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Revolución Francesa


Enviado por   •  18 de Octubre de 2011  •  760 Palabras (4 Páginas)  •  393 Visitas

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LA REVOLUCIÓN FRANCESA

 

 

José Luis COMELLAS GARCÍA–LLERA

 

 

Historia breve del mundo contemporáneo.

Madrid, Rialp, 2007. Páginas 31–47.

 

 

 

 

 

 

[pág. 31] Siempre se ha concedido a la Revolución francesa una importancia incomparablemente mayor que a la Revolución americana. No solo porque Francia era el corazón del Antiguo Continente, que entonces asumía un protagonismo fundamental en el mundo; sino, porque, como después afirmó Tocqueville, «desbordó su propio espacio», es decir, no fue una revolución nacional, sino de vocación mundial: unió y separó a los hombres con indiferencia de su patria, un fenómeno que hasta entonces solo habían logrado las religiones. Desde entonces, ya no fue posible la neutralidad: o se estaba con la Revolución o contra ella.

 

Por otra parte, la revolución francesa, contrariamente a la americana, transformó las estructuras sociales y económicas, dio lugar a nuevos planteamientos generales de la organización y las formas de convivencia. Francia era, por otra parte, con sus 27 millones de habitantes, un país rico, poderoso, culto e influyente, tal vez el más influyente en el mundo occidental a fines del siglo XVIII, y todo lo que ocurriera en él tenía por fuerza que trascender.

 

Con todo, hay muchas corrientes historiográfícas que, sin restar un ápice de importancia a los hechos, tienden a matizar un tanto el «mito revolucionario». Ni el Antiguo Régimen era, concretamente en Francia, tan ominoso y opresor como se ha dicho.-ni existía ya por entonces un sistema feudal, ni la [pág. 32] justicia se aplicaba arbitrariamente; ni tampoco la Revolución vino a traer por de pronto un sistema de libertades generalizadas, ni cambió las estructuras socioeconómicas de la noche a la mañana. El proceso de cambios había comenzado antes y se consagraría más tarde; lo que significa la Revolución es un «impulso acelerado» en ese proceso.

 

Ello no le resta en absoluto dramatismo. La Revolución francesa, por su desarrollo y su ejemplo al mundo —que la contempló entre horrorizado y esperanzado— fue uno de los hechos más tremendos y fascinantes de los tiempos modernos. Este dramatismo viene determinado en gran parte por un proceso de desarrollo en cadena, o «efecto de bola de nieve», que lleva a consecuencias espectaculares e inesperadas. Ocurre que la Revolución, al romper con un orden sagrado, rodeado hasta entonces de enorme respeto, hizo «perder el respeto» a lo existente, esto es, permitió nuevas revoluciones dentro de la revolución, o, como otros quieren, provocó un «deslizamiento» que sobrepasó las intenciones iniciales y desbordó inmensas energías potenciales con las que en un principio no se contaba, pero que quedaron desde aquel momento desatadas de hecho;

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