Zaragoza; 5 De Mayo De 1865
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PARTE DEL GENERAL IGNACIO ZARAGOZA ACERCA DE LA BATALLA DEL 5 DE MAYO DE 1862
EJÉRCITO DE ORIENTE, GENERAL EN JEFE.
Cuartel General en Puebla, a 9 de mayo de 1862
C. Ministro de la Guerra.
México.
Después de mi movimiento retrógrado que emprendí desde las cumbres de Acultzingo, llegué a esta ciudad el 3 del presente según tuve el honor de dar parte a usted. El enemigo me seguía a distancia de una jornada pequeña, habiendo dejado a retaguardia de aquélla, la segunda brigada de caballería, compuesta de poco más de 300 hombres, para que en la posible lo hostilizara, me situé como llevo dicho en Puebla. En el acto di mis órdenes para poner en un regular estado de defensa los cerros de Guadalupe y Loreto, haciendo activas las fortificaciones de la plaza, que hasta entonces estaban descuidadas.
Al amanecer del día 4 ordené al distinguido general C. Miguel Negrete, que con la segunda división de su mando, compuesta de 1200 hombres, lista para combatir, y a su mando, ocupara los expresados cerros de Loreto y Guadalupe, los cuales fueron artillados con dos baterías de batalla y montaña. El mismo día 4 hice formar de las brigadas Berriozábal, Díaz y Lamadrid, tres columnas compuestas: la primera de 1 082 hombres, la segunda de 1000 y la última de 1020 toda infantería y además, una columna de caballería con 50 caballos que mandaba el general Antonio Álvarez, designando para su dotación una batería de batalla. Estas fuerzas estuvieron formadas en la plaza de San José, hasta las doce del día a cuya hora se acuartelaron. El enemigo pernoctó en Amozoc.
A las 5 de la mañana del memorable día 5 de mayo, aquellas fuerzas marchaban a la línea de batalla que había yo determinado; y verá usted marcada en el croquis adjunto: ordené al C. comandante general de artillería, coronel Ceferino Rodríguez, que la artillería sobrante la colocara en la fortificación de la plaza, poniéndola a disposición del C. comandante militar del Estado, general Santiago Tapia.
A las diez de la mañana se avistó el enemigo y, después del tiempo muy preciso para acampar, desprendió sus columnas de ataque, una hacia el cerro de Guadalupe, compuesta corno de 4000 hombres con dos baterías y otra pequeña de 1000 amagando nuestro frente. Este ataque, que no había previsto, aunque conocía la audacia del ejército francés, me hizo cambiar mi plan de maniobras y formar el de defensa, mandando en consecuencia que la brigada Berriozábal a paso veloz, reforzara a Loreto y Guadalupe, y que el cuerpo de carabineros a caballo, fuera a ocupar la izquierda de aquéllos, para que cargaran en el momento oportuno. Poco después mandé al batallón Reforma, de la brigada Lamadrid, para auxiliar los cerros que a cada momento se comprometían más en su resistencia. Al batallón de zapadores de la misma brigada, le ordené marchase a ocupar un barrio que está casi a la falda del cerro, y llegó tan oportunamente, que evitó la subida a una columna que por allí se dirigía al mismo cerro, trabando combates casi
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