Acerca de la intervecion
Enviado por noelia.26 • 13 de Septiembre de 2016 • Resumen • 1.751 Palabras (8 Páginas) • 493 Visitas
Acerca de la intervención
Por
Jorge Huergo y Kevin Morawicki
Es interesante observar que, según el diccionario de lengua latina, inter-venire (intervenir) significa en principio entrometerse, estorbar, interrumpir, impedir, perturbar; y el ―interventor‖ es un visitante inoportuno e imprevisto, que aparta o intercepta a alguien de su camino o destino. Como vemos, el significado de ―intervención‖ es, en principio, negativo.
También provisoriamente, se dice en Hacia una genealogía de Comunica- ción/Educación (Huergo, 2005) que es posible afirmar que esto ocurre porque la intervención designa un conjunto de acciones estratégicas que ―irrumpen‖ en el dinamismo de ciertas prácticas culturales(cf. Huergo, 2005). De hecho, si recordamos la noción de Rosa Nidia Buenfil Burgos (trabajada en 1er. Año), lo educativo nace de una interpelación, que siempre es un modo de intervención (no sólo verbal, por supuesto). Es cierto que ―la idea de intervención está de alguna manera vinculada a un acto de imposición por parte de un agente externo‖ (Morawicki,2007: 246), por lo que muchas veces degenera en un tipo de práctica autoritaria. De allí que se afirma en La lucha de los Innombrables (Morawicki, 2007) que la idea de intervención, por eso mismo, debe ser revisada y repensada (y probablemente descartada en un mundo que se resquebraja en los entretelones de la crisis orgánica). O, acaso, debemos apostar a ella como práctica colectiva de la subjetividad en tiempos de proyectos latinoamericanos alentadores. Como fuese, podríamos decir que en la intervención hay (explícitamente o no) un horizonte político de la interpelación de un orden cultural. Por eso podemos caracterizar a la intervención como una práctica del orden político-cultural. Cabe destacar que uno de los rasgos que vinculan a las políticas culturales con la intervención educativa y docente es su carácter proyectivo. Cada proyecto, articulado a determinadas formaciones discursivas, produce una interpretación del mundo, de la vida y de lo educativo, de acuerdo a intereses, expectativas y sentidos diferentes, que se traslucen en la intervención. Esto quiere decir que la intervención docente porta, carga, pone de manifiesto un determinado proyecto (propio de quien interviene o en el que se inscribe la intervención). (El sentido de una «política cultural» no se agota en lo que se genera, como interpelación y reconocimiento, desde determinadas acciones estratégicas (sean estas «oficiales» o no), sino que, a nuestro juicio, abarca también una multiplicidad de diferentes prácticas culturales (en el sentido de tácticas) desarrolladas por sectores «débiles». Una política cultural también comprende los recursos empleados para ejercer oposición a las significaciones dominantes y para defender formas contra hegemónicas existentes o emergentes (cf. Huergo, 2005).
Y en el sentido o significado de ese proyecto se diferencian las formas de intervención. La intervención (y también la intervención docente) es un tipo de acción. Dice el sociólogo inglés Anthony Giddens que ―una acción nace de la aptitud del agente para «producir una diferencia» en un estado de cosas o curso de procesos pre-existentes. Un agente deja de ser tal si pierde la aptitud de «producir una diferencia», o sea, de ejercer alguna clase de poder‖ (Giddens, 1995: 51). Sin embargo, esta vinculación de la acción con el poder no significa, en principio, que si bien hay toma de decisiones, las opciones de la acción sean del todo libres ni que toda acción tenga un sentido transformador. De hecho, las circunstancias de la acción operan a la manera de un condiciona-miento o un constreñimiento social. Pero esto, aclara Giddens, no quiere decir quela estructura deba concebirse como algo externo a la acción o como una fuente de restricción e imposición. Más bien debe concebirse la acción como articulada con la estructura: la acción está constituida por la estructura y a la vez va constituyendo a la estructura. Puede ser de interés distinguir dos grandes tipos de intervención, de acuerdo con las diferencias que propone Jürgen Habermas entre ―acción instrumental‖ y ―acción comunicativa‖ (cf. Habermas, 1992). Él sostiene que toda acción instrumental está orientada a la manipulación, el control y el dominio sobre el otro, configurando un tipo de racionalidad centrada en la identidad (en un sentido totalizador) y el etnocentrismo de quien interviene. En sus aspectos más radicales, configura eso que Freire denomina acciones ―para los otros, que a veces se revelan como posiciones―contra los otros.
La acción comunicativa, en cambio, está basada en la diferencia, esto es: en el reconocimiento de la otredad. En el contexto del pensamiento crítico, designa una suerte de voluntad o de acción transformadora pero
―con‖ los otros (como afirma Freire),habida cuenta de las relaciones de fuerza, las contradicciones y las redes de poder existentes en las prácticas sociales. Podemos considerar que la intervención es una práctica social (que implica o compromete a la subjetividad) que pone en relación o articula a la reflexión con la acción, que ya no pueden percibirse dicotómicamente. La intervención, como acción, implica siempre cierta reflexividad. Es en la intervención que se desnuda la íntima y mutua vinculación entre práctica y subjetividad, haciéndose imposible comprender una sin la otra. Esto es, la intervención está mediada por la subjetividad; a su vez, la subjetividad está (y no puede no estarlo) omnipresente en la intervención (cf. Morawicki, 2007). Además,
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