Visita Al Museo Del Oro; Nacimiento De Nuestro Legado

La visita al Museo del oro; era sencillamente el numeral 7 en un temario a desarrollar, pero fue cogiendo forma hasta convertirse en el ‘‘Gran paseo familiar’’, sonaba interesante la idea, pero nunca imaginé que sería espectacular apreciar tanta brillantez ante el recorrido de esas leyendas que por tiempos han estado en boca de muchos y ahora las veía allí plasmadas.

El museo del oro fue creado en 1939 con la idea de dar a conocer, lo que hoy conozco, la maravillosa leyenda del dorado y más.

El grandioso trabajo orfebre que allí se presenta, piezas de un valor incalculable que más que un diseño es el plasmas en detalle una cultura, una verdad, un legado.

La visita va acompañada de videos explicativos donde puedes ver cada proceso para la elaboración de las piezas exhibidas y entre ellos puedes ver pectorales que destacaban el poder y la autoridad, diademas, narig ueras, orejeras, los llamados poporos, los cuales son un símbolo nacional y la balsa Muisca, hermosa en cada detalle y representaba ofrenda en aquella laguna de Guatavita que dio origen a la leyenda del dorado; cada una de las exposiciones tiene su propia historia, como aquellas bandejas de diferentes tamaños que los sacerdotes utilizaban para la inhalación de Yopo (alucinógeno) que los hacia alcanzar estados alterados de conciencia para cumplir sus funciones de adivinación, cura y comunicación con otros seres; la historia de cada objeto es asombrosa y nos permite conocer un poco más en detalle lo que eran y hacían nuestros antepasados.

Todas las piezas allí exhibidas tenían un gran valor para cada pueblo, por lo que para ellos significaba y también por el método de fabricación.

Es interesante ver, como en una época de escasez intelectual; por decirlo de alguna manera, había ya una intención siempre de mejorar los procesos, como el hacer los moldes en cera dejando espacios vacíos los cuales recorrería el oro fundido para llegar a la expresión deseada, como manualmente y con dedicación se toma un trozo de oro y tras varios procesos convertirlo en una lámina de excelente delgadez o en filamentos para hacer un tejido en una nariguera, una orejera, un collar, o en muchos de los objetos que hoy nos maravillan.

El trabajo del oro fundido para hacer esas diminutas pepitas y luego unirlas en una joya artesanal es algo a lo que no se le puede calcular valor.

Son tantas las obras allí recopiladas; experiencias plasmadas de costumbres, de diferentes pueblos, regiones, rituales; cada pieza por pequeña o grande representa el orgullo de una historia que hoy hace parte de mi, que soy COLOMBIA.

Al ver todo esto cuestiono si somos llamados como uno de los países más ricos del mundo teniendo toda la problemática que tenemos hoy y donde a nuestras costumbres se les ha restado importancia, ¿cómo sería aquella Colombia donde la gente quería plasmar en material

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