Análisis De Lectura: "Asertividad: La Importancia De Saber Decir Que No"

Análisis de lectura: “Asertividad: La importancia de saber decir que no”

Partiendo del concepto de asertividad empelado por el autor: “capacidad de tener seguridad en sí mismo para poder decir que no cuando sea necesario”, se puede asumir que la asertividad es un término relevante en todos los aspectos de la vida diaria. Cada momento del día está regido por decisiones propias, mismas que, en ocasiones, son determinadas por una simple y trascendental respuesta monosílaba: sí o no.

Se menciona en el texto que la asertividad es encontrar el balance adecuado entre las dos respuestas, saber cuándo contestar afirmativamente y cuándo negarse, de forma cordial, ante solicitudes de las demás personas. Para llegar a lo anterior, es necesario conocer la importancia de las actividades que realizamos, jerarquizarlas y contrastarlas, y así, al momento de responder sí o no, elegir la mejor opción.

El negarse constantemente ante cuestionamientos, puede convertirse, ante otros individuos, en un aspecto negativo y hostil si no se maneja de manera adecuada. No obstante, el siempre estar a disposición de todos, traerá problemas personales, puesto que no se cumplirán las metas de cada persona.

Otra afirmación esencial en el texto es que las personas poco asertivas son las que, para evitar conflictos y agradar, contestan afirmativamente a todo. “No pueden negarse a nada y al final acaban siendo manipulados para hacer cosas en contra de sus principios”, explica el autor. Bajo la anterior aseveración, se puede ilustrar una persona sin metas a corto o mediano plazo, con una necesidad emocional afectiva latente y, por ende, fácilmente manipulable. Por el contrario, la persona asertiva es aquella que valora objetivamente cada pedimento que se le es expedido y contesta conforme a sus prioridades.

En lo personal, el caso más lúcido que recuerdo en torno a la asertividad se presentó en diciembre del año pasado. Al estar liderando el comité estudiantil, recurrió a mí el director de una fundación, cuyo nombre es irrelevante y omitiré, a solicitar ayuda en un festival que estaba organizando a fin de recolectar cobijas, despensa y recurso monetario, dicho apoyo consistía en colocar en el evento un puesto de comida, con recursos del comité, y una vez recuperada la inversión, la ganancia se donaría a la fundación. El director me comentó que su estimación de afluencia el día del festival era de cuatrocientas personas, dada la publicidad en medios electrónicos y apoyo que contaba. Sin valorar las ventajas y desventajas, de manera precipitada, comprometí a mi equipo al evento y me decanté por la compra de cien banderillas. El evento transcurrió en completo orden, apegado al programa, no obstante, existió un contratiempo: no hubo afluencia. Se vendieron menos de diez banderillas y se perdió más de la mitad del fondo del comité, situación que no me podía permitir, dado que fue mi error,

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