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Tratado Guadalupe Hidalgo


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2020  •  Resumen  •  3.368 Palabras (14 Páginas)  •  451 Visitas

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Índice

Introducción        2

Antecedentes Históricos        2

Contexto socio económico        3

Política migratoria mexicana        4

El Álamo y la pérdida de Texas        4

Guerra México – Estados Unidos        5

Primeros enfrentamientos militares        5

Invasión        6

Términos del Tratado de Guadalupe        6

Artículos del Tratado        7

Cambios en el Tratado.        9

Conclusión.        10

Referencias.        11

Introducción

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El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado entre México y los Estados Unidos el 2 de Febrero 1848, al final de la Guerra de Intervención Norteamericana, estableció que México cedería casi la mitad de su territorio, que comprendía la totalidad de lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada y Utah y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming. Como compensación, los Estados Unidos pagaría 15 millones de dólares por daños al territorio mexicano durante la guerra.[1]

Entre los aspectos más sobresalientes del tratado, se encuentran los siguientes: se estableció al Río Bravo del Norte o Río Grande como la línea divisoria entre Texas y México; estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Además, Estados Unidos aceptó patrullar su lado de la frontera y los dos países aceptaron dirimir futuras disputas bajo arbitraje obligatorio. Sin embargo, cuando el senado estadounidense ratificó el tratado, eliminó el Artículo 10, el cual garantizaba la protección de las concesiones de tierras dadas a los mexicanos por los gobiernos de España y de México. También debilitó el Artículo 9, el cual garantizaba los derechos de ciudadanía de los mismos.

En las siguientes páginas haremos un análisis acerca de los antecedentes históricos de esta disputa, así como en el contexto bélico, económico y social en el que se desarrolló este documento, así como las repercusiones de este Tratado postguerra y en la actualidad.

Antecedentes Históricos

Estados Unidos y México habían pasado por una guerra para conseguir la independencia, pero el camino a partir de lograrla fue muy diferente. Los del norte empezaron pronto a expandirse y a mejorar su economía, mientras que México no terminaba de estabilizarse, con continuos enfrentamientos internos.[2]

La política de inmigración mexicana, junto con el afán expansionista de los Estados Unidos de América, son dos de las principales causas de la Guerra México Americana.

 Tras la independencia de México, el país estaba profundamente desgastado tras once años de guerra intestina. La producción de productos manufacturados estaba detenida, el campo estaba en estado lamentable, la hacienda pública estaba quebrada, y las luchas por el poder no hacían más que consumir a la población en la confusión y el miedo. Paralelamente, los Estados Unidos eran un país pujante, con una industria creciente, una economía floreciente, y una población que crecía a ojos vistas. Estados Unidos acababa de adquirir los territorios de la Louisiana a Francia y las Floridas a España, pero aún soñaban con extender sus territorios hasta el pacífico, por cualquier medio que fuera necesario.

Ya desde el gobierno colonial, y aún después de la Independencia, el Gobierno de México tuvo que impulsar la colonización de los vastos territorios del norte, entre ellos las Californias, el Nuevo México y Texas, cuya población total no excedía los 50 000 ciudadanos mexicanos

El tratado de  Adam Odonnis Fue el primer intento de fijar unas fronteras estables entre ambas naciones. Se firmó durante la época del virreinato, cuando el nombre era aún Nueva España.

La potencia colonial renunció a varios territorios que le pertenecían, como Oregón o Florida. La frontera quedaba fijada en el paralelo 42º, más o menos al norte de Arkansas. Texas, a pesar de las apetencias estadounidenses, se quedó en la parte española.[3]

Contexto socio económico

La situación de México a principios del s. XVIII era la propia de un país que llevaba años de conflicto interno. La economía se había visto fuertemente afectada por las guerras y el Estado estaba en la ruina.[4]

Sin embargo, en los Estados Unidos se vivía una fiebre expansionista que, tras obtener Florida y Luisiana, ponía los ojos en el Pacífico. De hecho, pronto comenzaron a instalarse colonos estadounidenses en la zona.

Un viejo objeto de deseo era Texas, muy poco poblada y que se había quedado en el México independiente.[5]

Política migratoria mexicana

Muchos historiadores señalan que la torpe política migratoria de los gobiernos de México contribuyó a que perdiera parte de su territorio. La falta de población en vastos terrenos venía ya desde la época colonial y afectaba especialmente a las Californias, Nuevo México y Texas.

Las autoridades del virreinato inauguraron una política para repoblar estas regiones, que luego fue seguida por las administraciones tras la independencia. Entre las medidas tomadas estaba atraer a extranjeros, que podían comprar la tierra a bajo costo y nacionalizarse mexicanos rápidamente.

El único requisito era que fueran católicos y que hablaran español; muchos estadounidenses se acogieron a ese plan. Solo en Texas, 300 familias recibieron una concesión para instalarse allí de una sola vez.

El resultado fue que en 1834 el número de estadounidenses en Texas superaba ampliamente al de mexicanos: 30 000 por 7.800.

El Álamo y la pérdida de Texas

Los sucesos que acabaron con la pérdida para México de Texas vienen precedidos por las manifestaciones de descontento de sus habitantes hacia el entonces presidente Antonio López de Santa Anna.

El movimiento independentista texano dio el primer paso efectivo al atrincherarse en la misión de El Álamo en 1836. Allí declararon su oposición a Santa Anna y declararon su independencia.

El ejército de México consiguió desbaratar esa intentona, pero acabó siendo vencido en la batalla de San Jacinto. Las tropas mexicanas, comandadas por el propio Santa Anna, no pudieron hacer frente a las fuerzas texanas y estadounidenses que cruzaron la frontera para apoyarlos.

Al finalizar la batalla, Santa Anna es hecho prisionero y acaba firmando los Tratados de Velasco. Aunque estos fueron rechazados por la administración del país y no reconocieron la independencia texana, lo cierto es que hasta 1845 ese territorio se gobernó autónomamente.

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