Segunda Guerra mundial, opción totalitaria del nazismo

Luego de 1918, Estados Unidos y Japón comenzaron a crecer en su poder e influencia; en la Europa de posguerra se multiplicaron los conflictos sociales por lo cual los movimientos de protesta de los obreros aparecieron, liderados por partidos socialistas y comunistas, lo que inquietó a las clases más altas y poderosas de cada uno de los países.

A esto hay que sumarle que las democracias liberales quedaron débiles, por lo tanto se profundizó la desilusión de la clase media; en Alemania además, gracias al tratado de Versalles, había un sometimiento económico, militar, moral y político. Como consecuencia de todo esto, la población empezó a sentirse atraída por las alternativas reaccionarias del nazismo y fascismo.

Así surgió en Alemania la opción totalitaria del nazismo para remediar una situación insostenible de crisis política, económica, convulsión social e insatisfacción generalizada y, del mismo modo, gracias a que estaba sumida en una grave crisis política y una fuerte presión social de las formaciones políticas del comunismo y socialismo, surgió en Italia otra opción totalitaria llamada fascismo.

A este escenario hay que agregarle la crisis económica en la que entró Estados Unidos en 1929, perjudicando a todos los que dependían económicamente de este país.

A poco de comenzar la década del 30, Mussolini está afirmado en el poder italiano, así como Hitler en el poder alemán, el mundo se debate en una crisis económica, Francia y Gran Bretaña están sumidas en la inacción, España emerge de la Guerra Civil con una dictadura,  la Unión Soviética está comenzando a caminar bajo el liderazgo de Stalin que planteaba un poder absoluto y represivo forzando el modelo comunista, Estados Unidos pone en marcha una experiencia política para salir de su crisis económica y Japón muestra su poder militar invadiendo China.

Alemania: En Alemania entre los años 20 y 30 desempleo hubo una caída del nivel de vida de la clase media, que provocó el cambio de ideología, creando otra de las causas de la Segunda Guerra Mundial, como es el Nazismo, una ideología nacionalista en la que los más fuertes debían imponerse a los más débiles, con superioridad de la raza y una raíz étnica alemana y anticomunista. Como líder tenían a Adolf Hitler. En 1929 tras la crisis económica los nazis consiguieron tener más simpatías entre la población alemana. Más tarde conseguirán el triunfo en las elecciones y se impondrá el nazismo en toda Alemania.

En 1933 Hitler asume el mando y la economía alemana empieza a ponerse en pie en base a las obras públicas y la industria bélica, acabando con el desempleo. Se dejan de pagar las reparaciones de guerra, se asegura la unidad interna mediante la creación de un sindicato único de trabajadores e inundando de propaganda nacionalista los medios de difusión y todos los niveles educativos y se restaura el servicio militar obligatorio de 2 años de duración.

Italia: se encontraba entre las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial junto a los Aliados. Pero la contienda en nada había beneficiado al país debido a las insultantes cesiones territoriales que había conseguido, únicamente los diminutos territorios de Trieste, Trentino, Alto Adigio, Istia y Zara. Aquellas ganancias no eran suficientes para cubrir las necesidades, el hambre y la miseria que la guerra había dejado. Italia había perdido miles de vidas, muchas fábricas e industrias habían sido destruidas en el norte, numerosos espacios agrícolas habían sido arrasados y lo peor era que vivía una de las peores crisis económicas de su historia reciente. Este malestar provocó un gran odio orientado hacia dos vertientes: una hacia las democracias de Gran Bretaña y Francia; otras hacia la monarquía y los responsables de haberles metido en la guerra.

Otro problema añadido de la postguerra fue la aparición del comunismo que tanto miedo causó a gran parte de la población por su sangriento triunfo en la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia. Numerosas personas en Italia adoptaron esa forma de pensar y sus ideas como solución a los problemas políticos del mundo en los países occidentales. Tal aumento de grupos marxistas en Italia provocó que otra gran parte de la sociedad empezase a decantarse por los sectores más conservadores y tradicionales. Con este pretexto la fractura en el país estaba garantizada.

Durante la inmediata postguerra la política tomó un carácter disgregatorio. Los parlamentarios, ministros e incluso la burguesía liberal se habían dividido unos con otros. Nuevas ideas revolucionarias y radicales como el comunismo y el anarquísmo hicieron su aparición violenta en las calles, ya fuese atacando a grupos conservadores o realizando atentados. Los partidos de masas poco a poco cada vez crecieron más, mientras que los mayoritarios tradicionales descendieron notablemente.

Inevitablemente las luchas sociales se multiplicaron tras las elecciones italianas porque la situación de los obreros era pésima. Los trabajadores y braceros pidieron aumentos de sueldo, reducción de las largas jornadas laborales, reparto justo de las cosechas y la división de los latifundios rurales. Pero el Gobierno lo único que hizo fue empeorar la situación aumentando los impuestos, adquiriendo una política proteccionista en la metalurgia y la mecánica o subiendo las nóminas de las acciones, medidas que culminaron en una tasa de desempleo muy alta y en el paro.

La crisis económica, el malestar general y sobretodo el aumento del marxismo más radical derivó en que la gente de todas las clases apoyase a una nueva idea revolucionaria alternativa al capitalismo y al comunismo, en este caso el fascismo.

Japón: la  población japonesa crecía rápidamente y debía acompañar ese crecimiento con una expansión económica, pero esa expansión se detuvo cuando se desató la crisis económica de 1930 paralizando a Estados Unidos, el principal cliente de los productos japoneses (compraban el 40% de los productos que Japón exportaba). Por esto, para evitar que esa crisis los sometiera a una recesión económica, Japón cambia la mira. Su objetivo es China, ya que tenía fuertes intereses comerciales en Manchuria, y cuando los chinos decidieron competir comercialmente en esa zona Japón invadió esa zona y creó un estado llamado Manchukuo.

Esta agresión a China desató la indignación internacional y se les exigió a Japón que reintegrase Manchuria al primero nombrado, pero Japón desoyó esos reclamos y conservó Manchukuo hasta el fin de la Segunda Guerra.

Estaba en claro que Hitler quería volver a tener las fronteras alemanas que tenían en 1914 y expandirlas con la pretensión de afirmar el espacio vital. La actitud de las potencias europeas fue la de reconstruir la vieja política de alianzas, pero mientras éstas estaban ocupadas trenzando alianzas, Alemania actuaba. Esta última ya había ocupado la Renania y Francia y Gran Bretaña no reaccionaron.

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