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Tres etapas en la evolución de la historia


Enviado por   •  9 de Abril de 2013  •  Trabajo  •  1.875 Palabras (8 Páginas)  •  651 Visitas

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INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO

DE LA

HISTORIA

El origen etimológico del vocablo es griego. Comprende las ideas de inquirir o determinar la causa de un hecho. Es entonces, una disciplina del acontecer, de lo que dio comienzo a distintos fenómenos.

“Se entiende por Historia; el conjunto de hechos sociales del hombre, que tienen un encadenamiento causal e influyen en el desarrollo colectivo”, nos recuerda, en nuestro medio, el maestro Jaime Eyzaguirre . Y, en efecto, la cuestión de precisar los conceptos aplicables a la Historia, no es ni accidental ni secundaria, sino de capital importancia para precisar los alcances de nuestra disciplina y proyectar sus tareas específicas.

Otros nos indican que la historia es “la elaboración del conocimiento científico referente al pasado humano” . Y también para destaca su carácter de disciplina científica, “el conjunto ordenado y sistematizado de principios y reglas que estudian los hechos pasados del hombre que poseen relevancia social” .

Al respecto, debe tenerse presente, que “la Historia representa la vida misma en la que germinan las varias manifestaciones del espíritu humano, entre ellas las jurídicas” . Ello nos conduce a considerarla como una disciplina de capital importancia, a la hora de precisar las características mismas de la evolución del Derecho y de sus instituciones. Se puede decir, en resumen, que no hay Derecho sin Historia, como no puede existir una institución sin un fundador.

Como puede apreciarse, el tema no resulta para nada baladí. De él se derivan una serie de cuestiones que escapan a un trabajo de esta naturaleza, pero no por ello pueden soslayarse sin siquiera mencionarlos.

En primer lugar, la antigua discusión de la naturaleza del tiempo. Para poder responder a tal cuestión debemos de situar el problema en la dimensión de la creación y su creador. Si consideramos que el Universo y los hechos que en él ocurren, son consecuencia de un acto creador originario, obra de Dios, debemos de concluir forzosamente, que la consecución lineal de los acontecimientos, lo que vulgarmente llamamos “el tiempo” (de tempora latina) es también un producto de la creación y que, por tanto, ha tenido un remoto principio, que no conocemos sino por obra de la Revelación divina.

En esta perspectiva los hechos humanos pueden ser clasificados según su ubicación temporal, como:

a) Hechos Pasados, aquellos que ocurrieron ya; y que por ello se vuelven irrepetibles y únicos.

b) Hechos presentes, los que ocurren en este momento (como en este instante al leer estas líneas) y;

c) Hechos Futuros, que aún no ocurren.

De lo dicho se desprende que los únicos hechos que son objeto posible del estudio de la Historia, son aquellos que ya han ocurrido, es decir los hechos pasados, que pueden ser medidos y cuantificados y apreciados en sus diversos aspectos, por la circunstancia misma de haber quedado fijados de manera invariable e irrepetible. La irrepetibilidad es la cualidad distintiva del hecho histórico, que, entre otras peculiaridades, hace imposible de ser recreado para experimentar con él, lo que origina un problema subsecuente que veremos más adelante.

Por el contrario, si consideramos que el Universo es una realidad incausada, sin creación interviniente, la conclusión es que el tiempo es eterno o bien, lo que puede resultar paradojal, que el tiempo es una categoría imaginaria creada por la imaginación humana. “Pura ilusión” dirá Sartre.

Y por ello, la determinación de la categoría de “histórico” para un hecho concreto, resultará puramente arbitraria y subjetiva, de lo que se deriva la imposibilidad de hablar de “historia del conocimiento” o de “historia de las verdades”, pues éstas dependen del propio historiador que formula su juicio y no de lo que objetivamente son. A lo más se podrá hablar de “tendencias”, “probabilidades”, “eventos”, pero no de hechos concretos y consecuencias.

En segundo lugar, la cuestión sobre la relevancia o trascendencia de los “hechos históricos”. Es decir, si todo hecho humano perteneciente a la esfera del pasado puede llegar a ser constitutivo de historia o si por el contrario no debe sino considerarse histórico aquél que reúna ciertas características específicas que le diferencien de otros hechos irrelevantes para nuestro estudio.

Admitiendo que el tema desborda los márgenes de un estudio introductorio, podemos precisar las condiciones mínimas en que gran parte de los estudiosos concuerda, para hablar de “Hecho Histórico”:

1.- El transcurso del tiempo: No es una cuestión precisa, pero se requiere que haya transcurrido una cantidad de tiempo que permita evitar que la indagación en el pasado se vea afectada por las pasiones y prejuicios del historiador.

2.- La desaparición de los protagonistas del hecho histórico, o a lo menos su retiro de la vida activa.

3.- La formación de una adecuada perspectiva desde la cual observar las consecuencias de los hechos históricos.

Como puede observarse la cuestión fundamental es el transcurso del tiempo, pues las dos condiciones finales no son sino una derivación de la primera.

Es en este sentido que Jean Francois Revel señala “La Historia no puede escribirse antes del transcurso de dos generaciones, antes sólo es crónica periodística”. Asimismo se ha dicho que el hombre es siempre mal testigo de su época, sentencia que nosotros enmendaríamos indicando que sólo el estadista es un buen testigo de su época y no el historiador.

UTILIDAD DEL ESTUDIO DE LA HISTORIA

Resulta casi un lugar común referirse a la utilidad de los estudios históricos . Ellos nos permiten entender los desafíos de la sociedad a la que pertenecemos y a las que estudiamos desde fuera. Conocida es la máxima que indica que aquellos pueblos que ignoran su historia están condenados a repetirla y podríamos agregar que no sólo la repiten, sino que decaen al volver a cometer los mismos

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