Administrador De Empresa

EDUCACION EN LA EMPRESA

¿La diferencia la hacen las personas? ¿Las empresas innovadoras serán las que tendrán éxito? ¿El gasto en educación es el mejor gasto que hoy en día puede hacer una empresa? El fin de la era tayloriana ha terminado con esas afirmaciones mentirosas que insistían en que "nuestro mayor capital son las personas" y nos ha dejado algunas preguntas a las que no sabemos si estamos dando una respuesta adecuada.

La realidad no es lineal ni única. Por primera vez en la historia del siglo es cierto que la empresa depende realmente de la iniciativa, creatividad e innovación de las personas; también que una persona que no aporte o que lo haga como lo hacían antes los empleados, le estará restando a la empresa una diferencia que puede perjudicarla seriamente.

Pero curiosamente, lo primero que hacen las empresas es despedir a sus empleados en olas sucesivas y decirles que ya no pueden darles empleo de por vida. Como si lo hubieran hecho en los últimos treinta años. Porque más allá de las enunciaciones clamorosas, la realidad de los últimos treinta años ha estado signada por los ajustes, los recortes, los downsizing, las reorganizaciones y la reingeniería, eufemismos por la palabra que no se quiere usar: despido.

Pero en definitiva la cuestión se resume en una pregunta que puede ser muy incómoda para los managers actuales: ¿como comparan con sus hechos, sus palabras de que las personas son importantes? ¿Que hacen, concretamente a favor o en contra de esta afirmación? Es una pregunta incómoda, pero importante, a la cual no hay que contestar en público para quedar bien, sino que hay que analizarla en privado con una dura y honesta autocrítica, si se quieren mejorar los resultados.

La segunda pregunta que nos hacemos, la de la innovación, está relacionada con el tipo de educación que ha recibido la persona que llega a la empresa. Las empresas siguen desentendiéndose de la educación secundaria y de la universitaria. Pero cuando tienen que recurrir a los productos de estas, se encuentran con personas que han sido formadas para aprender de memoria, repetir lo que se les dice y no ser critico con la autoridad. Sin caer en absurdos como que los alumnos se fijen sus propias penas o que parezca natural y sin mayor sanción tomar el colegio, no es deseable que una persona esté de acuerdo siempre con la autoridad ni que no le cuestione temas u opiniones. Sin embargo el estudiante argentino típico llegará a la empresa con la intención de repetir lo que aprenda, no romper el statu-quo y decirle siempre a su jefe que está de acuerdo.

Los empresarios no dijeron nada cuando se instauró el absurdo sistema de la autosanción ni cuando los alumnos tomaron colegios, como si no les tocara. Pero las personas que empleen dentro de cinco o diez años tendrán esa formación con lo cual entraran en conflicto con la empresa desde el principio. Ese individuo no será un innovador, en todo caso será un rebelde y en ningún caso le interesa a la empresa.

El manager sigue creyendo que el ámbito académico es una inutilidad necesaria, pero no toma conciencia de que en definitiva se nutre de sus alumnos y que con este sistema educativo no podrá innovar demasiado. Su participación

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