Análisis del retrato de Dorian Gray

EL RETRATO DE DORIAN GRAY

“La conciencia y la cobardía son en realidad la misma cosa. Conciencia es el nombre registrado de la razón social. Eso es todo.”

Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray

El retrato de Dorian Gray, interesante obra basada en la metamorfosis del ser humano, la corrupción de la sabia pureza del alma, el arquetipo del narcicismo hecho hombre, joya literaria escrita en plena transición en la época victoriana. Muestra de una manera interesante como una persona en un medio distinto puede cambiar ingenuidad y dulzura por malicia llevada casi hasta la inmoralidad basada en una visión hedonista de la vida con cierto desdén hacia el paso incontrolable del tiempo, llevado de la mano de un dandi llamado Lord Henry. Así pues se dirá que tanto en la sociedad de aquella época como en la actualidad existe tanto el egocentrismo, vanidad, hedonismo y narcicismo ya sea causa de un desequilibrio en la autoestima, captación errónea de ciertos conceptos o simplemente el ofuscamiento de la razón frente a los sentidos.

La razón y los sentidos son polos indiscutiblemente opuestos y a su vez estrictamente relacionados, tanto como el alma y el cuerpo material. A lo largo de la existencia fugaz de todo ser humano siempre estará presente una pizca de vileza  ya sea que venga desde nuestro interior o sea producto de influencia de otro sobre uno mismo, llegando a abrir dos posibilidades, la primera: “El hombre es naturalmente bueno, es la sociedad  lo que lo corrompe” como lo expone Rousseau, o “El hombre es malo por naturaleza, a menos que le precisen a ser bueno” como expone Maquiavelo, lo que sí se puede afirmar es que uno siempre oscilará en un punto medio o irá variando según las circunstancias; Cuando una persona requiere de un favor o necesita algo actuará amablemente, pero sí de defender una idea, un interés propio o un principio atacará y muchas veces no medirá las consecuencias. En otras cuestiones también podrá será llevado por el deseo, las vivencias pasionales, mostrando el pecado como lo colorido en esta travesía dentro de una vida desvaída, creando quizá al principio remordimiento pero después placer, creyendo que la conciencia sólo es una muestra de cobardía justificando sus acciones con sus ansias de experimentar nuevas emociones.

La vanidad y el amor, pueden llegar a ser serios enemigos sino se habla de amor propio ya que expuesto en estos términos  el amor renunciaría al egoísmo y lo entregaría todo, se perdería la esencia de uno mismo, se dejaría de ser individualista, porque uno no puede renunciar a lo que por naturaleza se le ha otorgado a un individuo, llevando a pensar en la divinidad de una persona sin principios, sin ataduras, sin dogmas; O al menos eso es lo que nos hace creer Lord Henry pero también existe la razón dentro de toda esta maravillosa trama, Basil, planteando interrogantes ¿ A caso todo este frenesí de emociones no será dañino para el alma? ¿Y los principios arraigados desde uno mismo independientemente de todo, dónde han quedado? ¿A caso no todo lo material, es temporal?. Así como todo comienza todo termina si se aprende algo o no dependerá de cada uno, lo cierto es que  los hechos que inevitablemente tendrán que suceder, sin hablar de un destino preestablecido para cada uno, ejercerán una metamorfosis dentro de uno mismo que llevarán al ser humano como mismo o a la perdición o al perfeccionamiento dependerá  únicamente de la capacidad de asumir los hechos con tal actitud que permita el  crecimiento pero sin descartar la posibilidad de alud frente a la realidad descarada y latente a lo largo de toda la vida, vida entendida como todo aquello que aporte con nuestra evolución.

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