TRIUNFO DE TUPAC AMARU EN SANGARA
Enviado por Delfin Mendoza Quispe • 2 de Diciembre de 2016 • Reseña • 946 Palabras (4 Páginas) • 326 Visitas
Escribe: Delfin Richard Mendoza Quispe
SANGARARA Y TRIUNFO DE TUPAC AMARU
El caudillo antes de atacar Sangarara preparo un ejército por más de 10 mil hombres, por su parte el corregidor cabrera y pedro Sawaraura iban a trote lento, pensaban salir airosos fácilmente en la refrigera; asi ingresaron a la frígida localidad de Sangarara ubicado en la meseta de Pomacanchina.
Las tropas que venían como refuerzo al corregidor cabrera estaban conformadas por más de 1500 hombres bien armados, se les dio la orden castrense de descansar en la plaza de sangarara; hacia mucho frio, el ulular del viento parecía presagiar protervos momentos.
Caciques de acomayo, Waskar, pirke, se plegaron al contingente armado; ello infundio ánimos y su moral aumento; por ironías del destino en esta batalla lucharon INDIOS CONTRA INDIOS, criollos contra criollos y mestizos contra mestizos. Tras llegar a Sangarara, cuando la gente descansaba en plena plazuela, se situaron vigías y enviaron exploradores por las pampa de Markakunga o marcaconga, Manzanares y acopia informándose que no existía ninguna amenaza próxima.
La noche del 17 de noviembre fue frio gélido que calaba hasta los huesos, viento glacial que presagiaba ir caminando hacia las fauces de la muerte.
Túpac Amaru, siempre en caballo blanco, a la cabeza de sus huestes conformadas por 10,000 hombres, guerrillas integradas por mestizos, criollos e indios, se hallaban cerca de Sangarara, tropas Túpac Amaristas, la mayoría con cordel y cuchillo, unos cuantos armas de fuego, pero con fe en su líder y odio a los españoles.
La madrugada del 18 de Noviembre los cerros aledañas amanecieron con una intensa nevada, silbaba un halido frio. Cuál sería la sorpresa de los centinelas realistas que inmediatamente dieron la señal de estar rodeados por las fuerzas rebeldes; por orden del comandante Tiburcio Landa ingresaron atropelladamente al templo acompañados por el cura de sangarara y su capellan, hubo confusión y desconcierto generalizado, muchos murieron pisoteados, luego las pedradas fueron cayendo a diestra y siniestra. Los virreinales enviaron emisarios con bandera blanca a preguntar por las condiciones del líder rebelde.
El inca siempre quería estar cerca de todos los acontecimientos, supervisar para que no se produzca excesos, vanguardismo, ni acciones sádicas post guerra, en realidad, ellos querían tiempo para cumplir con sus deberes cristianos.
Tras el ultimátum, los mestizos y criollos querían el perdón, pero el jefe español en la puerta del templo los paso a espada. Antes del ataque final el caudillo reitero una vez más la rendición pacifica pero no fue obedecido; el líder recomendó se distribuyan los sacramentos eclesiásticos, que comulguen recibiendo la ostia sagrada. Después, momentos previos al embate arengo a sus fuerzas.
“Compañeros revolucionarios, valientes sublevados, los que oprimieron nuestra raza por lustros por siglos, quienes asesinaron a nuestros abuelos y padres han sido los GUAMBOS pero estos valientes se escudaron tras los nuestros, nosotros queremos separar la buena semilla de la mala, queremos en esta lucha a los Españoles, estos se parapetan tras la sangre de los nuestros”… ¡dejo constancia ante vosotros de lo que va ocurrir! Bajo la espada ordenada del asalto.
Era menester ingresar al templo, pues en su interior se producía un genocidio a los mestizos y criollos por parte de Tiburcio landa y el corregidor cabrera, los fusiles del caudillo Túpac Amaru acertaban con eficiencia. Los artilleros virreinales no tenían capacidad operativa, prácticamente estaban ASFIXIADOS, al rato exploto un polvorín que desplomo una pared e hizo volar parte del tejado, los atacantes aprovecharon para incendiar el resto del techo; se luchó con desmenudeo, los hombres iban cayendo uno a uno. Un tal Escajadillo salió temerariamente a la puerta con puñal y pistola siendo muerto al instante, lo propio ocurrió con el corregidor Cabrera que cayó herido de muerte. Los realistas se hallaban literalmente “cruz y al espada” entre el fuego y los golpes de macana de los Túpac Amaristas, los que escapaban del templo caían a golpes de los honderos.
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