A PURO PULSO

Proveniente de Santander del sur, tiene una familia muy numerosa que para esa época era normal, Ernesto y German fueron los sextos de once hermanos. Su padre, llamado Ricardo Mejía, era un hombre que le gustaba estar en contacto con el campo, le gustaba comprar fincas, la arreglaba, la engrandecía, las valorizaba y vendía para comprar otro pedazo descuidado y aplicaba el similar tratamiento, es raro esto, pero no se apegaba a ningún parcela. Tenía un temperamento fuerte, era correcto, inestable e inconforme. Su madre, Ana Victoria Amaya, era una mujer buena, sumisa, de excelente genio, muy aguantadora y trabajadora. Fue la primera esposa de Ricardo y su mejor ayuda “sus diferencias de carácter fueron complemento mutuo”. Estuvieron juntos por más de 50 años. Vivieron entre Socorro y Charala en una finca llamada Valdepeñas, en esta región había muchas dificultades para ir a la escuela, Ricardo consiguió una maestra que vivía en la casa eso fue en el año 1941, les daba clase a todo los hermanos.

En el campo cultivaban productos propios de la región y mantenían algunas vacas, en ese lugar le asignaban varias tareas: recoger abonos, leña, apartar terneros, hacer o reparar cercas, entre otros. Ellos vivían felices en ese lugar. Una tía de Ricardo falleció y le dejo de herencia una pequeña casa en chía pretexto que no desaprovecho para buscar mejores opciones de educación para sus hijos, vendió todo lo que tenían y arreglaron todo, empacaron la ropa y algunas pertenencias de valor afectivo. Con el dinero que tenían Ricardo monto en compañía de Manuel Serrano tío de Cecilia Castro “quien sería esposa de Ernesto”. Montaron una lechería que para esa época era muy moderna, pues vendían la leche embotellada pero tuvieron que trasladar el negocio a Nemocon, pues no estaban acostumbradas a la vida agitada y a tanto robo. Ricardo se llevó a la familia y Manuel se retiró de la sociedad. Nunca descuidaron las otras cosas que sabían hacer: Agricultura

...