Ética para amador Capitulo 8
Enviado por Mariyjoose • 30 de Octubre de 2017 • Apuntes • 1.419 Palabras (6 Páginas) • 5.536 Visitas
Ética para amador
Capitulo 8
Los placeres de la vida no van enfocados únicamente al placer sexual, es por ello que mucha de la población toma este tema como inmoral, pues bien sabemos que este placer se asocia con los genitales.
El cuerpo humano por excelencia esta creado para sentir, ya sea dolor o placer.
¿Porque las personas se abstienen de sentir el placer sexual? Simple, por miedo al placer, por el simple miedo de que ese placer les guste y dejen a un lado todos sus compromisos por el simple capricho de cumplir ese gusto.
Pues bien, para que esto no suceda, debemos saber diferenciar entre lo que es un gusto y un placer a un vicio.
Un placer, es darle un gusto a nuestro cuerpo, es darnos un momento de relajación y ausentarnos de la vida del trabajo y de la escuela por un momento, una copa en medio de tanto que hacer, no es malo, al contrario, es benéfico para la salud, pues bajamos nuestros niveles de estrés, es apartarnos un momento de todo para encontrarle un poco más el gusto a la vida.
Ahora bien un vicio es deja todo lo que hacemos para cumplir ese capricho, ese deseo que nuestro cuerpo exige, el placer lo usamos para encontrar un momento de diversión y relación en la vida, al contario del vicio, lo encontramos como un refugio para olvidarnos que nuestra vida no va bien y que es miserable. Es cierto, Ese placer momentáneo que nosotros tengamos (tratándose de un vicio) nos hace alejarnos de todo y olvidar nuestra monótona vida por un instante, pero una vez que el efecto de ese vicio pasa, nada cambia, todo vuelve a ser como era y por el contrario a un buen placer, ese vicio nos hace sentirnos aún más miserables.
Hay que saber disfrutar de los placeres y ponerles un límite de hasta donde pueden darnos un rato de alegría.
Todo lo que vayamos a hacer, no importa que tan sencillo o que tan grande sea debemos asegurarnos de que nos haga felices, porque ¿Qué importa que tanto dinero tenemos, que tan poderosos somos o que tan conocidos seamos, si no somos felices?
debemos tener claro que todo lo que hacemos, por todo lo que trabajamos, sufrimos y nos esforzamos, si lo analizamos un poco es con el fin de alcanzar un poco de alegría.
El niño con el pijama de rayas
capítulo 17 - 18
El cambio, principalmente para los niños, siempre es muy duro, como el caso de Bruno, no solo tuvo que cambiarse de su casa de Berlín a su casa de Auschwitz, si no que gracias a los piojos que se le pegaron a él y a Gretel y claro, gracias a petición de su madre, ahora se cambiarían, de nuevo, a la casa de Berlín. Cosa que no le pareció buena idea a Bruno porque solo se irían, él, Gretel y su madre, Su padre no regresaría con ellos por cuestiones de trabajo.
Se suponía desde el principio, que Bruno quería regresar a su casa de cinco pisos, con sus amigos y con sus abuelos. Sin embargo ahora había conocido a su mejor amigo Shmuel, él lo consideraba el mejor ya que tenían muchas cosas en común.
Separarse de un amigo es siempre difícil, pues las despedidas son lo peor que les puede pasar a dos amigos, sin embargo Bruno pensaba en hacer una despedida épica. Fue a ver a su amigo Shmuel para contarle lo que sus padres planeaban, sin embargo cuando lo vio, Shmuel comenzó a contarle que no encontraba a su padre, tenía días que no le veía y comenzaba a preocupase por su ausencia. Bruno al instante pensó que sería un genial aventura pasar al otro lado de la alambrada para que juntos buscaran al padre de Shmuel, los dos creyendo que era buena idea acordaron verse al día siguiente en el mismo lugar de siempre y, para que no reconocieran a bruno, este se pondría un pijama de rayas como el de Shmuel.
La inocente mente de los niños frente esta situación y el descuido de los padres, llevo a bruno a vivir esta aventura, en la que él se sentía como el mejor explorador del mundo pues encontró cosas que nadie más había visto, para empezar había explorado toda la casa de Auschwitz, pero lo que más le emocionaba era que por fin iba a conocer todo lo que había del otro lado de la alambrada. Pero lo más importante, es que había conocido alguien que nadie más había descubierto, un judío bueno.
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