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Cantares De Gesta


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2012  •  4.179 Palabras (17 Páginas)  •  479 Visitas

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CANTARES DE GESTA:

Creación de A. Robert Laguer

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Cantares de gesta: del latín giro > «hacer» (cosas hechas o sucedidas; o sea, no líricas o imaginadas): de carácter informático. Son cantados por juglares (mester de juglaría > menester o ministerio > ocupación o profesión >). Los juglares difieren de los trovadores, quienes escribían pero no recitaban los poemas. La epopeya (épica) es un género literario hermano de la historia. Nace cuando la historia no existía o sólo se escribía en latín. Se llaman épicas romances porque se usaba la lengua vulgar, no el latín. Aspecto popular, democrático. Se enfatizaba el oído.

Dos tradiciones:

1. Joseph Bézier. 1920. Francia. Tradición «individualista». Los grandes poemas que se conservan son los primeros existentes: Cansón de Rolando, Poema de mío Cid, son de poetas individuales, cultos, de carácter clerical, que tomaron los datos para sus obras de fuentes escritas, conservadas en alguna abadía o monasterio.

2. Ramón Menéndez Pidal. 1950. España. Tradición «tradicionalista». Los orígenes de las literaturas románicas son muy anteriores a los textos subsistentes. A la vez, son de carácter anónimo. Estado de constante refundición de la obra. Sólo hay textos orales, no escritos.

Orígenes:

1. Francés. Gastón París. 1904. La épica española procede de la francesa, que es anterior a la española. Menéndez Pidal admite el influjo francés, pero sólo a partir del siglo XII. Peregrinaciones a Santiago. Monjes cluniacenses. Repetición del indefinido Tanto. Enumeraciones descriptivas encabezadas por el verbo veríais. Oraciones narrativas. Manifestación del dolor por medio de lágrimas.

2. Germánico. Menéndez Pidal. Los visigodos tenían desde antiguo cantos guerreros que ensalzaban a sus héroes antiguos y recientes. San Isidoro de Sevilla sugiere que los jóvenes aprendan a cantar estos cantos para estimularlos a la gloria. Hay ciclos épicos del rey Rodrigo (el más antiguo de la Península ibérica).

Caracteres de la épica española: el realismo. La historicidad. Ausencia de elementos maravillosos o fantásticos (los únicos ficticios son la aparición del arcángel Gabriel, el episodio de las arcas de arena, y el del león; el rey Tomín de Valencia, y los jefes Feriz y Calve, y el casamiento y afrenta de las hijas del Cid, cuyos nombres eran Cristina y María, no Elvira o Sol; y Martín Antolín, mayordomo burgalés (de Burgos) del Cid y la niña de 9 años). Escritos a raíz de los sucesos que narraban. Tradicionalidad o vitalidad: Francia abandona los tópicos épicos al declinar la Edad Media mientras que en España rebrotan y alimentan siglo tras siglo en casi todos los géneros literarios. Romances, teatro (Guillén de Castro, Cornearle). Rima asonante. Metro irregular. (La épica francesa tiene rima consonante y metros perfectos). Hemistiquios y cesuras. Uso de la e paragógica (ciudades) para las asonancias y dar sabor arcaico. Menéndez Pidal dice que es etimológica.

Menéndez Pidal. 4 etapas:

1. Formación: Siglos X-1140. Cantares breves de 500 a 600 versos sobre el tema de don Rodrigo, Fernán González, los Infantes de Lara.

2. Florecimiento o plenitud: 1140 (El Cid)-1236 (Cronicón Mundo de Lucas de Tuy, primera obra historiográfica que usa las gestas como fuentes históricas). Se acusan influjos franceses.

3. Prosificaciones: 1236-XIV: Primera crónica general de Alfonso X; Crónica de Castilla o Crónica particular del Cid [1512], Crónica de 20 reyes.

4. Decadencia: hasta mediados del siglo XV: elementos novelescos y legendarios. Época de los romances.

SIGLO XII.

CANTARES DE GESTA

(HAZAÑAS, HECHOS)

CANTAR DE MÍO CID (1140).

El Cantar (o Poema) de mío Cid fue «escrito» hacia 1140 según Menéndez Pidal (Clásicos Castellanos, Madrid, 1913), el gran comentador de esta obra, 40 años después de la muerte (1099) del Cid. El Cid nació en Vivar, aldea cercana a la ciudad de Burgos en 1043. Por sus hazañas ganó el nombre de Campidoctor en las crónicas latinas y Campeador en los relatos vernáculos. «Mío Cid» es árabe (Sayyidi > mi señor). Se educó en la corte del rey Fernando I (el Magno). Fue alférez del rey Sancho II, --quien murió asesinado el 7 de octubre de 1072 en el cerco de Zamora--, pero no gran amigo de Alfonso VI, su sucesor, quien lo desterró en 1081-87 y de nuevo en 1087-92. Se mantuvo siempre fiel al rey, sus hijas se casaron con nobles, conquistó Valencia de los musulmanes en 1094 y murió en 1099 (a los 56 años) en esa misma ciudad. Fue enterrado en el monasterio de San Pedro de Cardeña por su esposa Ximena Díaz y una vez más Valencia se abandonó a los musulmanes.

El primer relato histórico es la Historica Roderici (¿1110?), breve crónica latina. Aparece también un panegírico latino catalán en el monasterio de Ripoll llamado Carmen Campidoctoris (¿1093-1094?) de 129 versos. Existían también canciones celebratorias en romance. También hay relatos anti-cidianos en las historias árabes de Ibn Alcama (m. 1116) e Ibn Bassam (fl. 1109). Crónica najarense (h. 1160). El Poema del Cid lo fecha Ian Michael entre 1201-1207. El único manuscrito existente, copiado en el siglo XIV, salió a luz en el archivo del Concejo de Vivar en el siglo XVI. Su autor fue probablemente clérigo, educado por los benedictinos, que tenía acceso a crónicas, documentos legales, no sujeto a votos, ya que viajaba, y conocedor de poemas heroicos, quizás de la misma Chanson de Roland, introducida por el camino francés a Santiago de Compostela en Galicia (la Vía Láctea o "Milky Way"). Sus dotes de organización excedieron en mucho a un mero talento juglaresco.

El Cid fue hecho a conocer por Tomás Antonio Sánchez en 1779 en su primer volumen de la Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV y es considerado como la primera obra de la literatura española. La única copia del poema fue escrita en 1307 por Per Abbat, pero el poema debió de ser compuesto hacia 1140. La obra fue impresa por primera vez en 1779 por Don Tomás Antonio Sánchez. El texto no está completo y le falta la primera página (no sabemos el título original de la obra). Menéndez Pidal reconstruyó el texto de estas lagunas usando la prosificación del cantar en la Crónica de veinte reyes. Se ignora quien fue el autor del poema, pero Menéndez Pidal piensa que lo hizo algún juglar de Medinaceli, ya que esta región se menciona varias veces en el poema. Sin embargo, la tercera parte del poema pertenece exclusivamente a la tradición local de San Esteban de Gormaz, sin

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