Tratado De Lisboa
Enviado por CleoRoddz • 5 de Octubre de 2014 • 3.644 Palabras (15 Páginas) • 259 Visitas
Por qué necesita Europa el Tratado de Lisboa?
¿Qué cambia para los ciudadanos con el Tratado de Lisboa?
¿Tienen más peso los Parlamentos nacionales en los asuntos europeos?
¿Pueden los ciudadanos presentar sus iniciativas a las instituciones de la Unión?
¿Se hace más democrática la toma de decisiones con el Tratado de Lisboa?
¿Cómo es el nuevo sistema de votación en el Consejo de Ministros?
¿Se tomarán más decisiones por mayoría cualificada?
¿Cuáles son los principales cambios institucionales que introduce el Tratado?
¿Qué mejoras supone para los ciudadanos europeos la Carta de los Derechos Fundamentales?
¿Mantiene el Tratado de Lisboa los logros de la UE en defensa del medio ambiente? ¿Y la lucha contra el cambio climático?
¿Hay mejoras en el campo de la justicia y los asuntos d?
¿Refuerza el Tratado de Lisboa la voz de Europa en el mundo?
¿Qué significa el Tratado para África y para los países que necesitan ayuda al desarrollo o ayuda humanitaria?
¿Disminuye con el Tratado la capacidad de los Estados miembros para mantener su propia política exterior?
¿Se crea un ejército europeo con el Tratado?
¿Se reducen los logros sociales de la UE con el Tratado de Lisboa?
¿Representa el Tratado de Lisboa un peligro para los servicios públicos?
¿Aumenta con el Tratado de Lisboa el número de decisiones tomadas en Bruselas?
¿Se crea con el Tratado de Lisboa un "superestado" europeo?
¿Por qué el Tratado de Lisboa no es más fácil de leer?
¿Cómo entró en vigor el Tratado de Lisboa? ¿Cuándo?
¿Por qué necesita Europa el Tratado de Lisboa?
Para realizar plenamente su potencial, la Unión Europea necesita modernización y reforma. La UE de los Veintisiete funciona en la actualidad con unas normas concebidas para 15 países miembros. Durante los últimos diez años la Unión Europea ha tratado de encontrar la forma adecuada de optimizar los instrumentos con los que cuenta y reforzar su capacidad de actuación.
Al mismo tiempo, cada vez son más quienes desean una actuación colectiva de la UE para solucionar los problemas que nos afectan todos, ya se trate del cambio climático, la seguridad energética o el terrorismo internacional. Como la UE ha crecido y tiene nuevas responsabilidades, es lógico que actualice su modo de proceder. Con sus mejoras, el Tratado dota a la Unión de los medios necesarios para enfrentarse a los desafíos del mundo de hoy.
Las razones fundamentales del Tratado son tres: más eficacia en la toma de decisiones, más democracia gracias al mayor protagonismo del Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales y más coherencia en la actuación exterior. Con ello la UE estará mejor preparada para defender día a día los intereses de sus ciudadanos.
¿Qué cambia para los ciudadanos con el Tratado de Lisboa?
Entre los elementos del Tratado de Lisboa que refuerzan la capacidad de actuación de la UE destacan la consolidación de la coherencia de cara al exterior, la ampliación de la gama de políticas internas, la mayor eficacia en la obtención de resultados y logros políticos para los ciudadanos y la modernización de unas instituciones adecuadas para la Europa de los Veintisiete.
El Tratado dota a la Unión de una voz más fuerte y coherente frente al resto del mundo, pues combina las funciones de Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad con las de Vicepresidente de la Comisión. Además, crea un nuevo Servicio de Acción Exterior que propicia el desempeño de esa doble misión y presta una asistencia diplomática y consular más práctica a los ciudadanos que viajen fuera de la UE.
El Tratado de Lisboa responde a las inquietudes manifestadas por los ciudadanos europeos. En él se expresa abiertamente el compromiso político de abordar el doble desafío del cambio climático y la política energética. Por primera vez en la historia de los tratados se dedica un apartado a la energía, para que la Unión garantice el buen funcionamiento del mercado energético y, en particular, el suministro de energía, el rendimiento y el ahorro energéticos y el desarrollo de nuevas energías renovables.
Se abren nuevas posibilidades de actuación transfronteriza en campos como la salud pública, la protección civil y el deporte. El Tratado de Lisboa sitúa la libertad, la justicia y la seguridad entre sus prioridades más importantes. La Unión Europea puede combatir con mayor eficacia las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de personas entre países, promover y apoyar la prevención de la delincuencia y contribuir a la lucha antiterrorista mediante la inmovilización de bienes. El Tratado revalida el compromiso de la UE para la elaboración de una política de inmigración común. El Tratado de Lisboa también contiene una "cláusula de solidaridad" según la cual la Unión y los Estados miembros actuan conjuntamente con espíritu de solidaridad si un Estado miembro es objeto de un ataque terrorista o víctima de una catástrofe natural o de origen humano.
Estas innovaciones facilitan la puesta en práctica de las políticas de la Unión en diversos campos (crecimiento económico y competitividad, desarrollo del empleo y las condiciones sociales, aumento de la seguridad personal y colectiva, fomento del medio ambiente y las condiciones sanitarias, desarrollo de la cohesión y la solidaridad entre los Estados miembros, progreso científico y tecnológico), además de mejorar su capacidad de actuación en la escena internacional.
El Tratado de Lisboa también crea un sistema institucional estable, en el que las decisiones se toman de forma rápida y transparente, con más control democrático y al nivel que resulte más adecuado. Así los ciudadanos tienen una idea más clara del reparto de las responsabilidades de cada cuál y de los motivos por los que actúa la Unión Europea.
Por primera vez, un millón ciudadanos de varios Estados miembros pueden pedir directamente a la Comisión que presente una iniciativa que estimen oportuna dentro de los ámbitos de competencia de la UE.
¿Tienen más peso los Parlamentos nacionales en los asuntos europeos?
Sí. Por primera vez, los Parlamentos nacionales quedan plenamente reconocidos como parte del tejido democrático de la Unión Europea y se toman medidas para que tengan una participación más estrecha en las actividades de la UE.
En concreto, pueden actuar como "guardianes" del principio de subsidiariedad (según el cual la toma de decisiones debe hacerse al nivel más cercano al ciudadano, comprobando en todo momento que la acción comunitaria esté
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