Crítica teatral: El Médico a Palos

El médico a palos.

Obra escrita por Moliere, en tiempos de época, alrededor del 1600, es una farsa-comedia que cuenta la historia de Bartolo, un campesino leñador, alegre y bebedor, y quien, según la pequeña mentira inventada por Martina, su esposa, de carácter burlón y mal humorada, es el mejor médico que pueda existir, pero al cual tiende a olvidársele, y que con una buena golpiza puede recordar.

La historia da comienzo en el monte, donde Bartolo, después de una larga mañana de trabajo, decide descansar; es así como lo encuentra Martina, quien se enoja y comienza a insultarlo. El campesino ya perdiendo los cabales, la golpea, motivo por el cual la esposa decide vengarse. Al mismo tiempo, otros dos personajes buscan al médico de la zona para que cure a la hija de la viuda junto al rio, que ha perdido el habla. Martina, al encontrarlos, decide poner en marcha su venganza y les da las indicaciones que necesitan para que encuentren a Bartolo.

La obra se desarrolla de una manera muy simple, la escenografía es muy llamativa, acorde al supuesto contexto, con personajes y diálogos muy dinámicos que llamaba la atención del público, mezclando la problemática principal con algo de satírica y humor negro.

Personalmente, la obra no me agradó, a opinión propia, y pese a la gran cantidad de detalles favorables, la mezcla de muchas ideas y/o elementos,  no lograba conectarse con el supuesto drama principal, ejemplos, tales como la música o expresiones utilizadas (modismos chilenos, chistes), que hacían perder el hilo de la obra, y no poder seguir o entender el orden del guion principal. De un principio no me pareció interesante, y no acorde al tipo de público, gran parte adolescente, ya que  esta tenía una dinámica mucho más infantil, variando en algún que otro detalle, de que los que ya mencionados, eran discordes según el contexto.

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