Análisis de "El Tungsteno"
Enviado por Silvana Chávez • 29 de Noviembre de 2015 • Resumen • 2.931 Palabras (12 Páginas) • 3.652 Visitas
ANÁLISIS DE FRAGMENTO DE “EL TUNGSTENO”
Texto: El tungsteno
Autor: César Abraham Vallejo Mendoza
Fuente: Fotocopia suministrada por delegada del salón
- TEMA:
La violación de Graciela, La Rosada, por parte del comisario Baldazari y seis (6) amigos suyos. Además la posterior muerte de Graciela y la impunidad de sus violadores ante el hecho.
- TÓPICOS CONCURRENTES:
- Tópicos jurídicos
- Incitación
- Violación sexual agravada
- Daño a la integridad física y psicológica
- Posible homicidio culposo
- Abuso de autoridad
- Posible encubrimiento real
- Omisión de denuncia
- Tópicos sociales
- Machismo
- El mal uso de función pública para interés personal o de terceros
- La resignación ante la injusticia
- Tópicos psico-sociales
- El resentimiento del pueblo de Quivilca para con sus autoridades al saber que son corruptas y no pueden hacer más que quejarse en silencio
- La sumisión de los pobladores ante los abusos cometidos por autoridades y ciudadanos privilegiados
- La “viveza” del gringo y blanco con influencia ante la “ignorancia” del indio
- El despotismo
- Tópicos morales
- Corrupción
- La sobonería, es decir, el adular y halagar a alguien para obtener beneficio
- Tópicos históricos
- La cesión de zonas mineras, por parte del Estado peruano, a empresas estadounidenses durante los siglos XIX y XX
- El famoso ‘enganche’ con el que se conseguía mano de obra barata para empresas privadas
- Tópicos psicológicos
- Hipocresía y cinismo
- La sensación de superioridad de José Marino y Baldazari ante los indios
- La sensación de inferioridad y subordinación de los pobladores
- El sentimiento de culpa de Benites ante lo que habrían cometido sus compadres
- DETERMINACIÓN DE ACTORES
- José Marino: Comerciante dueño de un bazar y contratista de peones. Amante de Graciela, además de ser quien la ofrece para jugar al cacho y quien le suministra los tabacazos. Es un personaje de costumbres algo odiosas y motivado por sus intereses por lo que no duda en halagar o humillarse si con ello obtendrá futuros beneficios.
- Leónidas Benites: De todo el grupo de compadres, quizá el más inocente. Asiste a la despedida en el bazar pero toma como incorrecto el plan de aprovecharse de Graciela. Se queda dormido antes de presenciar cómo la violan.
- El ingeniero Rubio: Uno de los que violó a Graciela. Es un hombre casado aunque, según lo que Marino da a entender a Mr. Taik, su esposa no lo quiere y en realidad se siente atraída por el gerente de la Mining Society.
- El cajero Machuca: Compadre que también abusa sexualmente de Graciela, por quien muestra cierta atracción física y nada más.
- El profesor Zavala: Otro de los que despiden a José Marino y violan a Graciela.
- El comisario Baldazari: Amigo de José Marino. En un inicio se suponía que Graciela le sería “entregada” solo a él, pero luego permite que los demás también. Es un tipo de carácter algo voluble que debe la mayoría de sus oportunidades a su autoridad.
- Míster Taik: Gerente de la Mining Society. Es uno de los primeros en violar a Graciela y quien da la idea de llevar su cuerpo a casa y hacer creer que ella falleció de manera natural.
- Míster Weiss: Subgerente de la Mining Society. Otro de los que abusa de Graciela.
- Graciela: Amante de José Marino. Joven de 18 años que huyó de su hogar con sus dos hermanas atraída por el trabajo en las minas. Muere en la despedida a Marino, aunque no se conoce la causa específica.
- Cucho: Sobrino de José Marino. Es enviado a traer a Graciela al bar. Durante la mayor parte del relato está fuera del bar esperando a su tío. Es relativamente callado y se nota cierta timidez.
- Albina: Hermana de Graciela.
- Teresa: Hermana de Graciela.
