Vías de desarrollo en la arquitectura francesa en el siglo XVIII
Enviado por theohara • 2 de Noviembre de 2015 • Síntesis • 2.329 Palabras (10 Páginas) • 329 Visitas
Vías de desarrollo en la arquitectura francesa en el siglo XVIII
Contexto histórico.
La arquitectura francesa tuvo un desarrollo especial en los siglos XVII y XVIII, cuando la mayoría de los países europeos habían adoptado el barroco. El fenómeno francés tiene múltiples explicaciones: la instauración de la monarquía absoluta, situación política y militar que ofrece a Francia el estatus de gran poder europeo, un fondo psicológico de los franceses que hace que las formas clasicistas tengan preferencia. Es muy probable que Luis XIV, el rey más importante de este periodo, ha preferido la continuación de las formas de la Escuela Nacional del Renacimiento Francés y que ha mandado la creación del estilo nacional francés, que al final se llamó el Clasicismo Real. Sin embargo, la arquitectura francesa siguió el movimiento de los tiempos y adoptó los elementos formales, profundos del barroco.
Después del siglo XVII, cuando Italia todavía es el foco artístico principal, Francia, gracias a Luis XIV, se coloca en el centro de la cultura occidental. El siglo XVIII será un siglo eminentemente francés; toda la sociedad europea sigue los modelos que Francia (principalmente a través de la capitalidad París) va a imponer. Sin embargo, en otros países existen artistas de primer orden, tal vez que superan a los franceses, pero la dirección artística europea está dada de Francia.[1]
El neoclasicismo.
El neoclasicismo se origina y se consolida en este siglo y, gracias a la dominancia política francesa del XVIII, el neoclasicismo francés representa la avanzada de este movimiento. Por lo tanto, Francia es el lugar donde se ensayan las experiencias más densas, más próvidas de futuro y más ricas en ideología y doctrina. La arquitectura neoclásica se construyó como una expresión de los ideales de la burguesía revolucionaria europea, que cogió como modelo político, social, ético y estético la antigüedad clásica, greco-romana. Al proceso de formación del neoclasicismo contribuyo el interés general para la antigüedad, concretizado con búsquedas arqueológicas en Pompeya y Herculano, pero también con la elaboración de los primeros estudios de síntesis de la arquitectura de Grecia y Roma. El neoclasicismo reitera deliberantemente los modelos antiguos greco-romanos, que eran considerados el ideal de la perfección, imposibles de superar; por lo tanto, la arquitectura neoclásica los reprodujo literalmente. Esta es la diferencia principal entre el Neoclasicismo y el Renacimiento – en el periodo renacentista las tradiciones antiguas han sido asimiladas y reelaboradas, no copiadas.
El procedimiento formal característico está constituido por la aplicación rígida de los principios composicionales clásicos y la utilización de la plástica arquitectónica antigua – los órdenes griegos o romanos. Las formas neoclásicas se utilizan, sin embargo, en edificios con programas nuevos, generados por las nuevas condiciones sociales de la época; aparecen, por lo tanto, bancos, escuelas, teatros, hospitales, cuales fachadas están decoradas con columnatas dóricas, jónicas y corintias.
A fines del siglo XVIII no se utilizaban ni clasicismo ni neoclasicismo como términos denotativos del estilo. Críticos, teóricos y artistas lo denominaban simplemente el verdadero estilo y se referían a él hablando de “revival”, “risorgimento” o restablecimiento de las artes, concibiéndolo como un nuevo Renacimiento, una reafirmación de verdades atemporales. [2]
Uno de los teóricos más influyentes del siglo XVIII fue Abad Marc-Antoine Laugier, cuyo manifesto radical de racionalismo estructural, Essai sur l’architecture, apareció en 1753. Su modelo final derivaba de una primera arquitectura como una choza primitiva, una estructura adintelada rudimentaria de no más de cuatro árboles, siriendo como elementos verticales, que sostienen una superestructura abierta de dinteles y un techo inclinado de troncos y ramas. Lo que Vitruvio y sus seguidores renacentistas habían visto como principios embriónicos de la arquitectura, Laugier le puso ahora como un ideal absoluto.[3]
El Neoclasicismo es el estilo de fines del siglo XVIII, de la fase revolucionaria en que culmina la Ilustración. La austeridad moral, la seriedad exigente, el idealismo noble y a veces visionario de los librepensadores y filósofos se refleja en él. El Neoclasicismo, en sus expresiones más vitales, compartía plenamente ese espíritu de reforma que buscaba llegar, fuese mediante el paciente progreso científico, fuese a través de un depurador retorno a lo Rousseau, a una pureza y sencillez primitivas, a un mundo nuevo y mejor, un mundo regido por las leyes inmutables de la razón y la equidad, un mundo en el que lo infame sería aplastado para siempre.
– Hugh Honour
En la segunda mitad del siglo XVIII, después del Rococó, la arquitectura empieza a derivar hacia un noble clasicismo. Una de las figuras importantes de este momento de equilibrio entre el barroco clasicista y el neoclasicismo fue Ange-Jacques Gabriel. Llega con su estilo a un clasicismo tan depurado y a una contención formal tan pronunciada que sus obras casi anticipan la dirección estética del neoclasicismo. Por lo tanto, Gabriel fue el principal arquitecto que causó el giro desde el Rococó hasta el Neoclasicismo puro. También, su obra ejerció una gran influencia también sobre arquitectos como Boullée y Ledoux. El Petit Trianon de Versalles constituye el fuente principal de inspiración para el Hotel Brunoy de Boullée y el Pabellón de Louveciennes de Ledoux.
Algunos históricos llaman a Jacques Germain Soufflot como el primer gran arquitecto del neoclasicismo francés. Se formó en Roma desde donde volvió a Francia para establecerse en Lyon. Hizo un viaje en Italia en 1749 que tuvo enorme importancia en la implantación del gusto clásico en Francia. Recibe el encargo de la iglesia de Sainte-Geneviève en la colina cerca del Palacio de Luxemburgo en París.
Es la mejor demostración de cómo podía influir el estudio de la antigüedad clásica en la introducción de una nueva arquitectura. Proyectada por Soufflot después de visitar Paestum, donde tuvo ocasión de acostumbrarse con la visión de las columnas griegas recortadas contra el cielo mediterraneo, unas imágenes poderosamente evocadoras de la inmóvil previvencia de la arquitectura arquitrabada.
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