C.L.P , Descripcion Y Utilizacion De La Prueba De Comprencion De Lectura Progresiva
Enviado por pame9320 • 24 de Junio de 2014 • 4.394 Palabras (18 Páginas) • 645 Visitas
Introducción.
La lectura es una habilidad fundamental en el desarrollo de una persona, no solo a nivel académico, sino que en todas las actividades de la vida diaria. En la niñez, aprender a leer cobra gran relevancia, lo que implica, en un comienzo, decodificar los textos escritos para, más tarde, comprender su contenido. Sin embargo, la comprensión lectora no es siempre lograda del todo (OCDE, 2009, MINEDUC, 2010, 2011), por lo que su medición se vuelve necesaria en las distintas etapas escolares.
En Chile, se ha producido una serie de instrumentos estandarizados para medir el nivel de comprensión lectora en escolares. Uno de ellos es la prueba de comprensión lectora de complejidad lingüística progresiva (CLP), diseñada por Felipe Alliende, Mabel Condemarín y Neva Milicic (2004), la que en su primera versión, en los años 80, incluyó cinco niveles correspondientes a los primeros cinco cursos de educación general básica y en su segunda versión, en los años 90, integró los niveles seis a ocho. Esta prueba es, actualmente, aplicada en diversos colegios y escuelas del país, por lo que se puede afirmar que es un instrumento que ha evaluado el nivel de comprensión lectora de una gran cantidad de niños en las últimas décadas.
El objetivo de este trabajo es determinar los niveles de comprensión lectora que mide CLP y su pertinencia como herramienta de diagnóstico para la enseñanza. Para ello, se analizarán dos niveles de la prueba CLP: el 4, correspondiente a cuarto año básico, y el 8, correspondiente a octavo año básico. Se han seleccionado estos niveles porque son clave en el sistema de enseñanza, ya que cada uno corresponde a la finalización de un ciclo escolar. Para el análisis, se clasificaron las preguntas de las dos formas de cada nivel de acuerdo con el modelo de evaluación de la comprensión lectora de Riffo y Véliz (Riffo y Véliz, 2011; Véliz y Riffo, 1993) clasificación que se contrapuso a lo declarado por los autores de CLP.
Base teórica de la prueba.
Sobre la base teórica encontramos la construcción de esta prueba de comprensión lectora de complejidad lingüística progresiva (CLP). Todos los textos utilizados se elaboraron especialmente para la prueba controlando los aspectos sintácticos, semánticos y pragmáticos en la medida de lo posible. Por otra parte, la aplicación de la prueba supone determinar un grupo humano valiéndose del grado de escolaridad o el nivel de lectura en que se encuentra, por ello encontramos como base para la creación de este instrumento cuatro puntos de focalización para la prueba.
1. Posibilidad y necesidad de medir: CLP es un instrumento estandarizado para medir la capacidad de lectura en las etapas en que esta se necesita y puede ser aprendida en forma más intensa; en líneas generales, esta etapa corresponde a los 8 años de educación general básica o a la iniciación a la lectura de un adulto analfabeto. La elaboración de una buena prueba que está a su vez se encuentre justificada (validada) de comprensión lectora exige determinar con claridad el concepto mismo de comprensión y, como consecuencia de esta determinación, señalar el campo en que la comprensión se ejercitara.
2. Concepto de comprensión lectora: esta prueba toma una posición intermedia, por una parte, busca determinar ciertos niveles de complejidad surgidos del texto mismo, tomando en cuenta los factores lingüísticos en juego, y por otra parte, destinar textos específicos a grupos de lectores que participen en algunas características comunes. tomadas estas dos medidas, se hace posible una evaluación de comprensión de lectura.
3. Determinación de la complejidad de los textos escritos: la complejidad de un texto puede provenir de factores sintácticos, semánticos y pragmáticos. Una buena descripción de estas relaciones de los contenidos de los textos permite determinar su complejidad y establecer comparaciones entre diversos textos, abarcando así todos los ámbitos relacionados a los niveles de estructura y gramatica de oraciones.
4. Las mediciones posibles: visto asi las cosas, queda claro que nunca es posible una medición total y exacta de la comprensión de un texto escrito. Sin embargo, cuando se conocen algunas características de los lectores de un texto, se puede determinar un grado de comprensión esperado y se puede medir el logro de ese grado.
Los autores de CLP parten del supuesto de que la comprensión lectora puede ser enseñada y medida. De esta manera, en la medición de la comprensión lectora a partir de esta prueba, se consideran dos aspectos clave: determinar diversos niveles de complejidad surgidos del texto y destinar textos específicos a grupos con características comunes (edad cronológica, nivel de escolaridad, etapa de aprendizaje de la lectura, entre otras). Es así como para "enseñar, desarrollar y evaluar la comprensión de la lectura se requiere un adecuado conocimiento del grupo de lectores y un estricto control de la complejidad de los textos que se utilicen" (Alliende et al., 2004:19).
Para determinar la complejidad de los textos escritos, los autores indican que se pueden considerar tres aspectos: sintácticos, semánticos y pragmáticos. Los primeros se refieren al léxico y las estructuras morfosintácticas; los segundos, a los contenidos del texto, en particular, a las relaciones entre las informaciones incluidas en el texto que lo proveen de cohesión y coherencia; y los terceros, a los conocimientos de mundo que posee el lector. Para medir la comprensión lectora a partir de estos tres aspectos, se consideran los elementos que se estiman indispensables para dotar de sentido al texto.
Finalmente, los textos utilizados en la prueba fueron diseñados especialmente para ella, y la selección de los textos con sus respectivas pruebas fue realizada tras varias aplicaciones experimentales. A estas últimas les siguió una serie de análisis estadísticos.
Objetivo de la prueba.
La prueba de comprensión lectora de complejidad lingüística progresiva es un instrumento estandarizado para medir la capacidad de la lectura en las etapas que corresponden a los ocho años de educación general básica que donde se necesita o puede ser aprendida de forma más intensa, o también en casos de iniciación de la lectura de un adulto analfabeto.
Hay numerosos modos, formales e informales, de evaluar el progreso de un niño de educación básica en el aprendizaje de la lectura. Entre estos medios, las pruebas estandarizadas prestan una doble utilidad: por una parte, permiten comprobar si el rendimiento en lectura corresponde a lo que es dable esperar de cada niño o grupo de acuerdo a su edad y a su grado de escolaridad; por otra parte, pueden indicar las habilidades que los niños ya dominan y aquellas
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