Trabajo final diplomatura historia argentina y latinoamericana
Enviado por camilomercado34 • 3 de Abril de 2016 • Ensayo • 4.532 Palabras (19 Páginas) • 285 Visitas
Actividad Final Módulo 11
Grupo 5: Chanampa- Mercado- Vargas
Crisis del Sistema Neoliberal en Argentina en el 2.001
Recuerdos de un Pasado Crítico.
Muchas veces la historia personal o familiar se parece a un resumen de la Historia nacional. Lo cierto es, nadie analiza su pasado en comparación con los vecinos, con los comprovincianos o tan siquiera familiares, se sostiene la idea de la individualidad, pero cada una de nuestras vidas se enlaza tanto con la del barrio, la ciudad, la provincia, la familia a la que uno pertenece y en mayor medida con las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales de la nación que nos contiene. Esas etapas que queremos olvidar, esos momentos que marcan la coyuntura personal son también etapas y momentos cuyo análisis como la nación construye a través de sus intelectuales y sus instituciones. Sin embargo una y otra historia coincide en esa realidad que no podemos cambiar individualmente.
Cada crisis económica argentina tendrá su recuerdo privado en aquellos argentinos que participan directamente de la economía, en mayor o menor medida, como proletario o como miembro de la capa privilegiada, pero si pensamos en todos esos grupos con caracteres comunes, la historia parece adoptar múltiples rostros. De la crisis económica de 2001, conocida como “la del corralito”, trataremos de traer a la memoria algunos episodios claves que por serlo marcaron nuestro devenir histórico.
La memoria personal y social solo puede conservar aquellas cosas que las personas o los grupos sociales se proponen rescatar del olvido. La memoria histórica es el resultado de la construcción, de la selección primero de lo que se quiere recordad y que se prefiere olvidad, ordenar los recuerdos y finalmente elaborar un relato que le dé sentido a los recuerdos.
Durante la presentación de la clase, la Coordinadora relataba en busca de empatía, algunas frases similares a estas- “todos hemos vivido el corralito, todos tenemos recuerdos de ese momento”-mientras que una alumna cursante de la Diplomatura, joven, esbozaba una sonrisa dirigida al grupo-clase, con un gesto de negación, significando, que no tenía recuerdos de ese momento.
Por ello empezamos este escrito con la idea de que nuestra historia personal nos parece individual y muy poco relacionada con la realidad nacional. Pensamos que el gesto de nuestra compañera se entiende si realizamos el cálculo de su edad, tal vez alcanza en la actualidad 25 años y en el 2001 tendría unos diez u once años, por tal motivo, parece poco probable que haya participado de la economía, al menos de manera consciente.
Algunos construyen la memoria histórica en el núcleo familiar, el grupo de amigos o en los lugares de trabajo, de estudio o recreación, narrando sucesos del pasado cercano o remoto.
En Buenos Aires la vida exige otras reglas diferentes a la de nuestra ciudad del noroeste…las distancias son enormes, la población es incontable y el trabajo constante es la única manera de cubrir las necesidades principales del ser humano, el alimento, la vivienda, la vestimenta y otros. Además, la vivienda no es un tema menor, fácilmente solucionable, más bien, todo tiene un precio y el camino a la supervivencia no es seguro. En cambio, en Catamarca puede llegarse caminando a todos lados, a la escuela, al trabajo, a la casa de la abuela, a la casa de los amigos, etc., En Buenos Aires, la distancia separa de manera inexorable. Sin ánimo de pintar un paisaje desolador se ha querido significar la característica de la urbe en comparación con una pequeña ciudad provinciana.
Ahora bien, el recuerdo del 2001 para aquel catamarqueño que vive en Buenos Aires es necesariamente un recuerdo que llena de zozobra, tanto por la realidad que se vivió como por la angustia por aquellos que están lejos, por la familia en Catamarca.
La familia, siempre la familia, la directa, chiquita, grande o la extensa, la que reúne a nuestros primos y tíos, siempre ocupa el lugar principal de nuestras relaciones sociales, así, la familia vive y sufre las mismas cosas. Algunos las viven y los demás las compartimos. Este es mi recuerdo, el recuerdo de nuestra familia: ¡el corralito le quitó a mi primo su legado!
Mi primo siempre trabajó y formó su familia en base al esfuerzo, durante toda su vida vivió en una villa y nunca salió de ella. Tuvo sus niños y la más pequeña nació enferma, necesitaba una operación, una de esas operaciones que la obra social de mi primo no cubría. Hizo de todo para ahorrar y generar el monto necesario…no pudo lograrlo y un día se apagó su esperanza. Partió…y todos los que lo conocíamos comprendimos que entregaba su juventud y su vida como una ofrenda de amor para con su hija. Se fue y dejó su seguro de vida…pero el horror del corralito llegó primero que la póliza, no se lo pudo cobrar, todo tuvo una dilatada postergación y aunque se llegó a un buen final, la angustia de mi primo y su impotencia se llevaron años y latidos. Así, nuestra vida se enlaza con aquello que no podemos controlar, nuestra historia y la historia de todos corren en paralelo>
Mientras que la Historia con mayúscula, la Historia nacional se relata y se escribe casi sin sentimiento, la nuestra, nuestra historia, se funda principalmente en sentimientos y emociones, en angustias y en miles de pequeños recuerdos, que olvidamos, que recordamos, que no queremos volver a vivir.
A partir de la implementación de políticas e en los ´90, en Argentina, se profundizaron las desigualdades sociales dentro del marco de los procesos que imponen la globalización y la transnacionalización de la economía. Estos procesos alteraron profundamente el mercado laboral en nuestro país.
Muchas empresas y comercios cerraron o tuvieron que despedir a una gran cantidad de trabajadores, muchas personas se vieron obligadas a buscar alternativas laborales, unos lo hicieron en forma individual, como la inserción en el mercado informal, vendiendo diversos tipos de mercaderías en las calles y en los transportes de las ciudades, o instalando pequeños negocios.
Otros emigraron a otros países, generalmente europeos, en busca de mejores condiciones de vida. También hubo grupos de trabajadores que intentaron solucionar el problema laboral en forma colectiva organizando cooperativas, esta manera de abroquelarse para encontrar una solución a los problemas es lo más destacable de una década, la de 1990.
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