Comunicación Y Familia - Resumen

CAPÍTULO 1: COMUNICACIÓN Y FAMILIA

Debemos entender que es comunicar. Comunicar es reconocer que hay un emisor y un receptor. El emisor puede que comunique bien, no solo verbalmente sino a través de gestos, miradas, actitudes, etc. Pero la llegada del mensaje dependerá de la actitud del receptor o de las posibles barreras que existan en la comunicación. “En la comunicación tienen que actuar ambas partes”. (pág.11)

Se dice que la comunicación es ciencia y arte. Es ciencia porque se puede perfeccionar; la comunicación evoluciona, avanza y progresa. Es arte porque cada elemento (persona) es diferente entre sí, ello conlleva a que debemos conocer bien a cada persona para que sea tratada tal y como es, ya sea extrovertido, introvertido, alegre, sensible. Y son estas diferencias las que ayudan a que la familia se vea enriquecida; lejos de separarnos, las diferencias nos ayuda a comunicarnos mejor, a aceptarnos por lo que somos.

Sin embargo la comunicación se ve entorpecida por algunos elementos que interfieren en el proceso. Uno de estos elementos es el tiempo, ya que a veces se tiende a priorizar profesión, trabajo, aficiones a la familia. Otro elemento que es “gran enemigo de la comunicación tanto si es en el matrimonio como con los hijos, es el amor propio”. (pág. 15) Muchas veces tendemos a querer tener la razón, olvidándonos de que para comunicarnos bien debemos ser humildes, abiertos y sobre todo generosos con los demás.

Estos dos elementos obstruyen el camino a que en la familia existan tiempos en los cuales se pueda compartir. Es en las actividades cotidianas en donde se presentan excelentes oportunidades para compartir y comunicarse. Y una de las más importantes actividades que fortalecen la comunicación es justamente los momentos de encuentro con Dios. Compartiendo aquellos espacios en familia, sobre todo la Santa Misa se mejora el nivel de comunicación, no solo entre padres e hijos, sino también con Dios.

Otro factor a tener en cuenta es la diferencia entre varón y mujer. “Es bueno saber que somos distintos para ver cuál es la mejor manera de comunicarnos, no estar esperando del otro algo que no nos va a poder dar porque no es su estilo, porque no es su manera de ser.” (pág.20)

Teniendo en cuenta todo lo mencionado se puede lograr un ambiente de confianza, un ambiente positivo, optimista, alegre que permita desarrollar a todos los integrantes de la familia sus mejores cualidades.

CAPÍTULO 2: LA COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA

NIVELES DE COMUNICACIÓN

SUPERFICIAL INTERMEDIO PROFUNDO

• La familia vive bajo el mismo techo • La comunicación es más personal. • Hogares plenos donde hay vida de familia

• Los miembros no coinciden en las comidas. • No hay mucha intimidad entre los integrantes. • Comparten al menos una comida al día.

• No existe unión familiar. • Cada uno reserva “su espacio” • Hogares en donde existe unión.

• Los padres se enfocan en su trabajo y en proveer dinero. • De vez en cuando hay conversación entre los miembros de la familia. • Tienen momentos de tertulia en donde comparten sus actividades diarias.

• Los hijos hacen lo que quieren. • Se manifiesta cierto interés en los otros. • Se escuchan entre sí y se ayudan mutuamente.

• No existe diálogo. •

CAPÍTULO 3: CARIÑO, AMOR Y EJEMPLO

La confianza es algo que se gana paso a paso. Toma tiempo lograr ganar la confianza de cualquier persona, especialmente de los hijos. Los hijos deben sentirse acogidos, importantes para sus padres. “Lo único que puede anteponerse a esto…es el cariño entre los esposos: si se hace bien, un niño está encantado con que sus padres se quieran entre sí…y que ambos le quieran a él.” (pág. 41)

La sinceridad va de la mano con la confianza, por ello es importante inculcar a los niños desde muy pequeños el valor de la veracidad. Los niños aprenden de los padres, por lo que es importante el ejemplo de ellos para que aprendan a ser sinceros. “Para que un hijo sea sincero con los padres, es fundamental que los padres sean siempre muy sinceros con los hijos”…En no pocas familias, los pequeños aprenden a mentir fijándose en los padres”. (pág.44)

Sin libertad, el hijo no sabe a ciencia cierta si sus padres confían en el. La libertad se va educando desde la niñez. Esto implica el enseñarles a enfrentar su propia responsabilidad, es decir que aprendan a tomar decisiones y asumir sus responsabilidades. Educándolos en libertad significa el educar el sentido de responsabilidad. “Si un niño va aprendiendo a ser responsable en sus cosas, o en los encargos que se le dan, se le podrá dar mucha mayor libertad.” (pág. 47)

CAPÍTULO 4: LA CONVIVENCIA FAMILIAR

La comunicación con los hijos debe basarse básicamente en una relación de amistad, en donde se genere un ambiente de confianza en donde se sientan seguros de cariño que se le profesa.

Por ello es importante:

• Aceptarlo tal cual es para tratarle como queremos que sea.

• Respetarlo como persona, dando un reconocimiento a lo que hace bien, sin humillarlo por lo que hace mal.

• Mantener la autoridad con fortaleza y con respeto, siendo justos y también flexibles.

• Confiar en ellos, sin dudas ni temores; ellos son capaces de mucho, si les permitimos que nos los demuestren.

• Permitirles participar en el proyecto familiar para que lo conozcan y vivan como propio.

• Fomentar y apoyar la iniciativa de los hijos, enseñándoles a ser responsables de las decisiones que tomen.

La comunicación con los hijos debe ser diaria y constante, pero hay momentos más propicios como los fines de semana, las vacaciones, etc. Momentos en los cuales el acercamiento es mayor y, “por tanto, facilita esta comunicación”. (pág. 51)

En esta comunicación hay que cuidar mucho el estilo de mensajes. Los mensajes YO (YO estaba preocupada por ti, YO entiendo tu situación, etc.) dan una señal positiva y facilitan la comunicación; mientras que los mensajes TU (TU te demoraste, TU no te preocupas, etc.) son una clara acusación y crean malestar y desconfianza.

Se debe tener en cuenta que

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