Verde Fue Mi Selva

Introducción

Indígenas shuar, chamanes, caza con cerbatana, tigres y anacondas... Con frecuencia nos

hemos acercado a la realidad de los pueblos indígenas amazónicos desde el aspecto

científico de un documental televisivo o desde el exotismo de un proyecto de viaje de

aventuras. Pero el acercamiento que permiten los cuentos de Verde fue mi selva es muy

distinto. Es mucho mejor. La autora los ha escrito desde un conocimiento auténtico de la

realidad de estas pequeñas comunidades humanas. Así, no se trata de que los lectores

conozcan desde fuera la vida en la selva, sino que se sumerjan en ella y, gracias a la magia

del relato, miren a través de sus propios ojos. No es un mundo nuevo lo que estos cuentos

ofrecen, sino una manera nueva de mirar el mundo.

Argumento

El libro está formado por doce deliciosos relatos breves que, protagonizados por niños o

adolescentes de distintos pueblos indígenas de la selva ecuatoriana, plantean un problema y

su resolución: cómo salvar una amenaza de guerra, cómo superar el miedo que inspiran las

vacunas de los médicos blancos, qué hacer durante la primera cacería en solitario, a qué

recurrir cuando a una familia la expulsan ilegalmente de las tierras de sus ancestros... Las

situaciones problemáticas que dan pie a las historias mezclan la cotidianidad amable con la

dureza del genocidio al que estos pueblos se ven sometidos. Y mezclan también el realismo

con la magia o el animismo con el que estos pobladores de la selva miran una realidad tan

distinta de la nuestra.

Interés formativo y temático

Los argumentos que hacen de este libro una excelente recomendación son varios. En primer

lugar su contenido. Sumergirse en un mundo tan distinto del nuestro será para los lectores de

estas edades una experiencia atractivísima: el contacto directo con una naturaleza aún

poderosa, el mundo de la magia y los mitos ancestrales, las distintas responsabilidades de un

niño de su misma edad en una sociedad comunitaria tradicional, un sistema de valores alejado

del materialismo occidental... En segundo lugar, la forma en que están escritos los relatos.

Edna Iturralde demuestra que a la calidad literaria puede llegarse desde la simplicidad y la

ligereza. De manera magistral nos entrega una prosa cargada de sensaciones y poesía a la

vez que transparentemente sencilla. El hecho de que se trate de una recopilación de relatos

breves, además, hará más fácil el trabajo de análisis y recreación colectivos en el aula.

Y, finalmente, la más importante de las ventajas: leer Verde fue mi selva debe ser para

nuestros alumnos un aprendizaje ético. En esta época de globalización de conciencias, se

hace más necesario

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