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Canción De Otoño En Primavera


Enviado por   •  21 de Mayo de 2014  •  1.493 Palabras (6 Páginas)  •  192 Visitas

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Rubén Darío

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro...

y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste

historia de mi corazón.

Era una dulce niña, en este

mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;

sonreía como una flor.

Era su cabellera obscura

hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.

Ella, naturalmente, fue,

para mi amor hecho de armiño,

Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro...

y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más

halagadora y expresiva,

la otra fue más sensitiva

cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura

una pasión violenta unía.

En un peplo de gasa pura

una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño

y lo arrulló como a un bebé...

Y te mató, triste y pequeño,

falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,

¡te fuiste para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro...

y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca

el estuche de su pasión;

y que me roería, loca,

con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso

la mira de su voluntad,

mientras eran abrazo y beso

síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera

imaginar siempre un Edén,

sin pensar que la Primavera

y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro...

y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas,

en tantas tierras siempre son,

si no pretextos de mis rimas

fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa

que estaba triste de esperar.

La vida es dura. Amarga y pesa.

¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,

mi sed de amor no tiene fin;

con el cabello gris, me acerco

a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro...

y a veces lloro sin querer...

¡Mas es mía el Alba de oro!

ENTORNO

El contexto histórico del modernismo en el siglo XIX, se caracteriza por fuertes cambios en la sociedad, entre ellos el auge de la burguesía, que disponía de la mayoría del capital conviviendo con los antiguos estamentos del Antiguo Régimen, la revolución industrial que causó el desplazamiento de grandes masas de personas a las ciudades y su considerable crecimiento o la nueva mentalidad y situación del proletariado, en la mayoría del país agrario y en las ciudades.

En 1874 se recuperó la monarquía y se instauró el caciquismo y la oligarquía. Este hecho conllevó a la paz. Sin embargo, la pérdida de las colonias americanas generó malestar y deseos de regenerar el país, los nacionalismos. Los mitos pre-colombinos renacieron en Sud-América.

MOVIMIENTO LITERARIO

El modernismo era un movimiento que pretendía romper con las reglas, reivindicarse contra los burgueses. Los artistas eran hijos de empresarios y se quejaban contra sus propios padres por como actuaban, el dinero era lo único que según ellos los movía. Su filosofía era anti-capitalista, tendieron al modelo aristocrático. Como no les gustaba su realidad, evocaron épocas pasadas. El “arte por el arte”, el esteticismo, luchaba contra el utilitarismo y la producción en masa. Para los artistas el arte debía tener tanta importancia como la función que protagonizaban los objetos. La decoración y la extravagancia dominaron las ciudades españolas.

AUTOR

Rubén Darío nació en Metapa, actualmente llamada Ciudad Darío” localizada en Nicaragua el 1867, fue uno de los autores más representativos del modernismo. A los doce años empezó a publicar, pero no fue hasta 1888 cuando finalmente obtuvo el reconocimiento con Azul, la obra que inició su período literario. A posteriori publicó Prosas profanas y otros poemas (1896) que forman parte de su primera etapa, influenciada por el parnasianismo y el simbolismo. En la segunda etapa, con Cantos de vida y esperanza, confluyen los ideales más humanos.

Rubén se dedicó a la diplomacia por lo que viajó con regularidad a lo largo de su vida. Uno de sus sitios predilectos fue España, donde conoció y compartió

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