Blanca Navegando por el mar báltico, Kurt y yo, Clark

Blanca

Navegando por el mar báltico, Kurt y yo, Clark, pensábamos en la extraña relación de nuestra capitán, ella era una mujer muy sabia, a veces triste, a veces alegre, una mujer que irradia paz y tranquilidad y en otros casos desesperación, su voz suave nos enamora, no existía una voz más hermosa que la de ella; Kurt y yo, somos hermanos, tenemos algo más en común… ambos somos ciegos e inmortales, sin embargo la capitán cuyo nombre es Blanca, ha sido muy paciente enseñándonos a ser útiles, pese nuestro desafortunada incapacidad.

En nuestras travesías nos aventurábamos alrededor del mundo, era algo excitante saber que sucedía en cada situación, la capitán todo el tiempo nos relataba y ayudaba a imaginar lo que podíamos tener en frente, siempre era algo increíble, pero, no siempre agradable, a pesar de no tener vista solíamos muchas veces tener pesadillas, como de un momento a otro hundirnos, nosotros nunca habíamos bajado de este barco y no sabíamos que había más allá de esto.

Ella conserva un libro a el cual le llama “mi tesoro”,  rutinariamente nos lo leía, contenía ¡miles! O ¡millones! De historias que parecían nunca acabarse, ella decía que no debíamos preguntarle de donde venía; blanca decía que su libro contenía verdades de la vida y de la tan temida muerte, lo cual le parecía jocoso, cada vez que lo leía contaba historias de personas, unas tristes, otras alegres pero cada una con el mismo final, un final que a pesar de lo maravilloso que es (como blanca lo propone) en sus historias muy temido por los protagonistas; cada vez que llegábamos a el “destino” que podía ser cualquiera, dejaba el barco por un tiempo siempre distinto, pero al regresar… escribía, era algo extraño porque nunca nos decía que hacía en sus salidas, pero decía que cosechaba  inspiración… ¿inspiración?, ¿Para qué?... no lo sabíamos y preferíamos no  preguntarle… cuando salía, llevaba tristeza, amargura, desesperación, pero cuando volvía, llegaba alegre, feliz… satisfecha, pero taciturna.

Este día Kurt, esta otra vez con su matutina desesperación y  llanto, que a blanca le trasmite amargura y tristeza, su desesperación es a causa de su limitación, la capitán intenta consolarlo diciéndole –Kurt, ya hemos hablado de esto, debes resistir, sabes que intento ayudarte a ver el mundo-  Kurt la escucha y con una voz ahogada y desesperada dice.- ¿por qué no muero?....-suspiro y continuo-  Vivo con una incógnita… como si en toda mi larga vida no hubiese vivido,¿ por qué la vida es así?,¿por qué es injusta?- blanca nos acerca a ella y nos dice – os voy a regalar la vista, pero por esto ustedes vivirán y perecerán -  ellos no se opusieron estaban eufóricos, los invadía la alegría, blanca trajo su libro, recito una palabras y ellos abandonaron la ceguera, al ver a blanca, se sorprendieron, era una mujer hermosa, una sonrisa radiante, de piel trigueña y cabello negro, unos ojos cafés profundos que enamoran con solo mirarlos un instante,  ella les dijo a sus fieles marineros: -ahora me podéis ver, ¿soy como me imaginaban?- ellos repusieron que no con su cabeza –sonrió y continuo – ustedes me quieren porque no me conocen o puede ser al contrario; yo soy vida, tristeza, felicidad, miedo y llanto, soy justicia, equidad y mortandad, yo soy la vida y soy la muerte, soy comienzo y soy final, soy destino, y les diré no deben temer a la muerte, pues en ella descansaran, teman a la vida, pues en ella dejo en su albedrio, la felicidad o la tristeza, sean felices mientras vivan, porque al final…. solo serán otra de mis historias.

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