Canto Iv De La Iliada

CANTO VI

COLOQUIO ENTRE HECTOR Y ANDROMACA

El canto VI empieza con la plática de Heleno y Héctor: “Y tú, Héctor, ve a la ciudad y di a nuestra madre que Name a las venerables matronas; vaya con ellas al templo dedicado a Atenea, la de ojos de lechuza, en la acrópolis; abra con la llave la puerta del sacro recinto; ponga sobre las rodillas de a deidad, de hermosa cabellera, el peplo que mayor sea, más lindo le parezca y más aprecie de cuantos haya en el palacio, y le vote sacrificar en el templo doce vacas de un año, no sujetas aún al yugo, si apiadándose de la ciudad y de las esposas y tiernos niños de los troyanos, aparta de la sagrada Ilio al hijo de Tideo, feroz guerrero, cuya bravura causa nuestra derrota y a quien tengo por el más esforzado de los aqueos todos. Nunca temimos tanto ni al mismo Aquiles, príncipe de hombres, que es, según dicen, hijo de una diosa. Con gran furia se mueve el hijo de Tideo y en valentía nadie te iguala Héctor obedeció a su hermano. Saltó del carro al suelo sin dejar las armas; y, blandiendo dos puntiagudas lanzas, recorrió el ejército por todas partes, animólo a combatir y promovió una terrible pelea. Y Héctor exhortaba a los troyanos” 1

Para que regrese a Troya a decirle a las mujeres que oren y hagan ofrendas en el templo de Atenea para pedir que las próximas batallas que iban a tener los troyanos ellos ganaran por que iban perdiendo hasta el momento; Héctor le dijo a su mamá que le avisará a las madronas para que pusieran lo mejor de sus peplos a las rodillas de Zeus.

“orasen a los dioses, porque para muchas eran inminentes las desgracias” 2

Después Diomedes y Glauco intercambiaron varios regalos por agradecimiento de la hospitalidad que había tenido uno con otro al estar en su “palacio”.

Héctor cuando estaba en Troya se encontró con su cuñada Helena, hermana de Andrómaca, y le dijo que era mejor que no fuera a la guerra ya que todavía tenía a su esposa y a su pequeño hijo pero Héctor le respondió que prefería seguir con el gran orgullo de sus antecesores y las personas que lucharon con y por él.

Poco después de que había hablado con Helena, Héctor se preocupó por su esposa e hijo y fui a buscarlos pero solo encontró a las sirvientas que ayudaban a Andrómaca, les pregunto que donde estaba que si se había ido con sus hermanas, ellas le contestaron que no que estaba en otro lugar al cual él fue corriendo; ciertamente ahí estaban una sirvienta cargando a su hijo y Andrómaca. Ella al verlo le reclamó que dejará la guerra que prefería dejar huérfano a su hijo y viuda a su esposa o que le dijeran a ella mira ahí esta Andrómaca la viuda de Héctor. Pero los motivos de el para seguir en el conflicto eran bastantes y cómo le dijo a Helena que quería que lo reconocieran como alguien que había muerto o vivido para salvar a su ciudad no como un cobarde que dejo las armas, seguir con el legado

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