24 horas en la vida de una mujer

                                               Reflexiones sobre la Pasión y la Moral

Por Renata Zúñiga

“24 Horas en la Vida de una Mujer” de Stefan Zweig es una obra literaria que nos lleva a un mundo de pasiones y dilemas morales a través de la mirada de una narradora anónima. En esta novela corta, Stefan Zweig comenta sobre la complejidad de la naturaleza humana y la lucha entre la pasión y la moralidad en el suceso escandaloso de un hotel de la Riviera francesa. La historia trata de cuando el escritor Stefan Zweig está alojado en una pequeña pensión para gente rica en la Riviera del Montecarlo. Pasa un gran escándalo, un hecho ha conmocionado a todos los que allí residen: Henriette una mujer francesa de familia rica, que es casada y madre de familia, ha abandonado marido e hijas para irse con un joven seductor a las pocas horas de haberlo conocido. En eso una anciana aristócrata inglesa, huésped también de la pensión, cuenta de otro escándalo que paso cuando ella era joven. Lo que paso fue que una Viuda y con dos hijos mayores, Mrs. C… encuentra en la ruleta de Montecarlo a un joven jugador Polaco que está al borde que esta por suicidarse por haber perdido su dinero en el juego. Ella se le acerca y le pide seguirla. El desconocido la toma por una prostituta y le responde que no tiene dinero. La viuda Mistress C. le ofrece darle dinero y también pagarle el alojamiento de esa noche, pues intuye la soledad del muchacho en la ciudad y su carencia de un sitio a donde ir. El desesperado jugador le lleva a su hotel y le confiesa parte de su vida: Su carrera diplomática rodo por el suelo a causa de vicio por el juego y a allegado al punto de robar a una anciana prima suya para seguir apostando. Después del relato del joven la viuda Mistress C. hace jurar al joven que abandonara el juego. Para que luego ambos pasen una noche de amor. Al día siguiente, al despertar, horrorizada y confusa por lo sucedido, antes de alejarse avergonzada, le hace prometer al joven que nunca volverá a jugar y abandonará Montecarlo de inmediato. Quedan en que ella le entregue el pasaje de regreso. Cuando se encuentran otra vez, un gran respeto y gratitud animan al joven; y ella se siente feliz porque le ha salvado la vida; además, él le reitera, por su honor, que abandonará aquel lugar. Sin embargo, Mistress C. siente que está enamorada y no soporta la idea de separarse de aquel joven; se siente capaz de arriesgarlo todo por seguirlo a donde sea y una gran depresión la embarga. El joven promete no volver a jugar, pero la noche siguiente lo encuentra otra vez en la ruleta apostando como nunca, pero ahora está ganando una fortuna. La viuda furiosa, se le acerca para recordarle su promesa. Él la insulta y le arroja a la cara el dinero que le adeuda. La viuda huye avergonzada. Después de diez años se entera que aquel joven término suicidándose por sus deudas de juego, asunto que la tranquiliza, a cambio de que le cause tristeza, hay un testigo menos del escándalo que ella ocasiono en Montecarlo.

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