YAGUACHI: POR LA SENDA DE LA CULTURA TRADICIONES DE MI PUEBLO

YAGUACHI: POR LA SENDA DE LA CULTURA

TRADICIONES DE MI PUEBLO

LA FE INQUEBRANTABLE DE NUESTRO PUEBLO.

La Emergencia Sanitaria trastocó nuestras vidas y con ella, nuestras costumbres, Desde que tengo uso de razón, esta es la primera vez que las festividades patronales de nuestro cantón no se llevarán a cabo en su completa magnitud.

Yaguachi, como el ave Fénix, se ha levantado de sus cenizas cada vez que el destino ingrato se ha ensañado con sus propiedades o su gente, estas desgracias jamás han disminuido el ánimo de sus hijos, y más bien, de a poco se ha erguido nuevamente, remontando la adversidad, siempre mirando hacia adelante, fortalecidos y llenos de fe.

El padre Bernardo Recio, en su obra “Compendiosa relación de la Cristiandad en el Reino de Quito, menciona el incendio de la iglesia de Yaguachi en el año 1757; Vicente Rocafuerte por medio de sus epístolas nos hace conocer del Gran Incendio de 1841, en el que se quemó gran parte de la antigua población de Yaguachi Viejo junto con su iglesia;  en 1842 la población sufrió el embate de la “Fiebre Amarilla” quedando reducida a unos cuantos cientos de habitantes, por último el incendio del 22 de Mayo de 1933 destruyo 4 manzanas de la población. Así, cada vez que se ha quemado la iglesia, inmediatamente se ha construido otra de mayor belleza y luego de cada catástrofe la población se ha alzado con más vigor.

La pandemia actual también castigó a nuestra población; la enfermedad, la muerte, junto con la crisis económica son el gran azote para nuestro cantón. Así, se pueden observar desde ya, la pérdida de empleo de los padres de familia. Las medidas de aislamiento causadas por la pandemia han obligado a la reducción de actividades y cierre numerosos emprendimientos. Mientras que gran parte de la población, perteneciente al grupo de trabajadores informales y aquellos sin ninguna actividad económica son los grupos más  vulnerables en las actuales circunstancias,  ya que las perdidas económicas llegan hasta un 75%.

Sin embargo nuestro pueblo permanece impávido, y a fuerza de tesón emerge con más ánimo, con más fuerza y sobre todo con una fe inquebrantable la misma que es depositada en su patrón “SAN JACINTO”, culto amoroso que ha perdurado por casi cinco siglos.  

El inicio del mes de Agosto, mes de nuestro patrono, nos ha permitido observar la fortaleza de nuestros conciudadanos, nuestra gente que en su fe ha hecho mover montañas; de este pueblo que siente que la vida de cada yaguacheño es un milagro conseguido por la intercesión de nuestro Santo Patrono.  Es tanto el amor filial que le profesamos al santo polaco, que nos hemos apoderado de Él, haciéndolo connacional, en nuestros corazones no es extranjero, es de aquí, vive arriba de nosotros, es nuestro Zambo o como diría Mons. Roberto Pazmiño Guzmán, es nuestro “Santo Andariego”.

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