Romulo Gallegos Los Aventureros
Enviado por andrei • 28 de Abril de 2012 • 747 Palabras (3 Páginas) • 763 Visitas
República bolivariana de Venezuela
Ministerio del poder popular para la educación
L.B “Dr. Francisco Antonio risquez”
La asunción-Edo. Nueva Esparta
Profesor: Samuel Rodríguez
Castellano
Integrantes:
Luis Gonzales #21
Raymond Ramos #25
La asunción, 20 de Abril de 2012
¿Los aventureros?
Autor (Rómulo Gallegos)
El doctor Jacinto Ávila no estaba hecho para
Aquella suerte de andanzas; por un camino angosto y fragoso, sobre
Una mala bestia, bajo un sol que abrasaba, a mediodía en punto. Avilita
Como lo llamaba todo el mundo- debía sufrir mucho con el zangoloteo de la
Cabalgadura, el rigor del meridiano, la desazón del fastidio, y con aquellas
Ingratas caricias que al pasar le hacían en el rostro las ásperas ramas de la maleza
Que tapaba el sendero de la montaña, por el que iba, paso entre paso, y tal debía
De tener de quebrantados los miembros y molidas las carnes, que no hallaba ni
Qué cara poner ni cómo acomodarse en la silla.
, cada vez que se acercaba a algún recodo o desfiladero sospechoso del
Camino, este percibía acechos entre los árboles.
. A veces el contentamiento subía hasta entusiasmo, y dejando el
Arzón y la rienda, con perjuicio del equilibrio, se restregaba las manos, con lo que
Dejaba ver a las claras que algo llevaba entre ellas, y luego, olvidando los riesgos y
Molimientos que le traía el andar por aquellas escarpas, se engolfaba en gratos
Pesares, a media voz y risueño, dejando a la mal andariega mula concertar el paso
A lo que buenamente le dieran sus flaquezas, hasta que uno de los peor dados de
Ella le volviera en sí con gran sobresalto. Pero entonces le acontecía descubrir a
Uno que lo observaba desde lejos y que de pronto desaparecía, como por encanto,
Por lo demás, era en extremo supersticioso, buen devoto de la Virgen del
Carmen, en cuyo nombre lo mismo daba
Un limosna que una puñalada
Y se sabía una porción de oraciones y ensalmos en cuya eficacia creía a pie
Juntillas; profesaba un respeto inviolable a la madre, a quien nunca hablaba
Puesto el sombrero ni alterada la voz, y un odio profundo, feroz e invencible al extranjero. Podría tener cuarenta años y nunca se le conoció padre, lo que daba
Pie a multitud de curiosas versiones a propósito de su origen, siendo voz general
Que descendía de gente de rango venida a menos, y los más fantaseadores
Aseguraban que venía, por línea de varón, de un remoto señor que según las
Leyendas de la montaña, habitó en un castillo roquero,
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