Conductismo
Enviado por pantunfla • 14 de Diciembre de 2011 • 1.166 Palabras (5 Páginas) • 639 Visitas
La interpretación de Lewis y Smith de la obra de Mead se ve reforzada por el
hecho de que Mead recibió también la influencia del conductismo psicológico
(J. Baldwin, 1986, 1988a, 1988b), perspectiva que también le condujo en una
dirección realista y empírica. De hecho, Mead distinguió claramente su conductismo
social del conductismo radical de John B. Watson (que fue uno de los
alumnos de Mead).
A los conductistas radicales seguidores de Watson (K. Buckley, 1989) les
preocupan las conductas observables de los individuos. Se centran en los estímulos
que provocan las respuestas, o conductas, en cuestión. Rehusaron asignar
demasiada importancia a los procesos mentales encubiertos que ocurrían en
el tiempo que mediaba entre el estímulo y la emisión de la respuesta. Mead
reconocía la importancia de la conducta observable, pero también creía que
había aspectos encubiertos de la conducta ignorados por los conductistas radicales.
Pero como asumía el empirismo básico del conductismo, Mead no se
contentó con filosofar en tomo a estos fenómenos encubiertos. Intentó, pues,
extender la ciencia empírica del conductismo a ellos, es decir, a lo que ocurre
entre el estímulo y la respuesta. Bernard Meltzer resumió así la postura de Mead:
Para Mead, la unidad de estudio era «el acto», que comprende tanto aspectos encubiertos
como aspectos descubiertos de la acción humana. Dentro del acto, la totalidad
de las diferentes categorías de las psicologías ortodoxas tradicionales encuentran
su lugar. La atención, la percepción, la imaginación, el razonamiento, la
emoción, etcétera, son consideradas como parte del acto... el acto, pues, engloba
todos los procesos implicados en la actividad humana.
(Meltzer, 1964/1978: 23)
Mead y los conductistas radicales también disentían en sus ideas sobre la
relación entre la conducta humana y animal. Mientras los conductistas radicales
solían no identificar diferencia alguna entre los humanos y los animales, Mead
afirmaba que había una diferencia cualitativa importante. Esta diferencia residía
en que los humanos poseen facultades mentales que les permiten utilizar el
lenguaje entre el estímulo y la respuesta para decidir su respuesta.
Mead reconoció su deuda con el conductismo watsoniano, a la vez que expresaba
también su alejamiento de él. Ello quedó muy claro cuando afirmó:
«Enfocaremos este último campo [la psicología social] desde un punto de vista
conductista». Pero al mismo tiempo criticaba la perspectiva de Watson cuando
señalaba: «El conductismo que utilizaremos nosotros es más adecuado que el
que emplea Watsor» (1934/1962: 2, cursivas añadidas).
Charles Mortis, en su introducción a Mind, Self and Society, enumeró tres
diferencias básicas entre Mead y Watson. En primer lugar, Mead calificó de
demasiado simplista el enfoque excluyente de Watson. En efecto, acusó a Watson
de sacar la conducta de su amplio contexto social. Mead prefirió analizar la
conducta como una pequeña parte del complejo mundo social.
En segundo lugar, Mead acusó a Watson de no estar dispuesto a extender el
conductismo a los procesos mentales. Watson carecia de una concepción de la
conciencia y los procesos mentales del actor, como Mead señaló vividamente:
(La actitud de John B. Watson fue la de la Reina de Alicia en el país de las
maravillas: "¡Cortadles la cabeza!"; tales cosas no existían. No existía la imaginación
ni la conciencia» (193411962: 2-3). Mead contrapuso su perspectiva a la
de Watson: «Es conductista, pero, a diferencia del conductismo watsoniano,
reconoce las partes del acto que no aparecen a la observación externa» (1934/
1962: 8). Concretamente, Mead se trazó la tarea de extender los principios del
conductismo watsoniano a los procesos mentales.
Finalmente, como Watson rechazaba la mente, Mead percibió en su obra
una imagen pasiva del actor en la que éste aparecía como un títere. Mead tenía
una concepción más dinámica y creativa del actor, y esto es lo que atrajo a los
interaccionistas simbólicos posteriores.
El pragmatismo y el conductismo, en especial los representados por las teorías
de Dewey y de Mead, se transmitieron a muchos estudiantes de doctorado
de la Universidad de Chicago principalmente durante los años veinte. Estos
estudiantes, entre ellos Herbert Blumer, fundaron el interaccionismo
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