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Ubique temporalmente el período de prosperidad económica a la que hace referencia el autor. Enumere sus principales características.


Enviado por   •  24 de Julio de 2016  •  Trabajo  •  2.553 Palabras (11 Páginas)  •  245 Visitas

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Los Años Dorados

  1. Ubique temporalmente el período de prosperidad económica a la que hace referencia el autor. Enumere sus principales características.

La prosperidad económica comenzó en la década del ´50 y la gente de los países más desarrollados se dio cuenta que los tiempos habían mejorado, aunque el reconocimiento total, principalmente para los economistas fue entre las turbulentas décadas del ´70 y del ´80.

Una de las razones por las que se tardó en reconocer la excepcional época de los años dorados fue porque Estados Unidos y Gran Bretaña, como economías líderes, no mostraron un gran crecimiento como si lo hicieron otros países. El pleno empleo se generalizó en los años sesenta, durante esta época dio por sentada su prosperidad.

La industrialización se expandió por países capitalistas, socialistas y del tercer mundo, los países agrícolas adquirieron enormes sectores industriales.

La economía mundial crecía, el comercio mundial de productos elaborados aumentaba y la producción agrícola mundial también. Un factor importante en esta época de oro fue el precio del barril de crudo, haciendo que la energía sea sumamente barata, hasta que en la década del ´70 los productores de petróleo fijaron el precio que la demanda aceptaba pagar.

  1. ¿Cuáles fueron los efectos que generaron los avances de la tecnología, enumere algunos de ellos.

Los avances tecnológicos se vieron reflejados en aspectos cotidianos, por ejemplo cuando uno piensa en un ciudadano medio de esta época que vive como los ciudadanos ricos de la generación anterior; lo más destacado de esta época fue hasta qué punto la revolución tecnológica fue el motor de la expansión económica. Ayudó a la multiplicación de productos ya conocidos y a los que aún eran desconocidos como el plástico, que se fue desarrollando en el período de entreguerras. La guerra tuvo una importante participación, ya que con su demanda de alta tecnología, surgieron una serie de procesos revolucionarios que luego se adaptaron al uso civil. Algunos efectos causados por los avances tecnológicos fueron, el cambio de la vida cotidiana de la mayoría de los países, principalmente los más ricos, con la llegada de la radio y los transistores que gracias a este último la radio llega a la mayoría de las aldeas. Así comienza la “conciencia consumista” donde lo último, lo nuevo, se lleva la atención de todos. Cuanto más compleja era la tecnología, más difícil era el descubrimiento, la invención y la producción y más caro el proceso de creación. Así surge la “investigación y desarrollo” que fue fundamental en el crecimiento económico. Por último con las nuevas tecnologías el capital se utilizaba de manera intensiva, y la mano de obra se eliminaba o se sustituía.

El ideal que aspiraba la edad de oro era la producción o el servicio sin la intervención del ser humano. Así parecían terminar los problemas que sufrió el capitalismo en la época de las catástrofes.

  1. ¿Qué cosas tenían claras los responsables de tomar decisiones económicas?

En el texto podemos aprender que había cuatro cosas que los responsables de tomar decisiones tenían claras.

Primero, el desastre de entreguerras, que no había que permitir que se reprodujese en ningún caso, se había debido en gran parte a la disrupción del sistema comercial y financiero mundial y a la consiguiente fragmentación del mundo en economías nacionales o imperios con vocación autárquica.

Segundo, el sistema planetario había gozado de estabilidad en otro tiempo gracias a la hegemonía, o por lo menos al papel preponderante, de la economía británica y de su divisa, la libra esterlina. En el período de entreguerras, Gran Bretaña y la libra ya no habían sido lo bastante fuertes para cargar con esa responsabilidad, que ahora sólo podían asumir los Estados Unidos y el dólar. (Esta conclusión, naturalmente, despertó mayor entusiasmo en Washington que en ninguna otra parte.)

En tercer lugar, la Gran Depresión se había debido al fracaso del mercado libre sin restricciones. A partir de entonces habría que complementar el mercado con la planificación y la gestión pública de la economía, o bien actuar dentro del marco de las mismas. Finalmente, por razones sociales y políticas, había que impedir el retorno del desempleo masivo.

  1. ¿Cuáles fueron los principales objetivos económicos de los gobiernos de las principales naciones capitalistas?

Como bien dice en el texto, durante unos treinta años existió un consenso en Occidente entre los pensadores y los responsables de tomar las decisiones, sobre todo en los Estados Unidos, que marcaban la pauta de lo que los demás países del área no comunista podían hacer o, mejor dicho, de lo que no podían hacer.

Para las potencias más importantes capitalistas, los objetivos económicos eran, un mundo de producción creciente, con un comercio internacional en expansión, pleno empleo, industrialización y modernización, y todos estaban dispuestos a conseguirlo, si era necesario, mediante el control y la gestión gubernamentales sistemáticas de economías mixtas, y asociándose con movimientos obreros organizados, siempre que no fuesen comunistas.

  1. Caracterice el capitalismo posterior a la segunda guerra mundial.

El capitalismo de la posguerra era, en expresión tomada de la cita de Closland, un sistema "reformado hasta quedar irreconocible" o, en palabras del primer ministro británico Harold Macmillan, una versión "nueva" del viejo sistema. Lo que sucedió fue mucho más que un regreso del sistema, tras una serie de "errores" evitables en el periodo de entreguerras, as u práctica "normal" (H. G Johnson, 1972). En lo esencial, era una especie de matrimonio entre liberalismo económico y socialdemocracia, con préstamos sustanciales de la URSS, que había sido pionera en la idea de planificación económica. Por eso la reacción en su contra por parte de los teólogos del mercado libre fue tan apasionada en los años setenta y ochenta, cuando a las políticas basadas en ese matrimonio ya no las amparaba el éxito económico. Hombres como el economista austriaco Friedrich von Hayek nunca habían sido pragmáticos, y estaban dispuestos a dejarse convencer de que las actividades económicas que interferían con el laissez-faire funcionaban; aunque, por supuesto, negasen con sutiles argumentos que pudieran hacerlo. Creían en la ecuación "mercado libre=libertad del individuo" y, por lo tanto, condenaban toda desviación de la misma. Habían defendido la pureza del mercado durante la Gran Depresión y siguieron condenando las políticas que hicieron de la edad de oro una época de prosperidad, a medida que el mundo se fue enriqueciendo y el capitalismo volvió a florecer a partir de la mezcla del mercado con la intervención gubernamental. Pero entre los años cuarenta y los setenta nadie hizo caso a esos guardianes de la fe.

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