- SINTAXIS DE ACTANTES
Benites – José Marino – Rubio – Benites – Machuca - Zavala – Baldazari - mr. Taik – mr. Weiss – Machuca – Marino – Baldazari – Benites – Baldazari – Benites - Baldazari – Machuca – Baldazari – Machuca – Marino – Baldazari – Marino – Cucho – Marino – Baldazari – Graciela - José Marino – Graciela – Marino – Cucho - india Chana – Cucho - india Chana - José Marino – Cucho - india Chana - Baldazari - Cucho – india Chana – indio mocetón - José Marino - mr. Taik - José Marino - mr. Taik - mr. Weiss – Baldazari – Marino – Graciela – Marino – Graciela – Marino – Baldazari – Marino – Graciela - mr. Taik – mr. Weiss – Baldazari – Machuca – Rubio – Zavala - José Marino – Baldazari – Benites - mr. Taik – Baldazari - José Marino – Rubio - mr. Taik – Benites - José Marino - mr. Taik – Marino – Baldazari – Rubio – Zavala – Machuca – Benites – Cucho – Benites - Teresa y Albina - mr. Taik – Teresa - mr. Taik - Teresa - mr. Weiss - Teresa y Albina – sirviente - Teresa y Albina - chicheras.
- JERARQUIZACIÓN DE ACTORES
- Cardinales:
- José Marino
- Comisario Baldazari
- Graciela
- Míster Taik
- Míster Weiss
- El ingeniero Rubio
- El cajero Machuca
- El profesor Zavala
- Coadyuvadores:
- Leónidas Benites
- Cucho
- Periféricos:
- Teresa
- Albina
- Chana, la india del láudano
- El indio mocetón
- Las indias chicheras
- El sirviente
- Fantasmagóricos:
- El apuntador de las minas
- La madre de Chana
- Los padres de Graciela
- La esposa de Rubio
- EJE ACTANCIAL
- Leónidas Benites despierta y se sobresalta al ver al lado de su cama a José Marino. Este le cuenta que irá unos días de viaje a Colca, lo que toma por sorpresa a Benites.
- Benites se viste lo más rápido que puede para ir con Marino al bazar.
- En el bazar, se encuentran el comisario Baldazari, el cajero Machuca, el profesor Zavala, el ingeniero Rubio y los místers Taik y Weiss. Todos están presentes para despedir a Marino.
- Machuca pregunta a Marino sobre La Rosada. La Rosada, o Graciela que así se llamaba, era la amante de José Marino. Una india que vino atraída por las minas junto con sus dos hermanas.
- Ante la insistencia del cajero, Marino propone jugarla al cachito.
- Los presentes, borrachos, rodean el mostrador para jugar.
- José Marino agita y lanza los dados para señalar a quien mande.
- Benites no comprende de qué va el juego. Cuando le explican, él no cree correcto apostar a una mujer en un juego, pero es pifiado por los demás y termina jugando.
- El comisario sale ganador en el juego, por lo que manda servir champaña. Machuca resalta grotescamente los atributos físicos de La Rosada y le dice que la llame.
- Baldazari, entre escéptico y temeroso, no cree posible llamar a Graciela a esas horas debido a que la gente “puede vernos”. Machuca insiste resaltando que nada de eso importa, pues él es el comisario y, por tanto, él manda.
- Marino y Baldazari están en la puerta del bazar. Ahí, Marino manda a su sobrino Cucho traer, con ciertos engaños, a Graciela.
- Al poco rato, Graciela llega acompañada de Cucho. Todos en el bazar, excepto José Marino, se esconden.
- Incrédula, Graciela le dice a Marino que creía que se iría sin despedirse ni más.
- Ante tal frase, suena una risa colectiva y los invitados salen de sus escondrijos. Graciela se sorprende y asusta. Marino le indica sentarse y le invita algo de tomar. Todos dejan entreabierta la puerta.
- Cucho espera fuera del bazar. A medida que avanza el tiempo, llegan personas que quieren comprar pero no se atreven a entrar y se marchan.
- Una india, al parecer presurosa, llega corriendo al bazar. Le pregunta a Cucho por su tío y si va a demorar. Ante la respuesta afirmativa, empieza a desesperarse y gemir porque debe comprar láudano urgente antes de que su madre muera. Cucho intenta entonces llamar a su tío desde la puerta.
- Tras varios intentos, sale José Marino. Cuando Cucho le explica sobre el láudano, recibe un bofetón y varios puntapiés. Transeúntes y la propia india interceden para defenderlo.
- Ante el escándalo, sale también el comisario Baldazari. Él logra calmar al contratista de peones y vuelven a entrar.
- Cucho está sobre la nieve, ensangrentado. La india lamenta lo sucedido.
- Llega también corriendo un indio que llama a Chana, la india del láudano, para avisarle que su madre ha muerto. Chana va a la carrera entre lágrimas.
