Analisis La Sunamita

“Y buscaron una moza hermosa por todo el término de Israel, y hallaron

a Abisag Sunamita y la trajeron al rey. Y la moza era hermosa, la cual

calentaba al rey y le servía: más el rey nunca la conoció.”

Reyes I, 3-4

“La sunamita”, es obra de una de las más sobresalientes cuentistas mexicanas, Inés Arredondo. Conocida en gran parte por escribir sobre temas “tabú”, ya sea el incesto, erotismo, abuso sexual, etc. Y “La sunamita”, no fue la excepción a esta fama; en este cuento podemos ver el desarrollo de la feminidad, su seguridad y como de poco en poco esta se quebranta por situaciones aberrantes. Todo esto narrado a través de la protagonista, Luisa.

En un inicio, Luisa, el personaje principal, manifiesta seguridad y felicidad ante lo cotidiano. Empieza con su alrededor llamado metafóricamente como “la llama”, y la manera en que ella estaba al centro de esta. Luisa, es confiada de su apariencia femenina que avivaba “la llama” de manera erótica y con ella las miradas de los hombres alrededor. Se creía capaz de “…poder de domeñar las pasiones”, despertar el deseo sexual de quien la rodeaba, ser sensual y anhelada en cada paso que diera sin ser dominada por nada ni nadie.

La inestabilidad de Luisa comienza desde que recibe un telegrama donde se expresa que su tío, Apolonio, con quien compartía una relación muy cercana (casi de padre e hija), está a punto de morir y se ve en la necesidad de acudir con él para compartir sus últimos momentos. Aunque Luisa, reconocía la muerte como algo natural e inevitable, sus expectativas estarían muy por debajo de lo que realmente le acontecería.

En el camino hacia donde su tío, se ve envuelta en melancolía por gratos recuerdos del pasado que nacieron cuando creció como una hija al lado de sus tíos. Basto solo un momento para empezar a sentirse un tanto abrumada al llegar a la habitación de su tío, cuando manifiesta con una paradoja: “…Al entrar casi sentí frío. El silencio y la penumbra precedían a la muerte”, pues la muerte no es un referente real, puede ser meramente su estado de ánimo y no el agonizante tío (quien aún vive). Poco después recibe el llamado de este, manifestándose tan “tierno” como ella lo recordaba, aunque con una hipérbole estableciendo una “dominación” discreta hacia ella al decir: “Bendito sea Dios, ya no me moriré solo”.

El tío Apolonio, fue sutil, pero cínico desde un inicio con las “negras” intenciones que tenía para Luisa, manipulándola al montarle la responsabilidad de cuidarlo, acompañarlo y hacerse cargo de sus bienes al morir como “su esposa”. Luisa, no es una mujer ilusa, solo noble, y a lo largo del cuento su estabilidad se ve perturbada por justa razón, un abuso psicológico y sexual por quien menos se lo esperaba, una figura paternal, su querido tío Apolonio.

“La sunamita”, trata con aspectos muy controversiales y hasta la fecha callados en la sociedad mexicana, el abuso sexual dentro de la familia (incesto). Es bien sabido que la mayoría de los abusos sexuales se dan dentro del núcleo familiar, y dentro de este cuento se ve muy bien manifestado el acercamiento del abusador con su objetivo. En muchas obras literarias famosas la narración está hecha desde la perspectiva del depredador, normalmente romantizando sus acciones, pero no es el caso de “La sunamita”, donde la voz narrativa es desde la protagonista,

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