Sionismo, Moral Y Eso

No encuentro la lógica de seguir escribiendo sobre este tema, pero como lo que suma no sobra, no está de más. De hecho, a pesar de que no hay justificativo para que siga siendo un asunto en debate, es necesario responder a quienes creen poder manipular la verdad.

La verdad es que ningún estado, organismo o persona, le hace ningún gesto de cortesía a Israel aceptando su derecho a existir, de igual forma tampoco se lo hace al pueblo judío al reconocer su derecho a ser soberano en su tierra. Los derechos son axiomáticos e incondicionales, no son elásticos ni están suspendidos en el aire esperando el visto bueno de nadie.

No es casual que Eretz Israel se llame así. Así se llama y así es reconocido por la mayoría de los pueblos cultos del mundo, porque el pueblo de Israel grabó en él su nombre desde los tiempos más remotos. Moisés lo conquistó y Joshua lo pobló. Allí el pueblo judío construyó su reinado político y desarrolló su vida nacional y espiritual, es ahí donde el pueblo judío perduró hasta hoy en día. Éstas son razones más que suficientes para quienes nos llaman asaltantes en nuestra propia casa.

En contraposición, se escuchan el argumento de la permanencia árabe de Israel ya que “la conquistaron y se asentaron en ella después, cuando los judíos ya habían sido expulsados. Siendo su derecho superior debido a que se instalaron en ella más tarde, y por lo tanto tiene mayor validez en la actualidad”. Demás está decir que este argumento es por lo menos absurdo y carente de toda racionalidad y lógica.

Incluso el derecho de ejercer soberanía es mucho mayor si un pueblo enfrenta con éxito los intentos de destruir su Estado, tanto interna como externamente. ¡Y más aún si los enfrenta constantemente de forma victoriosa! Esto sólo demuestra que el vínculo del pueblo judío con la tierra de Israel está en la misma esencia del individuo, no hay otra explicación que dé respuesta a esto. Es imposible separar al judaísmo de Israel.

Eretz Israel siempre seguirá siendo la tierra de Israel, la tierra del pueblo de Israel. La tierra puede ser dividida, pero no se puede dividir un derecho. El derecho seguirá estando a pesar de que durante algún tiempo no pueda ser ejercido.

Muchos países han sido divididos, y el anhelo de todos los pueblos cuyo territorio fue fraccionado es su reunificación. Puede llevar un tiempo entre la voluntad y el objetivo, entre su persecución y su materialización, pero nadie tiene dudas que la división de un país representa una tragedia, una herida que debe ser sanada.

Por el mismo hecho de ser una tragedia y por ir en contra de la esencia del judaísmo y de los judíos, hay algo que es seguro: Eretz Israel seguirá siendo la tierra de Israel. La tierra puede ser dividida, pero no se puede dividir un derecho. El derecho seguirá estando a pesar de que durante algún tiempo no pueda ser ejercido.

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