- Cucho va a buscar al caballo de su tío que espantado había huido. Logra hallarlo y vuelve a esperar fuera del bazar.
- Tras la puerta, José Marino y mr. Taik hablaban. El primero insistía en que la mujer del ingeniero Rubio “se muere por usted” y que, si quería, podía alejar a Rubio para que aproveche la oportunidad. Mr. Taik solo atina a agradecer el gesto.
- En el centro del bazar, Graciela ya estaba borracha debido a los tabacazos que había preparado José Marino. Los invitados ven divertidos los espasmos y delirios de la mujer.
- Entre las frases que suelta Graciela y sus tropiezos, Marino avisa al comisario de que “ya está en punto”. Baldazari también está bastante borracho.
- Marino intenta obligar a Graciela a besar a Baldazari. Ante la negativa de ella, le da otro tabacazo.
- Todas las luces del bazar estaban apagadas y la puerta cerrada totalmente. No solo el comisario Baldazari sino sus demás amigos, excepto Benites que se quedó dormido, “conocieron, uno por uno, el cuerpo de Graciela”, en orden de jerarquía.
- José Marino fue el último. En un acto poco agradable, hizo gestos, sonidos y diálogos dignos de un animal. Finalmente, soltó una carcajada.
- Cuando encendieron las luces, el lugar estaba desordenado totalmente.
- Marino fue a lavarse las manos cuando de pronto sonó un disparo. Era Baldazari que quería “probar a sus hombres”.
- Benites despertó y preguntó por Graciela. Mr. Taik afirmó que ya era hora de mandarla a su casa.
- Benites y los demás se acercaron a Graciela, que estaba en el suelo. Como no lograban despertarla, Marino acercó un oído a su pecho. Estaba muerta.
- Todos reciben de golpe la noticia. Mr. Taik, inteligentemente, ordena que nunca se cuente lo sucedido y que manden el cuerpo de Graciela con sus hermanas como si estuviese durmiendo. Todos asintieron y así se hizo.
- José Marino partió a Colca, en caballo, a las 10 de la noche.
- Al día siguiente fue el entierro de Graciela. Baldazari, Machuca, Zavala, Rubio, Benites y, de lejos, Cucho estaban presentes ahí.
- De regreso, todos hablaban tranquilamente como si nada hubiese pasado. Solo Benites estaba pensativo pues sabía que la muerte de Graciela no fue natural.
- La tarde del mismo día, se presentaron ante el despacho de Mr. Taik Teresa y Albina, las hermanas de la difunta, acompañadas de otras chicheras.
- Al entrar al despacho, cuentan a Mr. Taik y Mr. Weiss que deben hacer justicia porque todos en el pueblo rumoreaban que Graciela fue emborrachada y muerta.
- Mr. Taik pregunta si ya le pidieron ayuda al comisario. Ellas le dicen que sí pero él ignoró el pedido argumentando que solo eran chismes.
- Ante esta respuesta, Mr. Y Weiss restan crédito a lo que dice el pueblo de Quivilca porque “son zonceras”. Inmediatamente, señalan la puerta para que retiren.
- Teresa, Albina y las chicheras se retiran, no sin antes, gritar indignadas que ellos están abusando de su poder y que sí tienen algo que ver con la muerte de Graciela. Parten llorando y gritando.
