Análisis Ay Carmela
Enviado por aaa321 • 11 de Junio de 2013 • 462 Palabras (2 Páginas) • 1.036 Visitas
Ay, Carmela!
Producción: Nacho Vilar Producciones
Productor Asociado: Teatro Circo de Murcia
de: José Sanchis Sinisterra
Dirección: José Bornás
Reparto: Elisa Matilla, Daniel Albaladejo, Paquito Sánchez
Iluminación: Juanjo Llorens
Escenografía: Alejandro Andújar
Vestuario: Alejandro Andújar
Ay Carmela es uno de los textos de la dramaturgia contemporánea española que más se han representado por todo el mundo. El interés que despierta, a pesar de casi sus treinta años, es de una vigencia abrumadora.
La compañía de variedades de Carmela y Paulino – dos hombres y una mujer que recorren España en una tartana – atraviesan, por error, la línea que separa a los dos bandos durante la última guerra civil española. Inesperadamente, se encuentran entre las tropas nacionales que acaban de tomar la villa de Belchite. Una vez allí, se verán empujados a improvisar una función teatral, en honor de las tropas vencedoras, que terminará en tragedia. Los fascistas italianos que dominan la zona les piden que amenicen una velada a la que asistirán el general Franco y los prisioneros de las Brigadas Internacionales, que serán fusilados al amanecer. Los artistas se ven obligados a realizar un espectáculo bochornoso, donde se hace mofa de la República. Carmela, en medio del espectáculo, lanza un grito en favor de los brigadistas y se rebela contra los fascistas, que acaban fusilándola
La obra es algo más que el retrato de la situación de los artistas durante la guerra civil. Es la imagen de la humillación y la rebeldía encarnados en Paulino y Carmela, respectivamente. Cuando el teniente italiano pide a Paulino que amenice el espectáculo, él hace una serie de exigencias porque por encima de todo son artistas y han de salir a actuar, sean cuales sean las condiciones. Pero cuando la situación se complica, él es el primero en perder su dignidad artística, porque ha de sobrevivir. En cambio Carmela, muchacha vulgar y de pocas luces, prefiere morir antes que continuar con aquella farsa humillante e inhumana.
El autor nos sitúa en un tiempo cambiante y que se repite siempre, en un espacio donde se confunde lo vivo y lo muerto, donde convive el miedo y la rabia, la injusticia y la búsqueda de la supervivencia, donde el humor y la risa nos llevan de la mano hasta asomarnos a la estupidez de los hombres.
Sobre esta trama, Sanchís Sinisterra se apunta el acierto de no tomar partido por un bando o por otro, sino de tomar partido por la inocencia. No inocencia entendida como candidez, sino entendida como la víctima última y siempre silenciada en cualquier guerra: la de todos los inocentes que sólo quieren hacer su vida, en paz con sus vecinos y respetando, sin juzgar, las ideas del otro, y que se ven atropellados por una vorágine de destrucción, de crueldad, de la que no son responsables y que no alcanzamos
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