída, el proletariado quienes agrupados en los talleres industriales adquieren su conciencia de clase. Obreros al redor del mundo ahora pueden comunicarse y agruparse y con ello acrecentar su fuerza, contrastado con las clases dominadas de los antiguos sistemas. Estos hombres que se veían convertidos en una mercancía como cualquier otra, obligados a vender su fuerza de trabajo y atada también al mismo destino que el de las otras mercancías en un mercado competido. El costo del obrero quedaba reducido a los medios que le permitieran subsistir y reproducir su clase.

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