- SEGMENTACIÓN DE LA HISTORIA DEL TEXTO
Hay 32 fragmentos o segmentos en el texto:
Benites despertó bruscamente. La luz de la mañana inundaba la habitación, junto a la cama de Benites estaba José Marino. / A la una de la tarde, el caballo en que debía montar José Marino esperaba ensillado a la puerta del bazar. Lo sujetaba por una soga el sobrino del comerciante. // Dentro del bazar se discutía a grandes voces y entre carcajadas. /// Regladas las cuentas entre Marino, Rubio y Benites daban la despedida al comerciante sus dos socios, el cajero Machuca, el profesor Zavala, el comisario Baldazari y misters Taik y Weiss. Las copas menudeaban. //// Machuca, ya un tanto bebido, preguntaba zumbonamente a Marino: “¿Y con quién deja usted a la Rosada?”. ///// Marino, a las preguntas repetidas de Machuca, respondió con desparpajo: “Juguémosla al cachito, si usted quiere”. ////// El comisario Baldazari se ganó al cacho a la Rosada y mandó servir champaña. /////// “Anda Cucho–dijo Marino a su sobrino–,anda a la casa de las Rosadas y dile a la Graciela que venga aquí, al bazar, que la estoy esperando, porque ya me voy. Si te pregunta con quién estoy, no le digas quiénes están aquí”. Cucho amarró la punta de la soga del caballo a una pata del mostrador y partió a hacer el mandado. //////// Al poco rato, la Graciela aparecía en la esquina, acompañada de Cucho. Los del bazar se escondieron. Solamente José Marino apareció a la puerta, tratando de disimular su embriaguez. “Pasa-dijo afectuosamente Marino a la Graciela- Ya me voy. Pasa. Te he hecho llamar porque ya me voy”. ///////// Una repentina carcajada estalló en el bazar, y todos los contertulios aparecieron de golpe ante Graciela. ////////// La rodearon, unos estrechándole la mano, otros acariciándola por el mentón. Varias veces vino gente a hacer compras en el bazar y se iban, sin atreverse a entrar. /////////// Una india de aire doloroso y apurada, llegó corriendo. //////////// La mujer empezó a gemir.- ¿Por qué llora usted? –le preguntó Cucho.-Ya se muere mi mamá y don José está con gente… Cucho aguaitó hacia adentro y llamo tímidamente-“¡Tío Pepe!”. ///////////// Al fin salió José Marino-¡Qué láudano ni la puta que te parió! –rugió José Marino, lanzándose furibundo sobre su sobrino. Le dio un bofetón brutal en la cabeza y le derribó. ////////////// José Marino, ciego de ira y de alcohol, siguió golpeando al azar, durante unos segundos, hasta que salió el comisario y lo contuvo. /////////////// Apareció un indio mocetón llorando y a la carrera – ¡Chana! ¡Chana! ¡Ya murió mama! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ya murió!-. Y Chana, la india del láudano, se echó a correr, seguida del indio y llorando. //////////////// Entretanto, la Graciela estaba ya borracha. José Marino, su amante, le había dado a beber un licor extraño y misterioso, preparado por él en secreto. Una sola copa de ese licor la había embriagado. ///////////////// José Marino insinuó a Baldazari que se acercara a la Rosada. ////////////////// -¡Besa al señor Comisario!–le ordenó entonces Marino, irritado. /////////////////// Al venir la noche, cerraron herméticamente la puerta y el bazar quedó sumido en las tinieblas. //////////////////// Todos los contertulios–menos Benites, que se había quedado dormido–conocieron entonces, uno por uno, el cuerpo de Graciela. ///////////////////// Y cuando encendieron luz en el bazar, viose botellas y vasos rotos sobre el mostrador, champaña derramaba por el suelo, piezas de tejido deshechas al azar, y las caras, macilentas y sudorosas. Una que otra mancha de sangre negreaba en los puños y cuellos de las camisas. ////////////////////// La Rosada yacía en el suelo, inmóvil, desgreñada, con las polleras en desorden y aún medio remangadas. /////////////////////// La llamaron, agitándola fuertemente y no dio señales de despertar. ////////////////////////-¡Carajo!–exclamó el comerciante, levantándose– ¡Está Muerta! - ¿Muerta? –preguntaron todos estupefactos–¡No diga disparates! ¡Imposible! ///////////////////////// Mister Taik dijo entonces en voz baja y severa - Bueno. Que nadie diga esta boca es mía. ¿Me han oído? ¡Ni una palabra! Ahora hay que llevarla a su casa. Hay que decir a sus hermanas que le ha dado un ataque y que la dejen reposar y dormir. ////////////////////////// Al día subsiguiente se enterró a Graciela. /////////////////////////// Por la tarde de ese mismo día, se presentaron de pronto en el escritorio del gerente de la “Mining Society”, míster Taik, las dos hermanas de la muerta, Teresa y Albina. Venían Llorando, pidieron audiencia al patrón, y tras de una breve espera, fueron introducidas ante el yanqui. //////////////////////////// -¿Qué se les ofrece? –preguntó secamente mister Taik. -Venimos porque todos dicen en Quivilca que a la Graciela la han matado y que no se ha muerto ella. Nos dicen que es porque la emborracharon en el bazar,por eso usted patroncito debe hacernos justicia. ///////////////////////////// Mister Taik se apresuró a contestar, enojado-Déjense de zonceras y váyanse a sus casas tranquilas. La muerte es la muerte y el resto son necedades y lloriqueos inútiles. ¡Váyanse! ¡Váyanse! ////////////////////////////// Vino un sirviente y las hizo salir de un empellón. /////////////////////////////// Las dos muchachas se alejaron protestando y llorando, seguidas de las otras chicheras que también protestaban y lloraban.
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