Zarathustra de Friedrich Nietzsche (1844-1900)
Enviado por davidsamuel • 6 de Febrero de 2013 • Informe • 472 Palabras (2 Páginas) • 481 Visitas
Os presentamos la segunda, tercera y cuarta partes del Así habló Zarathustra de Friedrich Nietzsche (1844-1900)
La Segunda Parte se inicia cuando Zarathustra se encuentra en la montaña aguardando a que la semilla plantada por él de sus frutos. Se impacienta, a causa de la sobreabundancia de su sabiduría; y un amanecer tiene un sueño: la doctrina predicada por él está siendo desfigurada. Ha perdido a sus amigos, y tiene que ir a buscarlos de nuevo. De todos modos no es seguro todavía que sus discípulos vayan a abandonarle y, por ello, Zarathustra sostiene la esperanza: Es posible que vosotros, amigos míos, os asustéis tambien de mi sabiduría
salvaje; y tal vez huyáis de mi juntamente con mis enemigos.
De todos modos, la idea central que resuena, abierta o escondidamente, en la segunda parte, es la voluntad de poder. Por ello los primeros capítulos son ataques contra quienes con su enseñanza se oponen a esa voluntad. Los compasivos, los sacerdotes, los virtuosos, los sabios famosos, la chusma, las tarántulas: todos ellos sienten aversión contra la vida y su esencia. Están dominados por el espíritu de la venganza. De repente, surgen tres capítulos de tono
lírico «La canción de la noche», «La canción del baile»y «La canción de los sepulcros». Y tras ellos aparece el esbozo del hombre que se libera del espíritu de venganza contra la vida.
«De los grandes acontecimientos» nos informa de los viajes y andanzas de Zaratustra, así como también lo hace el capítulo dedicado a la «redención», en que Zaratustra dialoga con los lisiados y mendigos. El capítulo final de esta parte hace emerger, como un monstruo, el pensamiento del eterno retorno. Zaratustra «grita de terror» ante él. No quiere decirlo; se muestra obstinado y calla a pesar de todos los requerimientos. «Y yo reflexioné durante largo tiempo y temblaba. Pero acabé por decir lo que había dicho al comienzo: "No quiero"». Por la noche se marcha solo y abandona a sus amigos.
La tercera parte constituye la culminación de la obra. No se olvide que, en el primitivo plan de Nietzsche, Así habló Zaratustra concluía con ella. Como puede suponerse, su tema central es lo que quedó inexpresado al final de la segunda: el pensamiento del eterno retorno, que Zaratustra «no quiso» decir.
También ahora duda en proponerlo
«Esta idea es más bien aludida que realmente desarrollada. Nietzsche tiene casi miedo de expresarla. El centro de su pensamiento rehúye la palabra. Es un saber secreto. Nietzsche titubea y levanta siempre nuevas vallas en torno a su secreto, pues en su intuición suprema es donde más atrás queda por debajo del concepto. El misterio de su idea fundamental queda envuelto, para él mismo, en las sombras de lo inquietante. Tal vez se salga así por vez primera de la senda de la metafísica y se encuentre sin camino alguna, perdido en una
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