De los delitos y de las penas Cesare Beccaria
Enviado por fermi92 • 7 de Febrero de 2020 • Apuntes • 3.097 Palabras (13 Páginas) • 299 Visitas
De los delitos y de las penas
Cesare Beccaria
…las leyes, que son o deberían ser pactos de hombres libres, no han sido por lo general más que el instrumento de las pasiones de unos pocos, o han nacido de una necesidad fortuita y pasajera; mas no dictadas por un examinador desapasionado de la naturaleza humana, que concentrase en un solo punto las acciones de una multitud de hombres y las considerase en esta perspectiva: la máxima felicidad dividida entre el mayor número.
Introducción
A lo largo de la introducción al libro podemos analizar que el autor busca examinar y combatir “la crueldad de las penas y la irregularidad de los procesos criminales”. Es importante recalcar que la obra fue escrita en el siglo XVII, por lo que aún no se exploraban estos temas con la libertad que se tiene ahora. De igual forma encontramos que dentro de la introducción se hace una fuerte crítica al gobierno y las injusticias que se pueden encontrar dentro de las leyes ya que el autor nos dice como éstas son creadas sólo por unos cuantos y dejan en estado de indefensión a la mayoría; esta crítica a mí parecer aún es aplicable en nuestros días lamentablemente ya que aún existen diferencias abismales entre los gobernantes y gobernados y considero que aún no hemos podido llegar a la tan anhelada justicia que todos buscamos.
- Origen de las penas
En este primer capítulo nos habla un poco del Contrato Social y como gracias a este nace la soberanía de una Nación. Sin embargo dicho contrato no siempre es suficiente para establecer el orden por lo que fue necesario la creación de leyes contra aquellos que buscaran ir en contra del contrato social. El autor habla de motivos sensibles como sinónimo de penas ya que considera que la gente reacciona con motivos que impresionan de forma inmediata a sus sentidos y que generan una reacción que contrarresta ciertos impulsos que puedan ir en contra del bien universal.
- Derecho de penar
Beccaria nos habla de un contractualismo utilitarista en el cual se propone que: todo acto de autoridad de hombre a hombre que no se derive de la absoluta necesidad es tiránico. Es decir que toda ley debe ir de acuerdo a los sentimientos indelebles del hombre, de lo contrario naturalmente existirá una resistencia a la misma. El derecho de penar, como lo llama el autor, nace del contrato social; nace por todas aquellas porciones de libertad que cada uno depósito en la nación para poder llegar a un bien universal. Por lo tanto todo aquello que exceda este contrato social se considera abuso y no justicia. Me parece muy interesante la definición que hace de justicia: vínculo necesario para mantener unidos los intereses particulares que sin él se disolverían en el antiguo estado de insociabilidad. Con base a su definición puedo entender que para el autor hablar de abuso es todo aquellos que vaya más allá de conservar ese vinculo.
- Consecuencias
En este capítulo encontramos el principio de legalidad, el cual es explicado por el autor como la facultad exclusiva del legislador de imponer penas, ya que el legislador es quien representa a toda la sociedad unida por un contrato social. Otro principio que se menciona en este capítulo es el de la generalidad de las normas, ya que toda ley debe obligar a todos los miembros de una sociedad; aunado a este principio también el autor nos habla de la necesidad de un juzgador que no sea parte de una controversia y pueda emitir sentencias inapelables analizando la verdad de los hechos.
- Interpretación de las leyes
El autor nos habla de un silogismo perfecto que debe realizar un juez al momento de juzgar una acción: la premisa mayo es la ley general, la premisa menor es la acción conforme o no a la ley y la consecuencia es la libertad o la pena. El problema es cuando el juez no sigue este silogismo y busca hacer otro distinto ya que inicia incertidumbre en el caso concreto que al final se puede prestar a cualquier tipo de abuso. Por lo tanto el autor esta en contra de la interpretación del espíritu de la ley por parte del juzgador ya que convierte a la impartición de justicia en algo totalmente subjetivo. A mi parecer yo considero que la división de poderes debe ser muy clara, el poder legislativo es quien debe interpretar y perfeccionar las normas, mientras que el poder judicial debe de aplicar las normas, sin embargo éste último no puede ser tan mecánico como lo plantea el autor; si debe de existir cierta ponderación y análisis por parte del juzgador, ya que en ocasiones por más general que sea la norma no siempre es aplicable en su totalidad y es necesario acoplar la conducta a la norma y eso requiere de la capacidad y facultad de interpretar.
- Oscuridad de las leyes
Beccaria se refiere a la oscuridad de la leyes como otro de los males que tienen las normas, actualmente esto no ha cambiado mucho ya que si bien no son las circunstancias por los que vivía el autor, en donde no existía la imprenta y existía una pluralidad de lenguas que hacía imposible las traducciones, si nos encontramos ante la situación en que las leyes se han vuelto tan especializadas que se ha vuelto imposible que cualquier ciudadano las comprenda, e incluso existe tan mala redacción que para los especialistas se ha convertido en toda una tarea comprender las normas. Esto evidentemente entorpece la impartición de justicia y nos genera una inseguridad jurídica palpable.
- Proporción entre los delitos y las penas
En este capítulo a mi perecer se tocan dos principios sumamente importantes y que actualmente siguen siendo trascendentales para el derecho penal: proporcionalidad de la pena y tipicidad. El primero hace referencia a que la pena debe ser proporcional a la conducta delictiva realizada, es decir que la pena debe ser un reflejo (proporcionado) a la afectación que representa para la sociedad y el bien común. Por el otro lado se habla de la tipicidad, el cual significa que la conducta realizada se debe de acoplar de forma exacta al tipo penal previsto en la norma jurídica, esto con la finalidad de evitar algún tipo de subjetividad al momento de juzgar al individuo. Esto va de la mano con la idea que tiene el autor respeto a la interpretación de la norma por parte del juzgador y de cumplir a cabalidad con el silogismo mencionado en capítulos anteriores.
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