Tenoch y el escudo nacional

Tenoch y el escudo nacional

Cuenta la leyenda, que hace muchos siglos, en un lugar llamado Aztlán, vivían guerreros valerosos, entre los cuales se distinguía por su valentía, un fuerte joven de nombre Tenoch, quien a pesar de ganar todas las batallas sentía una gran tristeza porque su tribu no tenía un escudo que la señalara como la más grande y triunfadora de todo el rumbo.

Una tarde, al andar paseando por el hermoso lugar de Las Garzas, una enorme blancura lo cubrió y no lo dejaba ver, cayó de rodillas y al instante una poderosa voz le dijo: --“Tu gran deseo será cumplido… ¡Tendrán su escudo! … pero deberán peregrinar mucho”—Tenoch preguntó: -- ¿Por qué peregrinar tanto y hacia dónde? – la voz le respondió: -- “Tiene más valor lo que cuesta trabajo”, “deberán buscar en cada lugar que lleguen un gran valle y dentro de un lago un islote donde estará una roca con un nopal y sobre él un águila devorando a una serpiente, ahí deben formar su ciudad, ahora vete y guía a tu pueblo a ese lugar”. Tenoch volvió a ver y corriendo llegó a su aldea y les contó a los ancianos lo que la voz le había ordenado, los ancianos juntaron a toda la gente y les dijeron: -- “Debemos hacer caso a la voz del espíritu de la blancura, ¡recojamos todo y en marcha!” – uno de los guerreros preguntó: --- ¿Quién guiará la caminata? ---otro hombre gritó: --- ¿Tenoch y los siete ancianos! --- todos pronunciaron: --- ¡Sí, sí! Y se pusieron en marcha.

Caminaron durante mucho tiempo hasta que llegaron a un tupido bosque donde quisieron quedarse, pero los vecinos de ahí los corrieron, los mexicas pelean con ellos, pero pierden la batalla, ante ésto, varios deciden quedarse ahí, aunque fuera como esclavos, ya no querían sufrir más; Tenoch de nuevo les habla diciéndoles: ---“ ¡Es injusto rendirnos después de tantas dificultades, sigamos adelante, hasta el lugar prometido!” todos aceptaron y siguieron su camino hasta que por fin se llevaron una gran sorpresa cuando al llegar a un islote, vieron una hermosa águila parada sobre un nopal y devorando a una serpiente, ante esto Tenoch exclamó: --“ ¡Al fin se cumple lo que el espíritu de la blancura dijo, aquí debemos establecer nuestra ciudad”, los siete ancianos propusieron que su nombre sería Tenochtitlan, en honor al guerrero que los había llevado hasta ese sitio, todos estuvieron de acuerdo y así se logró el escudo para una república, la mexicana, que llena de orgullo lo muestra en el centro de la bandera nacional.

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