Análisis estructural de Aura de Carlos Fuentes

Análisis estructural de Aura de Carlos Fuentes

Gelin Fernández Ramos   DF1332

LET-1310  Sec. 01

Marco histórico, corriente literaria, influencia y valores

        Carlos Fuentes, hijo de padres diplomáticos es el mas prominente de los narradores mexicanos modernos, nació en Panamá el 11 de noviembre de 1928; estudió en Suiza y Estados Unidos. Vivió en distintos períodos en Quito, Montevideo, Rio de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. Volvió a México en su adolescencia, donde radico hasta 1965. El tiempo que pasó en su país marcó definitivamente su obra, inmersa en el debate intelectual sobre la filosofía de “lo mexicano”. Su primer libro, Los días enmascarados, se publicó en 1954, y desde entonces Fuentes no ha dejado de preocuparse por la identidad mexicana y los medios adecuados para expresarla. Un hito fundamental en este clima de preocupaciones intelectuales, fue la fundación, en 1955 junto con Emmanuel Carballo y Octavio Paz, de la ya mítica Revista Mexicana de Literatura.

        La vida de Carlos Fuentes ha sido un periplo itinerante: viviendo algunas temporadas en París, enseñando en Princeton, Harvard, Columbia y Cambridge. Su intensa vida académica se resume en los título de Catedrático en las Universidades de Harvard (USA) y Cambridge (Inglaterra), así coma la larga lista de sus doctorados honoris causa (por las Universidades de Harvard, Cambridge, Warwick, Essex, Miami, Chicago...) Algunos de los premios y reconocimientos que ha recibido el escritor mexicano son: el Premio Nacional de Literatura de México, (México), el Premio Cervantes (1987), el Premio Menéndez Pelayo en 1992, la Legión de Honor francesa en 1992, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 1994, el I Premio a la Latinidad, concedido por las Academias francesa y brasileña de la Lengua, 1999. Ha muerto el 15 de mayo de 2012, a los 83 años de edad, en la Ciudad de México.

Aura es una novela corta, obra del escritor mexicano Carlos Fuentes, ganador del Premio Cervantes. Históricamente esta obra está ubicada en 1962 en la Ciudad de México, considerada como una de  las obras más importantes de este novelista y una de las mayores muestras de la narrativa del siglo XX.

Aura es una obra de corte fantástico donde un joven estudiante oficia de traductor para una anciana viuda de un militar, que vive en una vieja casa con su sobrina Aura.

Esta y otra novela del mismo autor publicada en la misma época, “La muerte de Artemio Cruz” pertenecerán al denominado Boom Latinoamericano, fenómeno que tuvo lugar entre 1950 y 1970 en toda América Latina. Brett Levinson afirma que el realismo mágico, «un modo estético clave dentro de la ficción reciente de América Latina... se materializa cuando la historia de América Latina se revela como incapaz de explicar su propio origen, una incapacidad que tradicionalmente representa... una demanda de un mito: los mitos como un medio para explicar los principios que escapan a la narración de la historia» (pág.1) Esto se verá reflejado a lo largo de la obra de este y otros autores que se vieron reflejados en este movimiento. Aura, en su complejidad y sencillez resaltará entre otras obras por la narrativa y metáforas utilizadas por el autor, de igual forma entre su evocaciones encontraremos pruebas de lo que Levinson denominará “realismo mágico”.

Entre las influencias que podemos reconocer en la obra está la profunda inspiración gótica que se puede notar en el decorado descrito en la obra:

“Todos los muros del salón están recubiertos de una madera oscura, labrada al estilo gótico, con ojivas y rosetones calados”. Tanto la ojiva aquí mencionada como el denominado rosetón son figuras arquitectónicas de la etapa gótica tardía, esta representación en la obra de Fuentes denota que el autor poseía sendos conocimientos de este estilo arquitectónico.

Valores

         Entre los valores morales reflejados en la obra encontramos la obediencia y el respeto que muestra Aura ante Consuelo. Esto podría demarcar de igual forma, el respeto a la antigüedad, a las enseñanzas dadas por el paso del tiempo.

Amor:

Reflejado en la relación entre Felipe y Aura: “¿Por qué no tienes el valor de decirle que amas a la joven? ¿Por qué no entras y le dices, de una vez, que piensas llevarte a Aura contigo cuando termines el trabajo?”(pág. 30).

Lujuria:

De igual forma esto traspuesto en la relación de los jóvenes, aunque podría ser englobado en la figura de Consuelo: “no puedes verla en la oscuridad de la noche sin estrellas, pero hueles en su pelo el perfume de las plantas del patio, sientes en tus brazos la piel más suave y ansiosa, tocas en sus senos la flor entrelazada de las venas sensibles, vuelves a besarla y no le pides palabras” (pág. 27).

Fidelidad:

 La señora Consuelo que sigue enamorada de Gral. Llorente quien puede ser en realidad Felipe Montero: “Se trata de los papeles de mi marido, el general Llorente. Deben ser ordenados antes de que muera. Deben ser publicados. Lo he decidido hace poco”

Avaricia:

         Felipe ofrece este anti valor ante la suma ofrecida por Consuelo: “Mientras tú piensas en el sueldo de cuatro mil pesos, el trabajo que puede ser agradable porque a ti te gustan estas tareas meticulosas de investigación, que excluyen el esfuerzo físico, el traslado de un lugar a otro, los encuentros inevitables y molestos con otras personas”; razón por la cual acepta el trabajo que se le ha propuesto.

Nivel Estructural

La obra está dividida en cinco capítulos, marcados por frases en mayúsculas que irán a dilucidar el destino de cada uno de estos.

Tiempo: 

La temporalidad de la obra es lineal al inicio de la obra, se puede hacer un seguimiento del tiempo transcurrido por los horarios marcados por el autor:

“Vivirás ese día, idéntico a los demás, y no volverás a recordarlo sino al día siguiente, cuando te sientes de nuevo en la mesa del cafetín, pidas el desayuno y abras el periódico”.   Aquí el autor hace referencia a la hora del desayuno, lo que demarca que esta escena empieza temprano en la mañana, de esta forma, el autor ira marcando una cronología que se irá superponiendo con elementos de la cotidianeidad, como almuerzos, cenas, sueños, entre otros. Ese tiempo cronológico se rompe con atemporalidades. El autor comienza a jugar con el tiempo entre engarces y evocaciones. Esto se da cuando Felipe mira las fotos del General Llorente retorna el recuerdo, también hay juego del tiempo entre el presente y el pasado en la doble presencia de Montero cuando cree haber estado en el lecho con Aura.

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