Trabajo de compresión de texto.
Enviado por luzanto15 • 11 de Mayo de 2016 • Ensayo • 2.645 Palabras (11 Páginas) • 237 Visitas
Trabajo Práctico Final
Nota de opinión y crónica ensayística
Comprensión y Producción de Textos
Comisión: Número 57
Apellido y nombre: Crochetti Sofía
Profesora: Gaitán Vanesa
Viernes 7 de junio de 2013
Página/12
Contratapa
Libertad de pensamiento negada para ser callada
El día 9 de junio de 1956, los militares notaron que la idea de desperonizar había sido un fracaso, ya que el movimiento obrero se convirtió en la columna vertebral de la supervivencia del peronismo ante la negación absoluta de olvidar al que era considerado su líder, Juan Domingo Perón. Es bueno resaltar este hecho al gobierno para que lo tenga presente, porque al parecer se les olvidó que la violencia nos salpicó en la cara una y otra vez como en la cinta de una película dramática que gira y gira sin un final. Ahora todo les parece tranquilo, silencioso y olvidado, alegando que esos eran otros tiempos, más reprimidos quizás, pero nunca está de más refrescar la memoria de quienes osaron borrar la terrible evidencia de sus actos. Las pintadas en las paredes con frases insultantes y entonaciones peronistas eran una de las formas de provocar así a las milicias, como si quisieran dejar en claro que pase lo que pase, la palabra rendición jamás sería nombrada. Sin embargo, estos actos de rebeldía que muchos lo tomaron como patriotismo, dejaron sus huellas a través de los tiempos, más que eso, muertes inocentes, familias desamparadas, sobrevivientes que no pudieron rehacer sus vidas normalmente y que aún siguen con el miedo de que todo vuelva a repetirse.
Una noche que se hizo eterna en medio de tiroteos en la fracasada Revolución de Valle, y la constante idea de que los trabajadores de clase media estén detrás de unas gomas en llamas diciendo que revolución o no, a ellos no los iban a despojar de su lucha, era notable esa reacción. Recordar la voz de un locutor en la madrugada anunciando que 18 civiles habían sido ejecutados en Lanús y que otros 12 habían encontrado el mismo destino, era perturbador.
En los murmullos se escuchaba decir que la sangre de inocentes había sido derramada. Esto es lo que llevó a pensar diferente, defender un ideal, el intento de buscar cambiar las cosas era soñar demasiado en ese entonces. Las reuniones clandestinas, comisiones internas, llevaron a la sospecha de una nueva resistencia que amenazaba a la dictadura liderada por Aramburu. Buscar culpables, gente que esté apoyando a sus enemigos. La traición era sin lugar a dudas el final para quienes estaban a favor. Arrastrar consigo a quienes no tenían nada que ver era indignante. Para eso necesitaban algo que los abalara, como la promulgación de la ley marcial, aplicada antes de lo propuesto, con el único propósito de callar para siempre a la muchedumbre a modo de escarmiento. Supuestamente liberándolos así a ellos mismos de cargo y culpa, dejando en claro que lo hicieron con la intención de preservar el orden, y que ante la negativa y el descontrol no les quedó otra que dar rienda suelta a la ley antes que las cosas pasaran a mayores.
Es todavía irónico pensar, que las cosas siguen su curso y que así como quedan estos hechos, también se van. Y gente como cualquiera que luchaba por sus convicciones fue callada a cualquier precio. Nadie sabe nada, nadie opina, oídos sordos a lo que alguna vez pasó y sigue pasando en la memoria de sus familiares, vecinos y amigos.
Sábado 8 de junio de 2013
Diario Perfil
Sociedad
La objetividad, un modo de comunicación sin libertad de expresión
Un periodista que se maneja en la rama de la comunicación debería saber que siempre tiene que tender a ser objetivo, planteando los hechos de forma distante, sin involucrarse, viendo la realidad tal cual es. Cosa difícil para quien se dedica a este medio, y más si debe tratar de obviar lo que realmente piensa y siente en cada acontecimiento que puntualice. Como si realmente no le importara, explicándo sólo el origen, el lugar o las circunstancias del mismo. Sin evocar a una ideología propia, a un punto de vista, algo que su propio inconsciente lo empujaría a querer dejar entre líneas. Así lo cree Javier Darío Destrepo con sus palabras: “La objetividad periodística: una pretensión tan desmedida como la de aprisionar el reflejo de las aguas de un río, que en un instante son y en el siguiente dejan de ser. Sin embargo, esa objetividad es la garantía que el lector busca para poder creer”. Pero si se planteara un suceso de manera subjetiva, no sería sólo correr el riesgo de que quien lo lea pueda volverse en su contra, si no que traicionaría a la verdad si lo considera un acto injusto, ya lo decía Rodolfo Walsh en una ocasión: “La realidad no sólo es apasionante, es casi incontable”.
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