Unidad 2. Antecedentes De La Estructura Socioeconómica: 1910-1940
Enviado por lycanjorel • 3 de Septiembre de 2012 • 9.955 Palabras (40 Páginas) • 1.555 Visitas
Unidad 2. Antecedentes de la estructura socioeconómica: 1910-1940
2.1. Revolución Mexicana
El periodo comprendido entre el 20 de noviembre de 1910 y la promulgación de la Constitución de 1917,
cuando terminaron oficialmente los enfrentamientos emanados de la lucha por el poder,
se conoce como Revolución Mexicana; sin embargo, los enfrentamientos armados continuaron hasta la década de 1930.
2.1.1. Causas de la Revolución Mexicana
La economía de México era predominantemente agrícola
La Revolución Mexicana de 1910 comenzó a gestarse desde mucho tiempo atrás. Porfirio Díaz gobernó el país durante más de tres décadas,
justamente cuando México se caracterizaba por ser:
Una economía predominantemente agrícola con muy poco desarrollo industrial (la heredada de la Colonia).
Una población que apenas rebasaba los 15 millones de habitantes, casi todos establecidos en el medio rural.
Una población urbana muy reducida y centralizada.
La economía en aquel tiempo se fundamentó en un modelo de acumulación y de producción bastante parecido al feudal. En este contexto, las grandes extensiones territoriales eran propiedad de un solo hombre o de una familia (hacendados) y se les conocía como latifundios.
Díaz emprendió una campaña para industrializar al país pero con la lógica de hacerlo por la vía de la importación de capitales y bienes de capital extranjeros. De esa manera se originó otra distinción social: las clases sociales no sólo se clasificaban en urbano/rural o rico/pobre sino que ahora, además, era extranjero/nacional.
En política, Díaz se fue haciendo un hombre mayor y, con él, su gabinete. No existían prácticamente las condiciones para que hombres más jóvenes y –quizá– mejor preparados, pudieran acceder al círculo íntimo de colaboradores del presidente
Porfirio Díaz había llegado al poder con el lema “No reelección”, justo cuando Benito Juárez pretendió reelegirse sin lograrlo pues le sobrevino su muerte.
En este sentido, el presidente se estaba contradiciendo, como deja ver la entrevista que le concedió al periodista norteamericano James Creelman en marzo de 1908, donde aseguró que la sociedad mexicana estaba lista para un cambio democrático, dejando entrever sus intenciones de no reelegirse. Sin embargo, incumplió sus propósitos pues ese mismo año buscó nuevamente la reelección.
La sociedad mexicana apenas subsistía con muchas carencias; las personas cercanas al mandatario y, desde luego, los dueños de las haciendas eran los únicos que gozaban de cierta prosperidad.
Esta configuración social fue el caldo de cultivo donde se gestó el movimiento revolucionario; hay que subrayar que en este mismo contexto surgieron acérrimos críticos a la política porfirista que contribuyeron a preparar el escenario para la salida de Díaz.
En 1910, Francisco I. Madero publicó el libro La sucesión presidencial, en medio de la efervescencia del alzamiento de varios clubes antirreeleccionistas, y el 20 de noviembre proclamó el Plan de San Luis Potosí, donde se dio inicio oficialmente a la lucha armada.
En el Plan de San Luis, Madero desconoció la última reelección de Díaz y se autoproclamó presidente provisional y jefe de la revolución.
En este momento ya habían surgido numerosos brotes armados los cuales fueron condensándose alrededor de la figura de Madero y culminaron con los Tratados de Ciudad Juárez en mayo de 1911, donde se dio fin a las escaladas militares.
Díaz aceptó renunciar al poder y entonces se propuso a Francisco León de la Barra como presidente provisional. Madero formó el Partido Constitucional Progresista postulándose a sí mismo como presidente y a José María Pino Suárez como vicepresidente.
Las elecciones fueron en el mes de octubre y resultaron ganadores (con el 99% de los votos) Madero y Pino Suárez, quienes iniciaron su mandato el 6 de noviembre de 1911.
Villa por su parte, mostró su total adhesión a Madero y rechazó las insinuaciones de levantarse en su contra. Pero las cosas se saldrían de control, pues una nueva escalada se cernía en torno al presidente Madero.
El movimiento contrarrevolucionario atravesó por dos momentos importantes:
1. Se alzaron en armas los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, sobrino de Porfirio, quienes no habían tenido mucho éxito por separado. Se aliaron, junto con golpistas como Victoriano Huerta, a intereses del gobierno estadunidense –representados por el embajador Henry Lane Wilson– para proclamar el Pacto de la Ciudadela o Pacto de la Embajada, con lo que se desconocía a Madero y se establecía que Huerta tomara el gobierno provisional.
2. Esto desembocó en el episodio que se conoce como la Decena trágica, en que se obligó a Madero y a Pino Suárez a renunciar al gobierno y, posteriormente, los trasladaron a la penitenciaría de Lecumberri para finalmente asesinarlos.
2.1.2. Diferencias entre Villa y Zapata
Los principales jefes insurgentes se caracterizaron por no poseer un ideario político ni mucho menos una ideología propia; en general, sólo buscaban ciertas reivindicaciones sociales, económicas y políticas.
Ya desde antes del gobierno de Madero, existían pugnas entre Villa y Zapata por las posiciones que cada uno tenía en relación al presidente.
Para Zapata las cosas eran muy claras: debía oponérsele y la única vía que le parecía posible era una nueva rebelión, esta vez contra Madero, quien no había dado cumplimiento a los compromisos contraídos en el Plan de San Luis y que además agravó el ambiente político en el estado de Morelos al nombrar como gobernador a un antizapatista.
El presidente no se dejó intimidar y mandó a las tropas federales a aniquilar a las huestes zapatistas; pero éstas, junto con su caudillo, huyeron a las montañas de Puebla y proclamaron el Plan de Ayala.
En el Plan de Ayala se resume el resentimiento y la desesperación de los zapatistas, pues afirmaban que Madero era un gobernante más oprobioso que Díaz, que traicionaba sus principios y que se burlaba de los principales postulados que en un inicio decía defender.
En el plan se desconocía a Madero como jefe de la revolución y reconocía a Pascual Orozco como nuevo jefe o al propio Zapata en caso de que el primero no aceptara.
Aquí cabe resaltar la figura de Pascual Orozco: era uno más de los jefes revolucionarios que se sumaron a Madero y se sintieron defraudados por él. Al sentir que los ideales de lucha habían sido traicionados, Orozco se sublevó contra Madero desconociéndolo mediante su plan de ataque conocido como el Pacto de la Empacadora donde reafirman los ideales del Plan de San
...