Tradicionalmente a la cultura
Enviado por univioda • 16 de Septiembre de 2013 • Ensayo • 2.525 Palabras (11 Páginas) • 305 Visitas
Tratar de definir la cultura es una tarea compleja, sin embargo, nos referiremos
brevemente a varios de los intentos que se han expuesto al respecto. Uno de
estos intentos de definición se basa en la distinción de cultura y naturaleza:
“En un primer nivel, lo que caracteriza tradicionalmente a la cultura
y la distingue de la naturaleza es el artificio, la costumbre, la
convención. La cultura es una institución humana, y como tal
corresponde al ejercicio de una voluntad, o, al menos, a un
conjunto de intenciones de sentido: la cultura es un mundo donde
se despliegan reglas y valores…En un segundo nivel, naturaleza y
cultura han sido distinguidas desde el punto de vista de la libertad
de la acción. Lo natural es, ante todo, lo espontáneo, lo instintivo,
lo irreflexivo, o sea, la ausencia de la puesta en marcha del
pensamiento deliberativo, del juicio, de la reflexión, que
caracterizan por el contrario el despliegue de la acción libre, es
decir, voluntaria”4.
Con la distinción anterior, podríamos decir que la cultura puede ser definida en un
sentido amplio, como todo lo cultivado por el hombre, tanto en el ámbito material
como inmaterial. En un sentido restringido, la cultura estaría constituida por los
diversos saberes que la humanidad ha alcanzado y recopilado a lo largo de la
historia5. Pero el concepto de cultura no ha sido siempre el mismo. Desde la
perspectiva de la cultura como formación de la persona, entre griegos y romanos
el significado estaba relacionado con la educación de la persona a través de las
artes, en lo que se conocía como paideia y humanitas respectivamente. En la
Edad Media, la asociación entre cultura y religión era indisoluble; la Iglesia definía
el rumbo cultural de la sociedad. En el Renacimiento la cultura se concibió como la
formación que permite al hombre vivir del modo más perfecto en el mundo. Hasta
entonces la cultura tenía en esencia un carácter aristocrático que sólo vino a ser
replanteado durante la Ilustración, período en el comenzó a significar
"enciclopedismo", o sea conocimiento general y conciso en todos los dominios del
saber. Todo lo anterior, sin embargo, estaba concebido desde una mirada europea
de la cultura6.
En otra perspectiva, la cultura vista como producto de la formación del hombre, se
piensa esta desde la vida colectiva y plural de un grupo social determinado cuyos
símbolos, lenguajes, productos y hechos sociales lo definen a sí mismo. Es la
concepción del relativismo cultural, que considera como productos culturales
desde la forma de preparación de un alimento hasta una famosa obra pictórica7.
4 Ver: http://www.hypergeo.eu/article.php3?id_article=280
5 GARZA CUELLAR, Eduardo. Comunicación en los valores. Ediciones Coyoacán. S. A., 2ª. Edición.
México 1998.
6 Ver: http://vinculacion.conaculta.gob.mx/capacitacioncultural/b_virtual/art_pdf/1002a.pdf
7 Ver dirección WEB anterior.
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En el desarrollo del concepto de cultura han sido muchos los autores que han
expuesto tesis diversas. En el Siglo XVIII, J. J. Rousseau consideró la cultura
como fenómeno distintivo de los seres humanos cuya característica principal era la
universalidad. En el Siglo XIX, E. B. Tylor, sostenía que la principal tendencia de la
cultura desde los orígenes a los tiempos modernos era el tránsito del salvajismo
hacia la civilización; F. Boas hablaba de culturas e insistía en la necesidad de
estudiar muchas culturas particulares y reunir una importante información
etnográfica antes de aventurar leyes universales. B. Malinowski creía que todos
los elementos de la cultura poseían una función (social, histórica, geográfica, etc.)
que les daba sentido y hacía posible su existencia. De acuerdo con Lévi-Strauss,
la cultura es básicamente un sistema de signos producidos por la actividad
simbólica de la mente y que las asociaciones simbólicas no necesariamente son
las mismas en todas las culturas.
Según Karl Marx, el dominio de lo cultural es un reflejo de las relaciones sociales
de producción. La cultura es considera como uno de los medios por los cuales se
reproducen las relaciones sociales de producción, que permiten la permanencia en
el tiempo de las condiciones de desigualdad entre las clases. Antonio Gramsci
llama la atención a la hegemonía, un proceso por medio del cual, un grupo
dominante se legitima ante los dominados y los dominados terminan por
naturalizar y asumir como deseable la dominación. Louis Althusser propuso que el
ámbito de la ideología (el principal componente de la cultura) es un reflejo de los
intereses de la élite, y que a través de los aparatos ideológicos del Estado se
reproduce en él. Corrientes más contemporáneas como el neoevolucionismo (L.
White y J. Steward), consideran la cultura como el producto de las relaciones
históricas entre un grupo humano y su medio ambiente.
En nuestros tiempos, García Canclini en su texto “Diferentes, Desiguales y
Desconectados”, en el capítulo I: “La cultura extraviada en sus definiciones”, pone
énfasis en cuatro tendencias de lo que sería la cultura8. Estas tendencias
engloban dimensiones contemporáneas de la cultura. La primera tendencia es la
que entiende la cultura como la instancia en que cada grupo organiza su identidad.
En la segunda tendencia, la cultura es vista como una instancia simbólica de la
producción y reproducción de la sociedad a través de las prácticas sociales. La
tercera tendencia observa la cultura como una instancia de conformación del
consenso y la hegemonía, o sea de configuración de la cultura política, y también
de la legitimidad. La cuarta tendencia interpreta la cultura como dramatización o
representación de los conflictos sociales en el juego de las luchas de poder.
Pero si no es fácil llegar a un consenso acerca del concepto de cultura, tampoco lo
es respecto a la definición de “política”. Cuando se piensa en “la política”,
usualmente se hace una asociación con “la politiquería”, práctica que se
desenvuelve en medio de maquinaciones individualistas, sin contenidos
8 GARCÍA CANCLINI, Néstor. Diferentes, Desiguales y Desconectados: Mapas de la interculturalidad. Ed.
Gedisa, 2004.
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