Sancho Panza Y Don Quijote
Enviado por 0211 • 23 de Octubre de 2012 • 2.120 Palabras (9 Páginas) • 2.789 Visitas
Capítulo XLII
De los consejos que dio don quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas.
Resumen
El duque dando la indicación a Sancho que se compusiere para ser gobernador pues sus insolados le esperaban como el agua de mayo, Sancho le indico que ya consideraba a la tierra tan pequeña, pues la había visto desde muy arriba y por ello pensó en que ya no era algo grandioso ser gobernador, porque no es grandeza gobernar a unos hombres tan pequeños, y mejor prefería una parte de cielo y no una ínsula del mundo.
A lo que de inmediato le dijo que el duque que el cielo solo era cuestión de dios y solo le podía dar una ínsula a lo que Sancho la acepto y dijo que pugnaría para ser gobernador y así probar el mandar y ser obedecido.
En eso llegó don Quijote que sabiendo la situación, lo llevó a su estancia con intención de aconsejarle para la gubernatura, e inicio la plática felicitándolo por alcanzar la gubernatura sin madrugar ni trasnochar, pues con solo su aliento la alcanzó; y le indico que debería dar gracias al cielo por todo ello, así don quijote le pidió su atención a Sancho para aconsejarlo y así se guíe y camine en sus oficios y cargos que son un mundo de confusiones.
1- Le dijo que temiera a dios para así tener sabiduría y no errar en nada.
2- El conocerse a sí mismo, siendo este el más difícil de los conocimientos, pero con esto no se hinchará como una rana.
3- Ser humilde en el linaje sin despreciar venir de labradores pues así nadie podrá correrte y así ser un humilde virtuoso y no un pecador soberbio.
4- Ser virtuoso sin ser envidioso, sabiendo que la sangre se hereda y la virtud se aquista valiendo la virtud lo que la sangre no.
5- Cuando se esté gobernado y lo visite un pariente, debe acogerlo y no correrlo pues con ello se satisfará al cielo.
6- Si lo acompañare su mujer deberá, enseñarla y doctrinarla para no tener una mujer rústica y tonta.
7- Si se enviudare no tome la situación como anzuelo ni caña de pescar.
8- No ser encajoso pues cabrá con los ignorantes que presumen de agudos.
9- Se compasivo de las lágrimas del pobre pero sin más justicia que las informaciones del rico.
10- Busca la verdad a pesar de las dádivas del rico y los sollozos del pobre.
11- Cuando cabe la equidad, no se cargue todo el rigor de la ley al delincuente que es mejor ser un juez compasivo que riguroso.
12- Dobla la vara de la justicia solo con la misericordia, no con la dádiva.
13- Cuando juzgues el caso de tu enemigo, aparta tu injuria y resalta la verdad del caso.
14- No te apasiones en causa ajena, que en lo que hagas no habrá remedio y será acosta del propio crédito.
15- Si una mujer hermosa pide justicia, solo considera lo que se pide para no anegar la razón en su llanto ni la bondad en los suspiros.
16- Si castigas con obras, no maltrates con palabras pues basta con lo indicado.
17- Al que este bajo tu jurisdicción considérale miserable, pero siempre resplandece más en ti la misericordia que la justicia.
18- Por último si se siguen estos pasos, serán grandes los días de Sancho y su fama eterna, con premios colmados, tu felicidad indecible y así vivirás en paz y hasta alcanzar la vejez suave y madura.
Por último indico que estos consejos adornaran su alma y otros adornaran el cuerpo.
Consejos
Primeramente ¡oh, dijo! Has de temer a dios, porque en el temerle, está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.
Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento, que puede imaginarse. Del conocerte saldrá hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.
Haz gala, Sancho de la humildad de tu linaje y no te desprecies de decir que vienes de labradores, porque viendo que no te corres ninguno se pondrá correrte y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la sume dignidad pontificia e imperatoria y de esta verdad te podrá traer tantos ejemplos que te cansarán.
Mira Sancho si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para que tener envidia, a los que padres y abuelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes, antes le has de acoger, agasajar y regalar que con esto satisfarás al cielo que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada.
Si trajeres a tu mujer contigo (por que no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.
Si a caso enviudares, cosa que puede suceder y con el cargo mejorares de consorte no la tomes tal que te sirva de anzuelo y de caña de pescar y del (no quiero de tu capilla) por que en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal donde pagará con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida.
Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.
Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones, del rico.
Procura descubrir la verdad por éntrelas promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente que no es, mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
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