1913: Diciembre 4
Enviado por Lezbika • 5 de Diciembre de 2011 • 1.314 Palabras (6 Páginas) • 629 Visitas
(1913: Diciembre 4)
Recuerda algunos días de la revolución, cuando Cruz se encontraba con los alzados en un pueblo, al lado de una mujer que conoció, Regina. Pasan días felices en el pueblo que está sirviendo de cuartel a los rebeldes.
Sin embargo los federales mandan una contraofensiva y Cruz debe salir de nuevo al campo a combatirlos. Va a caballo con los suyos pero sus pensamientos están en el pueblo con Regina. De pronto los atacan. Su caballo cae abatido por las balas y él huye pensando de nuevo en Regina. Encuentra a un soldado herido, pero lo abandona para ver qué ha sucedido. Al rato aparece otro de los suyos con el herido en brazos ya muerto. Cruz hace ademán de huir pero el soldado lo detiene diciéndole que los federales ya huyeron, que llegó la caballería y los vencieron, que no se ve bien, que regresen al cuartel. Artemio asiente pensando en Regina y en que ahora todos sabrán de su deserción en la batalla. Sin embargo el soldado le dice que le recibirán como a un héroe pues él y sus hombres detuvieron sin querer el avance de los federales y así consiguieron que la caballería pudiera reaccionar a tiempo.
Llegan al pueblo y allí descubren que los federales entraron por sorpresa al pueblo y aunque no pudieron llegar al cuartel se vengaron en los barrios aledaños. Artemio en unos árboles donde han ahorcado a algunos del pueblo encuentra a Regina. Lo llevan a acostar para que descanse y él recuerda sus momentos felices con Regina. Entonces entra en la fantasía de que ella no está muerta, sino que se fue hacia el sur, atravesó las líneas enemigas y se fue al siguiente pueblo donde le estaría esperando en otra habitación. Con estas ensoñaciones monta su caballo y atravesando las líneas de los federales siembra la muerte y la destrucción y se dirige hacia el sur.
Desde su lecho de muerte Artemio Cruz de nuevo maldice a su hija y su esposa que se han quedado a su lado por el interés, por el dinero, pero que en el fondo odian todo lo que tienen pues todo se lo ha dado él.
Vuelve a oírse una grabación donde hablan de los beneficios de Cruz administrando los empréstitos norteamericanos en los ferrocarriles y como esos líderes comunistas le quieren estropear el negocio. En la represión policial parece que hay un muerto y Cruz ordena a su periódico que tape la noticia y que la policía cierre la imprenta donde los trabajadores piensan publicar la noticia. También hablan de los negocios de la construcción de una carretera que Cruz quiere que pase por unas tierras que él compró, pero otro, Juan Felipe Couto, que también tiene tierras por allí quiere lo mismo y como planea difamarlo desde su periódico con noticias sobre sus líos de faldas.
Artemio piensa como su mujer, su hija y su yerno Gerardo quieren apresurar su muerte para quedarse con sus riquezas. Hacen que venga un cura. Llega el yerno y Artemio se ríe de él. Las mujeres dicen que está fingiendo, que no se va a morir y que solo se está riendo de ellas una vez más. Discuten y luego callan, mientras el cura le unta un aceite en el cuerpo a Artemio y pronuncia su "Ego te absolvo".
De nuevo entre sueños Cruz piensa que vivió setenta y un años sin darse cuenta de cómo funcionaba su cuerpo, pero hoy enfermo empieza a ser consciente de él. Pues la sangre que recorrió durante años una arteria con dificultad hoy ya no lo hará más, se parará y así se quedará estancada, pudriéndose.
Entonces Catalina, su mujer, se acercará a él para preguntarle si necesita algo. Acariciará su frente y vendrá a recordarle, aunque sea al final, que la soberbia es superflua y la humildad necesaria. Sus dedos querrán calmar su dolor y decirle tal vez lo que no le dijeron hace cuarenta
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