Situacion Politico Militar De Venezuela

La realidad de la política en el mundo se asemeja a la lucha que por años han mantenido los distintos sistemas por conseguir el control o el poder en las naciones, durante siglos los más ricos y poderosos han tratado de calar en las masas de menos recursos para generar algún tipo de dominación, sin embargo el tiempo y la historia han demostrado que las masas terminan predominando en la gran parte de las estructuras político – sociales.

El Estado Venezolano no escapa a esa realidad la lucha de clases, el tratar de mantener una democracia sólida, verdadera y consistente ha dejado muchos recuerdos malos y sabores agrios con el calentamiento de calles y enfrentamientos políticos que le ha costado la vida a algunas personas.

Venezuela ha tenido que enfrentar desafíos que no son los propios de la transición democrática, sino que ellos más bien corresponden a la descomposición de un régimen democrático. La pérdida de legitimidad sufrida por los viejos partidos políticos AD y COPEI, es la causa que con mayor fuerza explicativa da cuenta de la emergencia de un nuevo liderazgo en Venezuela. Dicho en términos figurados, son polvos de aquellos lodos. Pero la especificidad del proceso político venezolano estriba en que el desplazamiento pacífico de la vieja clase gobernante, ha venido aparejada con un nuevo tipo de relación entre civiles y militares.

Hacia agosto de 1957, a escasos meses de producirse la debacle del gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, el secretario de la representación diplomática Glen H. Fisher, apoyado en las informaciones suministradas por el Agregado Militar de ese momento, publico que:

¨ En una lista de veinticinco de los más importantes puestos políticos militares en el país, es de anotar que veinte de los titulares son miembros del grupo original de treinta y ocho coroneles que respaldaron a Pérez Jiménez en 1948, cuando Acción Democrática fue derrocada del poder ¨.

Es decir el funcionario diplomático indicaba que el gobierno era esencialmente una dictadura apoyada en el establecimiento militar comenzando por el Presidente.

Sin embargo, el problema no sólo radicaba en la tendencia irreversible al acopamiento militar del Estado.

Es de aclarar que desde el primer gobierno de Carlos Andrés

Pérez, cuadros militares han venido laborando en la administración pública del Estado, pero, el hecho distintivo de la actual circunstancia es la evidencia creciente de que el Presidente Chávez está seguro de la conveniencia de responsabilizar a toda la institución militar y otorgarle a estos una importancia estelar. Y no podía ser de otra manera: su formación es la de un hombre de armas y es en la esfera militar donde se encuentran los hombres que conoce y en los que más confianza deposita.

La participación de los militares en la administración pública la encabeza el propio Presidente de la República y tanto en cargos públicos de niveles altos y medios como en áreas donde no era común el nombramiento de hombres de armas se hallan varias centenas de oficiales activos y retirados, permitiéndoles el control de sectores neurálgicos de la administración pública, dándose a entender de sobremanera que el verdadero poder político está en la Fuerza Armada y su Comandante y no en los cinco poderes públicos.

La Fuerza Armada no solamente garantiza la seguridad política del régimen sino que también su reproducción. Las nuevas disposiciones con respecto a la Fuerza Armada Nacional se ven contenidas en la carta constitucional de 1999, pues a diferencia de la Constitución de 1961, cuyo artículo

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